Capítulo 2

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MIA

Su voz me recuerda a él, pero el hombre que me está dando la espalda no, debo estar alucinando debido al comentario que escuché, sobre que el accionista mayoritario vendría de Londres.
- Disculpen el retraso, soy un poco incompetente - pegué el portazo, mi jefe levantó la vista y el otro caballero se quedó congelado sin reaccionar, cobarde. Se que debería tener un mínimo de respeto hacia mis superiores, pero desde que volví a Nueva York hace un año, volví diferente, nadie jamás me volverá a pasar a llevar, mi desempeño en esta empresa es excelente y me he ganado el respeto de todos y mi puesto de Jefa de Recursos Humanos, por ende sé que él señor McKeos jamás me despedirá, además me considero de su plena confianza. Podré ser ahora arrogante, orgullosa, altanera, fría y exigente, pero es el mundo de los negocios, y deseo mantenerme así por muchos años más, está mi puesto y mi estatus en juego.
Me puse de pie detrás del accionista incógnito y este se puso de pie de manera lenta, se arrepiente de lo que dijo, lo sé, se dio la vuelta y mi corazón perdió la sincronización perfecta que llevaba hacía dos años, desde que me marché a Portland. Era esa voz, su voz, pero físicamente está tan diferente que no lo reconocí. Está más ancho de espalda, su rostro ahora demuestra su edad, han aparecido leves arrugas, el cabello lo lleva corto, peinado de manera perfecta, no como antes cuando se pasaba las manos por su cabello para despeinarlo, y lleva barba, le da un aire de misterio e inteligencia, maldita sea esta guapísimo, Mia Stop, vas por mal camino con esos pensamientos, recuerda tu entrenamiento mental de estos años.
- Mia Gregson, Jefa de Recursos Humanos en KEOS - tendí mi mano de manera imponente segura y fría. Harry, ay señor duele tener que volver a nombrarlo, Harry miró mi mano y me observó a mí, no habla, no se mueve, no hace nada, levanté mis cejas esperando su saludo, hasta que reaccionó.
- Harry James Thompson - me tomó la mano y sentí ese calor que solo él me hacía sentir, retiré mi mano de inmediato, sin que se notara que me afectó su tacto. Nota Mental: No dejar que te vuelva a tocar. Podrán ser hermanos, pero lo que me hacen sentir es completamente diferente, y había olvidado lo que me hace sentir Harry.
- ¿Pensé que se conocían? - preguntó el señor McKeos confundido, yo levanté mi mano para que no profundizara en el tema y le negué con la cabeza para que no siquiera hablando - Bueno, me alegra que por fin se conozcan - el señor McKeos se sentó feliz en su silla reclinable de cuero y el rostro de Harry es de absoluta desorientación y confusión.
- Por favor señor Thompson, tome asiento - lo miré amable haciéndole señas con las manos, Harry se quedó observándome con el ceño fruncido unos segundos, hasta que se sentó y yo me senté en la silla que se encontraba a su lado.
- Bueno Mia, yo le proporcione información a Harry sobre lo que está sucediendo en la empresa - acepté con movimiento de cabeza las palabras de la señor McKeos, y Harry estaba sin movimiento alguno concentrado en la conversación, de pronto vibró la mesa y el señor McKeos tomó su teléfono de forma instantánea poniéndose de pie - Me disculpan, es urgente - se puso a caminar a la salida, Harry yo observamos la situación hasta que sentí la puerta de la oficina cerrarse.
Harry de inmediato me miró y se abalanzó contra mí enojado apoyándose con sus manos en los costados de mi silla de manera imponente.
- ¿Qué haces aquí? - su tono es de enfado, pero yo no me inmuté ningún segundo por su actuar, ya nada me afecta, y él no me afectará.
- ¿Disculpa? Es mi trabajo - respondí tranquila tomando sus manos para sacarlas de mi silla - La pregunta es ¿Qué haces tú aquí? - tire de sus manos con fuerza para que las quitara de una vez por todas y vuelva a sentarse en su lugar.
- Créeme que no es por gusto - para mi suerte se alejó y se sentó, aunque observándome serio.
- Pensé que después de tanto tiempo me preguntarías cómo está Clifford - me alisé la blusa con las manos y me acomode en la silla, a Harry aún le afecta mi presencia y a mí también la suya, pero no permitiré que él lo note y no me detendré a pensar en que es lo que estoy sintiendo, después de tanto tiempo, no, esta vez no. En cuanto nombre al perro la mirada de Harry cambió, se suavizó, pero no dijo nada, pensé que me preguntaría por él ahora que se lo nombre, pero no, si no me busco en todos estos años, menos le iba a importar un perro - Dime ¿Extrañabas Nueva York? - traté de sonar amigable y relajada, pero Harry sigue en guardia.
- En absoluto - tosco y frío, como lo recuerdo, ¿Por qué yo cambie tanto y él no? Creo que es porque lo nuestro no le afecto en nada como me afecto a mí, sácate esos pensamientos Mia, no sirve de nada retroceder, siempre avanzar Mia, siempre avanzar - Espero que solucionemos esto en cinco días, no pretendo desperdiciar más tiempo aquí - sus palabras removieron cenizas dentro de mí, cenizas que aún no logro apagar por completo, esas cenizas que siempre van a quedar después de sentir un amor tan intenso, pero no sé qué respuesta me esperaba de un hombre como él, ¿Qué le gustó volver? Claro que no.
- Eso mismo espero - para mí consuelo ya tengo tal manejo de mis emociones y actitud, que la voz ya no me tiembla y mis gestos no existen. Sentimos la puerta abrirse y el señor McKeos entró de nuevo en la oficina.
- Tengo reuniones, Mia por favor avanza con Harry, luego me explicas los detalles - le cerré un ojo y el señor McKeos volvió a apegarse el teléfono en su oreja saliendo de su oficina.
- Señor Thompson, por favor acompáñeme - me puse de pie y caminé a la salida, Harry espero unos segundos, se levantó con un gesto algo cabreado, hasta que por fin me siguió, di media vuelta y me puse a caminar. A salir estaba Samantha esperando por mi con unas carpetas en la mano, levanté enseguida mi mano para impedir que soltara todo lo que me tenia que decir.
- Espérame en mi oficina - solté concentrada en caminar. Samantha asintió con la cabeza y se puso a caminar para el lado contrario. Seguí caminando unos metros y me detuve en una puerta, la abrí y le hice el gesto a Harry para que pasara, entró confundido, pero entró.
- Está será tu oficina estos días, para que te sientas cómodo y tengas tu espacio, mientras te acomodas, iré a resolver unos asuntos y vuelvo - dije todo rápido sin respirar, no quiero estar dentro aquí con él, no quiero volver a compartir ningún momento con él. Giré sobre mis tacones y salí pegando de la que será su oficina camino a la mía, concentrada en llegar a mi rincón lejos de él.
Cuando entré a mi oficina y me sentí a salvo bote el aire, pero no pude desahogarme, estaba Samantha esperándome, ella será perfecta.
- Samantha, tendrás una función importantísima desde ahora y te dedicaras 100% a ella - le dije entusiasmada sentándome en mi silla. Samantha me miró algo sorprendida. Ella es mi mano derecha en esta empresa, si en alguien confío es en ella, así que a ella la mandaré a trabajar con Harry y que me vaya contando de todos los avances con respecto a la investigación.
- Dígame señorita Gregson - se acomodó en su silla lista para mis instrucciones.
- Al señor que acabas de ver se llama Harry, Harry James Thompson, él es el hijo del segundo accionista mayoritario de esta empresa y está aquí por una situación en específico.
- "La situación" - respondió de manera cómplice haciendo las comillas aéreas con sus dedos.
- Exacto, así que necesito que trabajes con él, yo tengo mucho trabajo para dedicarme a eso, así que te necesito que tú seas yo en esto Sami por favor - le pedí de manera amable casi rogando.
- Lo que usted mande - esa es mi chica, se que siempre puedo contar con ella aquí dentro.
- Todas las tardes luego de terminar me vienes a dar aviso de todos los avances o sobre cualquier situación en específico - ella aceptó con su cabeza.
- Yo encantada, sobre todo si tengo que pasar tiempo con un bom bom como ese - dijo alborotada, ¿Qué acaba de decir?
- ¿Qué? - pregunté algo sorprendida y un poco molesta.
- Lo siento señorita, pero es que hay que admitir que el hijo del accionista está bomba - confesó de manera natural y graciosa, ella es así, espero que no caiga en las manos de Harry, ¿Estoy sintiendo celos? No, no.
- Samantha por favor concéntrate - le pedí tajante.
- Lo siento, está bien - hizo el gesto de cerrar su boca con un cierre.
- Estás son las carpetas de todos los trabajadores, los tengo ordenados desde el que tiene más probabilidades o facilidades de haber realizado las desviaciones de dinero, al que tiene menos - Asintió con la cabeza y se puso de pie tomando las carpetas.
- No la defraudare señorita Mia - me levantó el dedo de "Ok" y se fue feliz.
Por fin sola, me dejé caer de manera relajada en mi silla, ahora que estoy relajada me siento dentro de una pesadilla, esto no puede ser real, Harry no está a unos metros de aquí. Siento que en cualquier momento despertaré. ¡Ay dios está tan guapo! ¿Y si seduce a Samantha? ¿Por qué me importa a quien seduzca? Ay Mia detente. Dejé caer mi cabeza sobre mis brazos en el escritorio, quiero que me trague la tierra, desde que entré a esta empresa nada a podido conmigo, hasta el día de hoy, no puedo concentrarme en trabajar. Sentí el portazo más fuerte de mi vida, levanté la cabeza de golpe asustada y Harry estaba de pie frente a mí.
- Se supone que tengo que trabajar con la jefa de recursos humanos - apoyó sus manos en mi escritorio y está lanzando llamas a través de sus ojos.
- No puedo, tengo trabajo que hacer, envíe a alguien de mi confianza - respondí sentándome de forma correcta - Ahora sal de mi oficina - le pedí fría.
- No, esto lo estás haciendo por otra cosa - arrogante.
- ¿Por qué cosa según tú? - me puse de pie apoyándome en la mesa de la misma manera que lo hizo él, quedando en su misma posición. Harry me repaso sin disimulo deteniéndose en mis labios, pensé que me besaría, pero no, retrocedió, se paró de forma correcta y se paso las manos por el cuello.
- Por favor Mia, hagamos esto de manera amigable, terminemos esto en cinco días y desaparezco para siempre de tu vida - no quiero pensar en cómo me afectaron sus palabras, así que me enderecé de forme correcta y le tendí mi mano.
- Trato hecho, terminemos con esto rápido - Harry me observó unos segundos y juntó nuestras manos cerrando el trato.
- Ahora vamos a mi oficina por favor - me soltó y me indicó hacia la salida, resople y entorne los ojos.
- Está bien - lo seguí hasta la salida y Harry me dio la pasada en la puerta, mi cuerpo creyó sentir su mano posándose en mi espalda baja, pero fue solo remoción de recuerdos dentro de mi memoria, porque Harry va caminando a un metro de distancia de mí.
Samantha a mitad estaba de pie sin entender nada, le hice señas para que me siguiera y entré en la oficina de Harry.
- Sami por favor haste cargo de las actividades que quedaron pendiente en mi tablet sobre el escritorio, yo me ocuparé del señor Thompson - Samantha asintió con la cabeza y se retiró de la oficina sin decir absolutamente nada cerrando la puerta tras de sí. Harry pasó por mi lado y se sentó tras el escritorio. Tomé una de las carpetas y me fui a sentar al sofá, me quite los tacones y me senté arrodillada, para estar más cómoda.
- No sé si Samantha te alcanzo explicar que las carpetas están ordenados los trabajadores por mayores probabilidades de cometer desvío de dinero, al que tiene menor probabilidades, me gustaría que iniciaras desde el punto que tú quieras, tienes mucha experiencia en manejo de empresas, puedes tener otra visión de la información que reflejé en estas hojas - mientras le hablaba miraba mis hojas, pero al no sentir respuesta de Harry levanté la vista, Harry solo me observaba, al darse cuenta de su trance, reaccionó y miró su carpeta.
- Claro - No respondió nada más, y yo me concentré en mi carpeta, no en tratar de analizar la forma en que Harry me estaba mirando. Admito que se me está haciendo bastante difícil concentrarme, no lo quiero observar, estoy fingiendo estar concentrada, pero siento que su olor cada vez inunda más mi sentido olfatorio - Mia, ¿cuánto llevas aquí? - No levante la vista.
- No sé, ya será un año, menos, más, no recuerdo - fungi seguir concentrada en mis hojas.
- En este periodo de tiempo, ¿Recuerdas algún caso de despido que te llamara la atención? - intente recordar mi periodo aquí, pero desde que yo ingrese a KEOS no he realizado ningún despido, ni tampoco ha pasado alguna hoja de termino de relación laboral por mis manos.
- No ha ocurrido ningún despido - levanté mi vista y Harry estaba concentrado, no respondió nada y siguió concentrado en las hojas.
- ¿Las hojas de los desvíos de dinero? - Harry no levantó la vista, se ve tan atractivo sentado trabajando, concentrado, cuando estuvimos juntos jamás lo vi en su estudio trabajando, ni siquiera cuando hice la práctica en su revista, siento que nació para esto, para los negocios, Harry llevo sus ojos hasta los míos y me levantó las cejas ¿Me estaba hablando?.
- ¿Disculpa? - Harry sonrió de manera arrogante, me acaba de pillar embobada observándolo.
- Las hojas con los registros del desvío de dinero, Mia ¿Dónde están?.
- A si las hojas, al final, están detalladas con fecha y hora, lo que no se sabe es a dónde es desviado, las cuentas que aparecen son falsas, no llevan a ningún sitio - le quité la vista y me concentré en mis hojas.
No sé cuántas horas han pasado, pero me está empezando a dar hambre, estiré mi espalda hacia atrás y estiré mis brazos, bostecé y volví a mi posición, revisar tanto papel y no llegar a nada me fríe el cerebro y calcina las neuronas.
- Vamos, te invito a almorzar - Harry sonó amable.
- No - respondí automáticamente, sin detenerme a pensar.
- ¿Por qué? Mia se supone que estamos tratando de llevarnos bien - Yo no me quiero llevar bien con alguien que me destrozo por completo al marcharse de mi vida, dos años me costo recuperarme de su ausencia, y no tirare por la borda esta vez todo lo avanzado como ya lo hice una vez, de los errores se aprende, y yo no volveré a cometer el mismo error, ya lo hice una vez, y será volver a lo mismo, somos las dos mismas personas, nada cambiará, la historia se volverá a repetir.
- Dentro del edificio, pero fuera de él - me senté de manera correcta y comencé a ponerme mis tacones - lo siento, pero fuera de él no me interesa llevarme bien contigo - me puse de pie y caminé hacia la puerta. Harry no respondió a mi frase, salí y me encamine a mi oficina por mi abrigo y mis cosas, necesito salir de aquí. Le envié mensajes a José, para saber si puede quedar conmigo ahora a almorzar. José está trabajando en un edificio cercano al mío, y en el mundo que le encanta, la moda, tengo que admitir que gracias a su trabajo de asistente en la revista Elle, me tiene vistiendo a la moda los siete días de la semana.

- ¡¿Qué?! - el gritó de José hizo que se voltearan todos los comensales del local de comida a mirarnos y yo intenté taparme el rostro con la mano - No me lo puedo creer - escuchar esa frase de José fue como sentir un balde agua fría y volver tres años atrás de forma instantánea, era la misma frase que no paraba de decir cuando le conté mi historia de Harry y Taylor - ¿Lo abofeteaste? - preguntó eufórico.
- ¿Qué? No, claro que no, cómo se te ocurre.
- ¿Qué sentiste Mia? - está vez preguntó serio.
- Nada, no quiero detenerme a pensar en que siento, en que pienso, solo se que me molesta su presencia - eso es de lo único que estoy segura, su presencia me da rechazo, no lo quiero cerca mío.

Luego de terminar el almuerzo con José me dirigí a mi oficina a guardar mis cosas, dejé mi abrigo colgado en el perchero y tiré mi bolso con mi teléfono sobre el escritorio, siento que necesito más información de balances financieros, alguna otra pista que me sirva, divisé la carpeta que me podría servir en el último estante de mi biblioteca, no la alcanzaré, pero haré el intento. Me acerqué, me puse de cuclillas y me estire lo mejor que pude, pero su olor tras de mí llegó a inundarlo todo.

El Jefe Es Mi Prometido (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora