Capítulo 7

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HARRY


- Te amo Mia - está vez no habrá errores, no sé si ella me habrá logrado escuchar, está tocando el cielo en estos momentos, está en otro mundo, y yo, yo estoy muriendo de miedo, esto es lo que quería sentir estos tres años, esta intensidad, esta locura, perder así el control por una persona, estar como un desesperado porque piensas que se te va a escapar de las manos, porque piensas que este momento se acabará, besarla y tocarla porque piensas que despertarás y todo lo que estás sintiendo y viviendo, fue solo un maldito sueño.

Me desperté y me puse a buscarla con la mano en la cama sin abrir los ojos, no está, Mia se fue, abrí los ojos y me senté en la cama, siento que dieron el agua en el baño y aparece Mia caminando de vuelta a la cama, apenas se acostó la abracé y la tiré hacia a mí, pensé que se había marchado, pensé que todo había sido un sueño, ¿Cuánto fueron? ¿5 segundos? Y ya me estaba autodestruyendo mentalmente.
- Sonó mi alarma ¿No la sentiste? - preguntó sin abrazarme como yo a ella, mientras la lluvia comenzó a retumbar en los ventanales, definitivamente no quiero salir de aquí.
- No, estaba cansado, llevaba días sin dormir - es la verdad, en las noches los recuerdos me atormentaban - Ya no te puedo decir quedémonos en la cama, esta vez no soy el jefe - Mia se puso a reír.
- Bienvenido a la vida de los mortales señor Thompson - dijo aún riéndose.
- En realidad es solo un favor que le estoy haciendo a mi padre, si quiero no voy - me hice el interesante y Mia negó con la cabeza.
- Bueno, como quieras, yo me iré a mi piso por ropa - se alejó, no está enojada, pero tampoco está cariñosa, tierna, mimada, esta no es la misma Mia que recuerdo - Nos vemos en el trabajo, si es que vas - se despidió con una seña de manos y yo le respondí de igual manera ¿Qué está sucediendo aquí?, estoy tan descolocado por su actitud que no fui capaz de decirle nada, ni retenerla, no estaba enojada, no estaba molesta, pero tampoco es cariñosa.

Quedé aquí tirado en la cama, pensando en todo lo que acaba de pasar, le acabo de confesar que aún la amo, y siento que ella también me lo trato de decir ayer con sus palabras, pero ¿Por qué se fue así? ¿Cómo si nada? Se fue como cuando yo me iba de la cama de las otras mujeres, como si esto fuera algo habitual, pero no, me acabo de acostar con el amor de mi vida, esto no es habitual, esto es de otro mundo, después de tres años nos acabamos de reencontrar y ella se va así, como si nada.
Intenté despejar mi mente de esos pensamientos, tengo que tomármelo con calma, ya lo tengo decidido, esta vez no soltaré a Mia, volveré a Nueva York, viajaré a Londres a terminar con Isadora, tengo todo claro, todo fijo, no veo otro futuro, no tengo otro plan, pero a lo mejor a Mia esto le tomará más tiempo, me confesó que sufrió demasiado, no debe ser fácil para ella volver a tenerme cerca, debo ir despacio por las piedras, ella debe tener miedo, debo relajarme, relájate por favor Harry. Entré a la ducha y me preparé para irme al edificio de KEOS.

