Capítulo #41: Isaías

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*Cuenta regresiva para el final... Menos de 10*

Era el segundo día en Francia y parecía que había salido con doce niños en vez de ocho.

-¡Poché! Sal de donde estés que tenemos que ir por nuestros padres.

Me detuve en el pasillo de los probadores. Cuatro de las diez puertas se abrieron.

Poché salió muy despacio con la ropa que se estaba probando, seguida por los trillizos.

Del otro salió Sarah, Salomé, Antonia y Victoria. Victoria tenía un hermoso vestido puesto, Antonia llevaba unos tennis que se probaba, Sarah un pantalón y Salomé una chaqueta.

Del siguiente probador salió Valentina con una camisa blanca tipo vestido.

Y del último salió Limón junto a David, vestidos idénticos.

-Ya vamos tarde, tenemos que ir por nuestros padres. -Repetí.

-¡Ufff! A alguien no le dieron anoche. -Escuché a Limón murmurar.

En un abrir y cerrar de ojos, Poché había corrido, pero Limón se había podido encerrar en su probador. Todo bajo la risa de todos los presentes.

-Gordi, es tu hermana. Recuérdalo... anda, ya elijan lo que vayan a querer.

Poché volvió su probador y salió casi sin poder ver debido a todo lo que cargaba.

-Amore, ¿me das una ayudita? -La escuché y me acerqué para tomar las prendas que se le estaban cayendo.

-¿Cual te llevarás?

-Todo. -Miré hacia nuestros hijos, todos eran dignos hijos de mi Mini Jefa.

-Supongo que todos quieren todo. -Dije en un suspiro.

-¿Ya tenemos los regalos para todos? -Preguntó mientras tomaba un bolso.

-Sí. Ya pasamos por todas las tiendas. -Tomé mi celular y revisé las peticiones de nuestros amigos.

-En ese caso, ya podemos irnos... Victoria. -Poché se acercó a Victoria. -Princesa, ¿ya tienes todos tus regalos de cumple?

Victoria asintió mientras alzaba su bolsa, sin contar las bolsas que cargaban nuestros guardaespaldas. Sin contar las bolsas que ya estaban en las camionetas o las del apartamento.

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Llegamos a donde se suponía que ya nuestros padres nos esperaban, pero solo estaba Papito-Suegro con un apetecible helado.

-¿Dónde están? -Pregunté tras saludarlo.

-Tu papá le tiró un café a Mafesita. Dijeron que iban a comprar una camisa nueva.

-¿Hace mucho? -Pregunté.

-No mucho... mírelos. -Papito-Suegro señaló.

Mamá se acercaba con una camisa blanca en totalidad y cargando una bolsa Gucci. Papá... ¿por qué tenía unas gafas de sol puestas, unas sobre su cabeza y una colgando del cuello de su camisa?

-A tu madre le cayó café en la blusa que tenía y me hizo comprarle una nueva, pero se llevó cuatro extras. -Papá señaló la bolsa un poco desesperado.

-No vengas, aprovechaste para comprarte gafas de sol. Tu descuido de tirarme el café te salió beneficioso. Da gracias.

-No doy nada.

A Un Click: Lo sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora