A Red Apple Fell From The Sky [FINAL]

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-No, no me voy a mudar a Corea- calmaba la aquamarina a sus demás compañeros.

-¿Entonces?- preguntó la peliverde.

-Tres-

-¿Tres?- se unió la rubia.

-Tres mensajes-

Los chicos se miraron entre sí.

-Les hablé tres veces y ninguno respondió. Entonces dije algo que podría llamar su atención. ¡Y funcionó!-

-Sobre eso...- ahora entraba el chico.

-No, no, no me expliquen nada, está bien. No sé qué habrá pasado, pero está bien. Solo me frustró y entristeció un poco-

-Perd-
-Perd-
-Perd-

-No se disculpen, yo también fui algo infantil-

La aquamarina vio cómo los demás abrían la boca para hablar.

-En serio, no pidan disculpas- dijo con un tono más serio. -Me sentiría culpable si veo que se entristecen por mi culpa- rió.

Hasta que finalmente todos sonrieron.
Con algo de culpa, pero sonrieron.

Habían pasado tantos momentos juntos, le sería demasiado difícil separarse de ellos...
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Y así, inevitablemente, se acercaba el final del año.

Tan solo les quedaba un par de días.

Aunque las cosas no siempre hubieran salido bien, siempre pudo contar con sus compañeros.

Había perdido el contacto con algunos de sus amigos, pero nunca les guardó ningún tipo de rencor. No había ninguna razón para hacerlo.

¿Y si la olvidaban? No, no, estaba siendo demasiado negativa.

Lo mejor era concentrarse en llegar a la escuela.

Tal como lo había hecho durante casi diez años.

Entraba un lunes por la mañana y se liberaba un viernes por la tarde.

Los chicos compartían la mayor cantidad de tiempo posible juntos, ya que, cada uno iría por su propio camino en el futuro.

En la última semana los maestros se despedían de los alumnos a medida que avanzaban las respectivas horas de clase.

Con algunos maestros solo tenían clases los lunes, así que desde ese día no los volvieron a ver.

Algunos otros se siguieron viendo un par de días.

-En serio voy a extrañarte- dijo la aquamarina apoyándose en la pelinegra.

-Y yo a ti... ¿Me llamarás?-

-Claro, solo que me deja mal el hecho de que caminaré por las mañanas y no voy a poder encontrarme con mis amigos- la aquamarina se cortaba de a pocos.

-No, no, ahórrate las lágrimas para el lunes, si quieres llorar, aguanta solo tres días más. Y si quieres lloraremos juntas, ¿sí?-

La aquamarina asintió.

-Ah... Ven aquí... Eres demasiado sensible ¿eh?- la pelinegra le extendió los brazos.

-No lo puedo evitar- la aquamarina abrazó a la contraria.

-Ya, ya, podrás sobrevivir. Nos volveremos a ver, ya verás que sí-

La misma escena se armaba con los demás chicos.

Aún no estaba lista.

No quería.
Pero debía.

Hasta que finalmente, llegó el día.

Tú llegaste a mi vida | LenKuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora