Capítulo 31: No Estoy Esperando Un Unicornio

23.9K 1.2K 76
                                    

MIA

- Gracias por cuidar de Clifford estas horas - le dije a mi vecino de al lado.
- No, descuida - respondió relajado - Espero que lo hayas pasado bien.
- Si, enserio gracias - le hice chao con mi mano y me puse a bajar sus escaleras para caminar a las mías.
Abrí la puerta y Clifford corrió a mi encuentro.
- Bebe precioso de mamá - lo tome en brazos y me dejé caer en el sofá para poder apretarlo y acariciarlo mucho rato. Mueve su colita tan eufórico que siento que se le puede quebrar en algún momento.
Estoy realmente cansada, agotada, como si hubiese pasado un camión por encima de mí y mañana ya hay que ir a trabajar otra vez, lo mejor será que aproveche de descansar desde ahora. Sonó el timbre.
- Lo siento Mia - mi vecino - pero olvidé decirte que hoy en la mañana había un hombre parado aquí afuera, cuando llegue de salir a correr le pregunté si buscaba a alguien, me dijo que no y se marchó - levantó sus hombros y puse rostro de curiosidad.
- ¿Lo podrías describir?
- Alto, cabello castaño claro y ojos verdes, se notaba que era un tipo adinerado - no sé quién podría ser, por un momento se me pasó por la cabeza que sería Richard, pero Richard se parece a Harry, y no son esas descripciones.
- No sé quién podrá haber sido, pero muchas gracias igual Chris - le sonreí de manera tierna.
- De nada, nos vemos - comenzó a bajar las escaleras hasta la calle.


- Señorita Mia necesito que apruebe estos papeles por favor - Jonathan me tendió una pila llena de documentos, maldito lunes.
- Claro - se los recibí con una sonrisa de oreja a oreja y se retiró de mi oficina. Ya son las diez de la mañana y no he sabido nada de Harry, ningún mensaje, ninguna llamada, ninguna interrupción a mi oficina.
Subí decidida a su piso, pero al llegar ahí Ana me detuvo.
- El señor Thompson no está, salió muy temprano a reunión y avisó que no volvería - ¿Qué? ¿Por qué no me dijo nada? ¿Por qué no fue a saludar o despedirse?
- Gracias Ana - soné algo dudosa en mis palabras, y bajé a mi oficina con una confusión total dentro de mi cabeza.
Se que él es algo reservado en sus cosas, bueno, demasiado reservado, pero me gustaría un poco más de comunicación de su parte, prácticamente siempre me entero de lo que hace o tiene que hacer por otras personas y nunca de su boca.

- Si quieren entréguenme esos documentos mañana, queda poco para la hora de salida, el señor Thompson no está, no saco nada con presionarlos - Estaba apoyada en uno de los cubículos de mi personal, de manera informal conversando.
- El señor Thompson si está, Gisela acaba de llegar de su oficina - el rostro se me desfiguro al escuchar eso de parte de una de las chicas.
- Ah - traté de hacerme la desinteresada y me llevé una mano al cuello incomoda, sonreí nerviosa, debo parecer idiota, se supone que soy su pareja, pero me están mirando como si fuera una más en la vida de Harry y que aparte la está evitando.
A no señor Thompson, esto no funciona así. Subí decidida a su oficina.
- Mia el señor Thompson no está - Ana se puso de pie preocupada, pero levanté la mano para que no intentara detenerme, llegué con paso decidido a la oficina y abrí la puerta de un solo movimiento. Está vacía, pero vi sobre el escritorio el teléfono de Harry y la silla corrida.
Me quedé quieta, sin hacer ningún ruido, cerré la puerta de un portazo, esperé unos segundos y Harry asomó su cabeza desde el baño.
- ¿Eres idiota o alguien te paga para comportarte así? - estoy demasiado molesta quiero lanzarle algo por su cabeza, pero aquí no hay ningún almohadón, no puedo lanzarle la engrapadora.
- No ¿Qué? relájate - se comenzó a acercar, pero levanté mi dedo para que detuviera sus pasos.
- ¿Relájate? ¿Relájate? ¡Relájate tu abuela! ¿Por qué haces esto? - se comenzó a reír, lo odio nunca me toma enserio cuando me enojo de verdad.
- Me encanta cuando te enojas - dijo sexy intentando acercarse otra vez.
- No, no, habla, ¿Por qué me evitas?
- Porque no me puedo resistir a ti - respondió dejando caer sus hombros y poniendo los ojos en blanco. Ay hasta aquí me llegó el enojo.
- Ah - traté de retomar el control, Harry se rió.
- Ven deja que te de los buenos días - estiró su mano para tirarme hacia él, pero alcancé a dar un paso hacia atrás para esquivarlo.
- ¿Los buenos días? ¿Te golpeaste la cabeza acaso? ¡Mira la hora que es! - siento que puedo echar humo en cualquier momento - Si no tenias ganas de verme solo me lo tenías que haber dicho - lo admití más dolida que molesta - Te haré el favor de tu vida y no me verás en toda la maldita semana para que ganes el maldito trato - me gire decidida y salí de su oficina.
- Mia, no - Sentí sus pasos tras de mí, vi las puertas del ascensor abiertas y me puse a correr - ¡Mia! ¡Detente! - Espero esta vez no caer, sentí una leves risas de Ana a mi espalda. Cuando llegué al ascensor, apreté el botón para que cerrara, Harry viene corriendo, no, no, no, por favor ciérrate, las puertas se cerraron y le saque la lengua burlándome antes de que me perdiera de visual, su rostro es de total enojo, ahí tienes, no me querías evitar, ahí tienes Thompson. Las puertas se abrieron y salí corriendo por si Harry bajo las escaleras, pero choqué con algo grande.
- Buen intento - me abrazó fuerte dejándome inmóvil entre sus brazos.
- Suéltame - le pedí enojada.
- No - intente forcejear, pero es guerra perdida.
- Suéltame enserio, no quiero verte - no pude evitar que cayera una lágrima de mis ojos.
- Amor lo siento - hizo un puchero de lo más tierno.
- No, esta vez te excediste, estoy muy molesta, por favor suéltame no quiero que me toques - volví a hacer el intento de soltarme, pero nada. Intentó besarme y lo esquive, apreté mis labios convirtiéndolos en una línea fina impidiendo su beso, me mordió el mentón fuerte, grité quejándome y aprovechó que abrí la boca y relajé mis labios para darme el beso - No Harry, basta por favor, puede aparecer alguien a través de esas mamparas o de las escaleras.
- Pero si todos saben que estamos juntos - me soltó molesto.
- No se notó cuando los demás me dijeron que estabas aquí y yo quedando como idiota diciendo que no - me estiré mi falda y mi blusa, Harry arrugó el entrecejo mirándome fijo.
- Si lo hice fue justamente por esto, llevas exactamente 8 días contando este, en que no paras de provocarme, me tomas y me sueltas a tu antojo, me agarras y me dejas ahí suplicándote, y ahora te molestas porque te estoy evitando - está frustrado, está molesto, está Harry en su ambiente natural.
- Yo no te provoco - me puse a caminar hacia las mamparas - ¡Ups se me cayó el lápiz! - me agaché a recoger el lápiz que bote a propósito al suelo, me enderecé y abrí las mamparas.
- Mia - sentí su voz amenazante a mi espalda que hizo que se me pusieran los pelos de punta, pero apareció el editor en jefe del departamento de periodismo político justo aquí, salvada por la campaña.
- Señor Thompson, necesito hablar con usted - gire mi cabeza a mirar a Harry y no pude evitar reírme en silencio, a pesar de que me esté acuchillando con sus ojos.
Me fui rápido a mi oficina, busqué unos papeles de permiso administrativo y llene uno con mis datos, firmándolo para tomarme todo el día de mañana.
- Jonathan - salí de mi oficina y lo llame, se levantó de inmediato de su escritorio y caminó a mi oficina.
- Señorita.
- Mañana no vendré a trabajar, así que tú te harás cargo, recuerda pedir la firma del señor Thompson de los papeles que no estuvieron listos hoy, no hay mucho ajetreo en estos días, así que no creo que se presenten inconvenientes.
- Por supuesto, no se preocupe - respondió de forma cordial y salió de mi oficina.
Tomé mi teléfono y marqué al hospital.
- Buenas tardes, quisiera pedir una hora de ginecología para mañana con la doctora McKenzie.




HARRY


- Pase - la puerta se abrió y entró Ana con una caja.
- Señor llegó esto para usted - me dejó la caja sobre el escritorio, la miré confundido, levantó los hombros - Dijeron que era de parte de la señora Thompson - la miré aún más confundido, ¿Mi hermana?, pero ella ya no tiene el apellido, ¿Mi mamá?
- Gracias Ana - le dije algo descolocado y espere que saliera de mi oficina para abrir la caja.
Cuando vi el contenido quedé aún más confundido y la mente comenzó a trabajar a mil, me puse tiritón y cerré la caja de golpe. No puede ser verdad. Me dejé caer en la silla y me quite la corbata, siento que me está quitando el aire. Me refregué el rostro con las manos fuerte, me paré y salí de la oficina en dirección a Mia.
Llegué como un loco a su oficina y abrí la puerta exasperado, pero esta no abrió, intente varias veces como un desesperado.
- Señor Thompson, la señorita Gregson no vino a trabajar hoy - me di vuelta buscando la voz que me hablo, vi a Jonathan de pie algo tímido mirándome.
- Ah, gracias - solté la manilla nervioso y me devolví por el pasillo, siento que todos me están mirando y que estoy sudando frío. ¿Por qué no me dijo que no vendría a trabajar? Así se debió sentir ella ayer, que hizo el ridículo.
Llegué a mi oficina y tomé la caja.
- Ana no sé si volveré, cualquier cosa me llamas.
- Claro señor Thompson - sentí que Ana respondió antes de que las mamparas se cerraran.
Vi a mi chofer de forma impecable como siempre esperando mi llegada al auto.
- Chase al piso de Mia - hizo un leve movimiento de cabeza y me cerró la puerta.

- Te hice el favor de no ir al trabajo para que no tuvieras que verme por los pasillos y vienes para acá quién te entiende - Mia está molesta, dejó la puerta abierta y caminó hacia adentro, se ve tan tierna vestida así, suéter sin hombros holgado, moño desordenado, sus anteojos, parece una verdadera adolescente, es diez años menor que yo, por qué tuve que recordar eso justo ahora.
- ¿Cuándo lo supiste? - me miró confundida, Clifford corrió a mis pies y se puso a saltar a mis pantalones.
- ¿Qué se supone que supe? - se cruzó de brazos hablando sarcástica.
- No te hagas la desentendida por favor, ¿Cuándo lo supiste?
- No sé de que me estás hablando.
- De esto - le entregué la caja que me llegó a la oficina.
- ¿Qué es? - soltó sus brazos nerviosa y tomó la caja con miedo.
- Ya sabes lo que es - me miró confundida y abrió la caja.
- ¿Qué? - dijo sorprendida con los ojos brillosos - ¿Te compraste uno para ti? - se puso a chillar alegre.
- No, no Mia, mira - le apunté la caja y Mia sacó el pijama de unicornio de bebe.
- No estoy entendiendo nada - volvió a su rostro de confusión, bote aire exasperado.
- Estaba en la oficina y me llegó eso de parte de la señora Thompson, ¿Le dijiste primero a mi madre que estabas embarazada? - Mia soltó la caja como si le estuvieran quemando las manos.
- ¿Qué? - sentí que la sangre le dejó de correr por su cuerpo.
- A ti se te ocurrió esto, nadie más sabe que usas pijama de unicornio, quién más me enviaría un pijama de unicornio de hombre para mi y uno de bebe, a ti con mi madre se les ocurriría esto - levanté las manos molesto.
- No, yo, no - se puso a tartamudear - Yo no estoy embarazada Harry - tragó saliva asustada, ¿Qué? por un momento me había hecho la ilusión de que si.
- ¿Y quién haría esto Mia? - puse mis manos en las caderas y la miré desafiante, levantó sus hombros.
- La verdad es que yo - admitió dejando caer sus hombros - Esta bien, si, esto si es muy de mi estilo y yo creo que hubiese hecho esto mismo para darte la noticia - sonrió triste - Solo que yo no fui, pero si esto hubiese sido real y yo de verdad lo hubiera hecho - se puso a jugar con las manos nerviosa - No hubiese esperado esta reacción de tu parte - agachó la mirada triste - Al parecer las cosas siguen siendo igual que tres años atrás - dijo con la voz temblorosa - He estado pensando mucho desde ayer sobre nosotros - los ojos se le pusieron llorosos, no, no, Mia me va a dejar y esta vez de verdad.

El Jefe Es Mi Prometido (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora