Training wheels

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-Me dijiste que si lo volvía a hacer... Tenía que venir-

-Así es. Es un lástima que hayas decidido hacer esto. No me malinterpretes, me encantan tus visitas. Pero no es sano que hagas esto- la rubia tomó la mano de la aquamarina.

-Lo sé... Es solo que... No me siento bien gracias a lo que ha pasado- dijo la aquamarina.

-Y para eso son las visitas- sonrió -Te apartaré de tus problemas, y mientras tanto, tus cortes cicatrizarán. Algo... Bien, olvidemos los problemas, ¿Vamos a dar un paseo mi princesa?- simuló ser el príncipe, o en este caso princesa, que invita a su amada a bailar en la pista.

-Con mucho gusto mi princesa- siguió el juego.

Y así cada mañana, salían a pasear, hablaban de cómo les había ido en el tiempo que no se habían visto.

La aquamarina mantenía una fuerte amistad con la rubia.

Un poco antes de conocer a la peliverde, estas se conocieron.

Flashback

Había una niña rubia jugando sola en el receso. Todos los niños corrían por el patio y ella se quedaba armando figuras con unos bloques.

-¿Puedo jugar contigo?- preguntó una niña con el cabello largo de color aquamarino.

La rubia lo pensó un poco pero finalmente aceptó.

Ambas armaron un auto con los bloques y juntas fueron a enseñárselo a la maestra.

-¡Qué lindo niñas! ¿Trabajaron juntas en esto?-

-Sí- afirmó la aquamarina.

-Ahora somos amigas- decía la rubia orgullosa.

-¿Es cierto eso?- sonrió la maestra.

-¡Sí! ¡Mejores amigas!- dijo la aquamarina abrazando a la rubia por el hombro.

Y en efecto, siguieron juntas por cuatro años. Incluso lo siguieron siendo cuando la rubia se mudó a Corea.

Siempre que podía, hablaba con ella.

Fin del flashback

-¿Estás mejor ahora? Cambiaste de aires y mira como van tus cicatrices- sonrió la rubia.

El mes se había pasado tan rápido, que la aquamarina no quería despedirse.

-Cuídate... ¿Sí? Recuerda lo que te dije-

-...SeeU, gracias, vendré más seguido a visitarte- abrazó a la rubia.

-Eso espero princesa Miku- hizo una reverencia.

-Nos vemos- se despidió con una sonrisa amable.

-¡Buen viaje!-
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Había mucha gente saliendo por las puertas del aeropuerto.

De una de las puertas salió la chica aquamarina, con una camisa gris y un vestido azul oscuro que le llegaba un poco más arriba de las rodillas. Llevaba el cabello amarrado en un moño alto y dos mechones delgados de cabello reposaban a los lados de su rostro.

Tú llegaste a mi vida | LenKuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora