Capítulo 25

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—Por todos los espíritus...lo que faltaba—suspiró Lars llevándose las manos a la cabeza ya harto de intentar e intentar cumplir los deseos de su padre. El castaño no había tenido que ni siquiera molestarse en mirar a su hermano porque sabía que seguramente él seguía boquiabierto. No, no...que Hans haya visto a Elsa no había sido parte de su plan.

Pero, quién puede con las ironías del destino ¿cierto?

Así pues, allí estaba el pelirrojo con una sonrisa de oreja a oreja que delataba lo contento que estaba de ver a esa joven mágica, por fin, en un lugar fuera de sus sueños.

Todo parecía indicar que él iría de inmediato a encontrarse con la platinada. Sin embargo, Luna no había estado dispuesta a que las cosas sean tan fáciles. Ella sujetó a Hans del brazo impidiendo que diera el más mínimo paso hacia al frente. Mientras tanto, Lars, por su lado, iba analizando la situación en silencio deseando que las negociaciones de Luna para retener a Hans dieran resultado. El castaño se giró disimuladamente un poco para ver la reacción de Elsa con el rabillo del ojo. Ella ya parecía haber salido de ese trance que sus propias emociones habían creado.

—Tengo que ir a hablarle—masculló ella por la emoción de ver cómo el pelirrojo no paraba de sonreír con tan solo verla mientras trataba de librarse de la joven que estaba a su costado.

Entonces, ella comprendió lo que había sucedido en la escena que había hecho añicos a su corazón hacía unos instantes y todo ese nudo de dolor que sintió se esfumó. Sus mirada brillaba de ilusión.

—Pero, ¿qué? Pensé que ya habías visto suficiente—exclamó Lars confuso. Había pensado que su pequeña charla con la platinada había provocado que ella haya desistido a la idea de reunirse con su hermano de una vez por todas para que el rey esté feliz y su familia esté a salvo.

—Sí, eso pensé pero conozco a Hans y me basta con verlo para saber que no se quiere casar con ella...él no está feliz—dijo Elsa viendo cómo su amado seguía intentando conseguir que Luna lo dejara ir de una vez por todas—Tengo que decirle que lo amo

—Pero él no sabrá de qué estará hablando. Usted ya sabe el porqué—insistió Lars señalándose la cabeza como referencia a la amnesia de Hans para intentar disuadirla. Pero, Elsa no parecía estar dispuesta a ceder.

—Está sonriéndome. Eso...eso quiere decir que no me desconoce del todo ¿verdad?—observó ella

—Alteza...

—No entiendo, Lars ¿por qué lo engañas después de todo lo que él ha hecho por ti?

—Estoy amenazado por la corona y mi bienestar depende de ese matrimonio. Porque Luna no entregará las tierras sin Hans a cambio

—Pudiste encontrar otros medios. Arendelle pudo haberte protegido si tan solo hubieses preguntado. Aún puedes hacerlo, Lars

—Disculpe, pero yo soy capaz de encontrar los medios para mantener a salvo a los que quiero

—Es ese orgullo que no te deja en paz ¿verdad?

Lars resopló sin responder porque sabía que ella tenía razón.

—Por favor...si usted...—pidió él como último medio, pero ella no escuchó. Ya no quería perder más tiempo con él, así que, ignorando los gritos de Lars, empezó a correr hacia donde estaba Hans.

Al mismo tiempo, el pelirrojo ya había logrado zafarse de Luna y también estaba yendo hacia la dirección en la que había visto a la platinada. El viento frío le caía directamente a la cara y la tierra del suelo hacía que sus pasos sean lentos. Pero, nada de eso le importó porque en su mente solo estaba el llegar hasta ella.

Todavía te amo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora