Historias de Haikyuu

II - Dulce venganza

Parte 1

Cada año, por verano, se hace una concentración con algunos de los equipos de voleibol para entrenar entre ellos y conseguir nuevas técnicas y superarse más cada día. Sin embargo, desde hace dos años, cuando Kuroo, capitán de Nekoma, Bokuto, capitán de Fukurodani y Oikawa, capitán del Aoba Josai, vieron la oportunidad de aprovechar esta ocasión para hacer algo a mayores, no dudaron en hacerlo.

Al principio estaban pensaron en organizar una sesión de karaoke, pero Oikawa fue el único que votó a favor. Luego en organizar un día en la piscina municipal, pero acabaron dándose cuenta que la piscina más cercana estaba a 20 kilómetros, por lo que la descartaron. Finalmente, tras la quinta idea y como si se tratase de una epifanía, los tres propusieron hacer una especie de espectáculo para animar a los equipos.

En esos dos años, los capitanes hicieron desde monólogos hasta obras de teatro, en donde involucraron a algunos de sus compañeros de equipo, como Iwazumi, quien se hartó en el primer año.

Fue obligado a participar en la obra de teatro como príncipe, mientras que Oikawa era su fiel amigo; un mago con el poder de enamorar a cualquiera con su mirada.

Iwazumi acabó por golpear a Oikawa cuando terminó la obra de teatro, ya que le había obligado a besar a Kindaichi en un giro inesperado de los acontecimientos. El aludido interpretaba a una guerrera que los acompañaba, lo que de por sí ya era vergonzoso tratándose de la situación.

Al final, Iwazumi no besó a Kindaichi, sino que dio por terminada la obra tomando venganza contra su amigo el mago por haberlo engañado.

Sí, sin duda aquella tarde Oikawa se mantuvo un largo rato callado.

A pesar de ello, el capitán del Aoba Josai se sintió muy feliz por haber organizado aquel pequeño teatrillo y hacer rabiar un poco a Iwazumi. Aun así, la obra fue todo un éxito porque hizo reír a todos por los giros de trama.

Al año siguiente le tocó iniciar el espectáculo al Nekoma.

Kuroo convenció a Kenma, prometiendo que le compraría el último videojuego que había salido de sus personajes favoritos. Kenma aceptó y Kuroo estaba empeñado en ponerle unas orejas y un collar al colocador, pero este lo detuvo con una mirada profunda que provocó escalofríos en el capitán.

Al final, Kenma se puso un disfraz de gato y Kuroo se puso las orejas y la cola de gato. El que arrancó más suspiros fue Kenma, ya que dentro de ese pijama gatuno era mucho más adorable que de costumbre.

Su actuación tuvo un arrebatador triunfo, pero Kenma es de los que se arrepienten al segundo de haber aceptado una oferta, y aquel día perduraría en su mente siempre, jurando que se la devolvería a Kuroo con intereses.

Tras esa actuación, le tocó a Akaashi y a Bokuto, quienes volvían a repetir con un monologo cómico, o mejor dicho, Bokuto intentaba hacer un monologo y Akaashi se lo saboteaba con sus respuestas directas a la yugular.

Akaashi no tenía intención de volver a actuar otro año más, pero debía admitir que poner de los nervios a Bokuto era más divertido que cualquier monologo que intentara hacer.

En este tercer año ninguno del Nekoma, Aoba Josai y Fukurodani van a permitir que sus capitanes les utilicen como marionetas, así que a Akaashi se le ha ocurrido una brillante idea para así acallar la ansiada necesidad de sus capitanes de poner en ridículo al resto.

Los colocadores del Nekoma y del Fukurodani hablaron durante los días previos a la concentración para pactar la actuación. Kenma estaba convencido de que había que devolverles la humillación del año anterior con alguna broma pesada en vez de actuar, pero Akaashi supo como convencer al pequeño mínimo de que sería mucho más productivo si sus capitanes veían una actuación impactante.