20 de Junio, 20:47 - Miyagi
Mañana es el gran día, al fin tendremos el primer partido contra el Nekoma. Estoy tan ansioso que no puedo dejar de pensar en ello.
De un salto me alzo en los pedales de la bicicleta y esbozo una amplia sonrisa al cielo anaranjado del atardecer. Me hace tan feliz estar en el Karasuno, que Kageyama me haga pases imposibles y que todos alucinen con mis saltos. No puedo ser más feliz ahora mismo.
Me detengo a medio camino para subir al templo de Miyagi y rezar una oración para que esta felicidad no se acabe nunca. Dejo la bicicleta a los pies de las escaleras y empiezo a subirlas de dos en dos hasta que estoy en la cima.
Con el corazón en la garganta, la mirada fija en el templo y el atardecer detrás mío, me acerco con decisión. Un gran torii rojo me da la bienvenida al santuario y, a cada lado, unas estatuas de piedra con forma de perros guardianes me observan.
Me recorre un escalofrío al pensar en las historias sobre los perros guardianes de los santuarios que me contaba mi abuela de pequeño.
Después de unos minutos, termino el ritual y me alejo hacia las escaleras para descender e irme a casa. Sin embargo, mis intenciones quedan aplazadas cuando me fijo que en la cúspide de las escaleras, bajo el torii, hay un pequeño gato bicolor de color caramelo con manchas blancas moviendo de un lado a otro su cola con movimientos elegantes.
El felino me mira directamente a los ojos y eso me hace dar un paso atrás. Aun que, no parece que tenga intenciones de atacarme.
- ¿Te has perdido, pequeño?- le pregunto como si pudiese responderme.
El gato suelta un maullido largo y luego estira el cuerpo, adelantando sus patas y contorneándose. Se estira en el suelo para quedar tumbado sobre su barriga y vuelve a mover la cola con insistencia.
- Pero si eres un gatito adorable.- me acerco a él con una tierna sonrisa.
Me agacho para acariciar al gato y este se deja mimar cuando le paso la mano por el estomago y la cabeza, ronroneando.
- Me pregunto si tendrás dueño.- el gato suelta otro maullido y llego a pensar que me está contestando.- ¡Decidido! Te vienes conmigo, no creo que a mamá le importe y a Natsu le gustarás.
Lo alzo y lo acurruco en mis brazos antes de comenzar a descender las escaleras. Dejo al felino, el cual es más manso de lo que pensaba, en la cesta de la bicicleta, me subo a ella y emprendo el camino a casa con los últimos rayos del atardecer y una leve brisa que trae consigo el olor a verano.
- Mañana es el solsticio de verano y mi cumpleaños.- le explico al gato antes de dedicarle una sonrisa.
...
- Bien, gatito. Quédate aquí mientras que voy a hablar con mamá.
Dejo al felino encima de mi cama una vez que hemos llegado a casa y hemos entrado a todo correr hasta mi habitación. Le echo un último vistazo antes de cerrar la puerta y camino hasta el salón, donde están mamá y Natsu hablando.
Tardo bastante en convencerla de tener un gato, pero lo consigo con un trato justo.
Vuelvo a entrar a la habitación y compruebo que el gatito sigue en el mismo sitio en donde lo dejé. Me siento a su lado en la cama y le acaricio la cabeza antes de pasar a rascarle detrás de la oreja derecha. Es entonces cuando me fijo que lleva un collar al cuello que al tacto parece de una especie de tela gruesa y trenzada. Agacho y ladeo la cabeza para verlo más de cerca y el gatito suelta un maullido largo en respuesta, parece que le molesta.
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Historias de Haikyuu
Fanfic*Los personajes son de "Haikyuu!", escrita por Haruichi Furudate.