Capítulo #38: Pedida

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*Sé que me tardo, pero si les cuesta votar a mi actualizar. Y no es advertencia, es recordatorio para quien pregunte. Es una de las razones para tardarme.*

Abrí los ojos cuando sentí cosquilleo por mi panza. La mano de Calle merodeaba con suma tranquilidad, trazando patrones sin sentidos.

-Buenos días, mi vida. -Habló cuando me notó despierta.

-¡Boungiorno, regina mia! -Dejé un beso en su frente y me puse de pie para utilizar el baño.

Regresé y ella seguía en la misma posición. Solo me volví a subir a nuestra cama y me volví a acomodar a su lado.

-¿Quanto è spuntato, Creazione divina?

-De maravilla he amanecido. ¿Y tú?

-Amándote. -Calle se acercó hasta unir nuestros labios, pero unos golpes en la puerta nos hicieron separar. -Dios santo, apiadate de mi... -Susurré cuando Calle puso el TV mostrando la cámara de seguridad del pasillo que daba a nuestra puerta.

-Ande, pero tú bien que querías diez hijos. Son ocho y quieres huir. -Calle oprimió el botón que estaba instalado en su mesita de noche y la puerta se abrió.

-¡Mamás!

Daniel, José Carlos y Luis Germán fueron los primeros en subirse a la cama.

Salomón se subió por el lado de Calle y se sentó sobre su panza.

Victoria y Antonia se subieron a los pies de la cama con sus pijamas de conejitos.

Sarah entró y pasó directamente al baño.

-¡No te atrevas a echar algunos de tus inventos! -Grité, pero la puerta del baño se cerró.

La última en entrar fue Salomé. En pijama, despienada y con taza de café en mano.

-Boungiorno... ¿hoy regresamos? -Preguntó luego de bostezar mientras se acomodaba en la cama.

-¿Por qué tanto sueño? -Cuestioné y Calle puso los dibujos animados llevandose la atención de los más pequeños.

-Me quedé hablando con Isaías. -Respondió y alcé una ceja de inmediato.

Ella abrió los ojos y miró a Calle. Miré a Calle y me cruzé de brazos. Calle me sonrió y miró a Salomé.

-Salo... -Salomé se puso de pie y dejó su taza de café sobre la mesa para volver y sentarse.

-Lo siento, mamma. Sé que nos dijiste "nada de novios hasta los veintiuno", pero Isaías es un buen chico. Es muy inteligente, amable y atento. Estudiamos juntos y hablamos, éramos amigos y desde hace tres meses me pidió ser su novia. Yo acepté por la emoción del momento, pero no pensé en tu norma. Per favore, no me hagas terminar con él o no vayas a mandar a Villalobos con los otros para asustarlo como hiciste con Erick cuando solo éramos amigos. Te prometo que es un chico sano, no tiene vicios y va de maravillas en los estudios. Isaías me buscaba cerca de casa y me llevaba a estudiar mientras estuviste en el hospital y también iba a visitarte. Yo le dije a Mamá Avenida y ella aceptó, pero estabas distante. ¿Cómo te iba a decir, si nunca estabas? Pero ya te he dicho, tiene mi misma edad y no es de una familia adinerada ni nada por el estilo. Tampoco sabe quien es mi familia. Por eso nunca lo dejé que me buscara en casa y cuando íbamos a verte, él lo hacía de corazón.

Me quedé procesando la información que Salomé había soltado.

-Yo solo te iba a decir que si hablaban de los estudios... -Murmuré y ella cerró los ojos.

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