Al llegar, como siempre llegué y entré a la oficina de Mia sin tocar, pero se me revolvió el estómago al sentir como morían todas las mariposas que estaban dentro de él revoloteando, estaba Steve rodeándola por la cintura diciéndole algo al oído y Mia reía. Al verme me miró furiosa por mi interrupción.
- Señor Thompson ¿Necesita algo? - ¿Esto habrá sentido Mia cuando entró esa vez a mi oficina y yo le estaba subiendo el cierre del vestido a Rebecca? Porque si es así, se siente horrible, realmente horrible.
- La engrapadora - me acerqué a su mesa y la tomé asesinandonos con la mirada.
- Señor Thompson - Steve me estiró su mano para saludarme, pero esta vez seré un mal educado, no le corresponderé el saludo al hombre que me está robando al amor de mi vida, lo miré y espero que haya captado que no le daré la mano, me giré para salir de la oficina.
- Estaré toda la mañana reunida con Steve, si no le importa me gustaría que tocara la puerta antes de entrar - me pidió Mia a mi espalda, seguí caminando y tiré la puerta de su oficina y me dirigí a la mía.
Entré hecho una furia con la maldita engrapadora en la mano, cerré la puerta y me apoyé golpeando mi cabeza contra ella, dejándola caer agotado y rendido.
- ¿Está bien señor Thompson? - la voz de Samantha me hizo girar y darme cuenta que ella estaba sentada ya trabajando observando todo el espectáculo que le acabo de dar.
- Lo siento, no sabia que ya estabas aquí, aunque podría estar mejor si me respondes una pregunta - me quité mi abrigo y me senté en mi silla.
- Digame para que soy buena.
- ¿Quién es ese tal Steve?
- A el señor Rhiperson, es accionista de KEOS, pero en menor porcentaje que el señor Thompson y el señor McKeos - Así que accionista, ¿Qué tendrá con Mia? ¿Cuánto tiempo llevarán esta coquetería? ¿Será muy evidente si le pregunto a Samantha?
- Samantha ¿Qué hay entre Steve y Mia? - No me pude contener, a lo mejor estoy sonando evidente, pero necesito saberlo.
- No lo sé para serle franca, él señor Steve siempre se ha notado que anda tras la falda de la señorita Mia, pero ella siempre lo ignoró, no sé porque desde hace una semana, se les ve tan juntos - levantó sus hombros dando por finalizada su confesión, pero su postura cambió, su mirada igual, ay no Samantha no lo preguntes - ¿Por qué el interés de saber de ello señor Thompson? - no sé que responderle, tendré que ser el Harry tirano, aunque esta chica me cae bien, no, no, si soy tirano y le digo "Aquí las preguntas las hago yo, concéntrense en su trabajo" no me volverá a decir nada más sobre Mia.
- Me gusta el cotilleo de oficina, es realmente divertido - traté de fingir mi mejor risa de buena onda y creo que resultó porque Samantha comenzó a aceptar con la cabeza poniendo su mejor rostro de maldad y culpabilidad. Comenzó a sonar mi teléfono y miré las pantalla unos segundos, Isadora no se merece lo que le estoy haciendo, le acabo de ser infiel con Mia, pero ¿Por qué siento que si le contesto a Isadora le estoy siendo infiel a Mia? Se supone que debería ser al revés, Isadora es mi prometida, Mia es mi ex, por dios esto suena horrible, cualquier persona es capaz de tirarse los cabellos si se llega a enterar que le fuiste infiel con tu ex, aunque el corazón tiene bastante claro a quien debo serle fiel.
- ¿Señor Thompson no va a contestar? - el teléfono suena y suena.
- Claro que si - le respondí algo aturdido a Samantha y un poco en shock, pero deslicé contestar en la pantalla y me lo lleve con miedo a la oreja.
- ¿Acaso tú pensabas que vuelves a Nueva York y estás soltero? ¿Quién te crees que eres Harry?  - la voz furiosa de Isadora del otro lado del teléfono y del otro lado del continente está retumbando en mi oído, siento que sus gritos se podrían escuchar por toda nuestra casa, cuando Isadora se pone celosa o algo le molesta, realmente se pone tensa la situación, porque nunca se como calmar esos niveles de prepotencia, cuando ocurre algo así en casa, siempre terminamos gritándonos y tirando las puertas, pero ahora no quiero discutir.
- Lo lamentó, estoy algo agotado con la situación acá, y mi cabeza explotará, no quería traspasarte eso en las llamadas - Yo creo que me creyó lo que le dije, porque mi voz es de real agotamiento, después de lo que vi en la oficina de Mia, no creo que mi tono de voz sea el más feliz. Isadora guardó silencio.
- Lo siento por gritarte, pero es que tenía miedo de que volvieras a tus andanzas - me conoció así, como los periódicos me tildaban en sus portadas "Soltero codiciado" y siempre recalca en las discusiones que yo le seré infiel algún día, ese día se cumplió, pero no tiene ni  pizca de parecido a como se lo imagina Isadora, como el "soltero codiciado", si supieran todos que es lo qué pasó y esta pasando en mi vida, nadie me creería, o todos terminarían con la mandíbula desencajada como Step.
- No digas eso si - mi voz es de culpabilidad.
- Bueno amor, en realidad sólo quería decirte que te extraño demasiado y también tenía muchas ganas de oírlo de tu parte - está utilizando ese tono de voz que utiliza cuando quiere acercarse y arreglar la situación, voz de mimada y seductora.
- Yo también te extraño demasiado amor - sentí una leve risa de felicidad del otro lado del teléfono y colgó, sin decir nada más, a mi las palabras me acaban de salir sin sentirlas, así como el despertar y la huida de Mia de esta mañana, no sintiendo nada. Dejé el teléfono sobre el escritorio y siento que me falta el aire, esto no me puede estar pasando, yo acabo de decirle eso a Isadora sin sentir nada y Mia me trató de igual manera hoy, Mia ya no me ama, pero yo sentí que si ayer en The Vessel, maldita sea ahora siento que me duele la cabeza.
- ¿Tiene novia señor Thompson? Debe ser una chica muy afortunada - la voz de Samantha me hizo reaccionar, traté de fingir alegría.
- Si, eso espero e intento.
- Se ve que usted es hombre frío, pero las apariencias engañan, ¿Usted cree en el amor señor Thompson? - la pregunta me dejó noqueado, jamás nadie me lo había preguntado, antes hubiese dicho que no, antes de Mia hubiese respondido que no.
- Si - ¿Si no es amor lo que siento por esa mujer, entonces qué es? Porque desde que la conocí estoy cegado por ella, debe ser amor, no otra cosa.
- ¿Tiene planes de casarse y tener hijos?
- Si - sonreí por inercia, aunque no le admitiré a Samantha que esos planes son junto a su jefa, y no con la mujer que acabo de hablar por teléfono. Desde el día en que Mia me confesó que quería una hija igual a ella, ya no me las puedo dejar de imaginar, no sé si será el amor, o la edad que ya tengo, que siento que se me está yendo la vida y más anhelo ese momento antes de que sea tarde.
- Que la señorita Mia no lo oiga, o si no le dará el sermón de por qué no existe el amor - Samantha sonrió y yo igual intente sonreír de la mejor manera posible.
¿Aún estará Steve ahí? ¿Qué tanto tendrá que hablar con él? Me estoy volviendo loco, si apenas eran los primeros minutos y ya la tenía tomada de la cintura. Me puse de pie, caminé hasta la oficina de Mia y entré sin golpear.
- ¿Qué quieres ahora? - está enfadada, Steve me está mirando con desagrado, debió notar que aquí le salió competencia con Mia.
- Un lápiz - me acerqué a su escritorio y le quité el lápiz de la mano, lo agarró con fuerza para no soltarlo.
- Tienes muchos lápices en tu oficina - lo dijo realmente enojada, pero con el tono de voz bajo, siento que eso es peor a que me grite.
- Pero yo quiero este - seguí intentando quitarle el lápiz.
- Mia yo te regalo uno, solo dale el maldito lápiz - miré a Steve tratando de intimidarlo, pero no se inmutó en ningún momento, Mia soltó el lápiz.
- Está bien, llévatelo - la miré a ella y ella le está sonriendo feliz a Steve - Gracias - le dijo de manera coqueta, o por dios no aguanto más esta situación estoy que lo agarró y lo saco de la oficina de Mia a patadas. Mi padre me deshereda si hago algo como esto con un accionista, Harry contrólate, me enderecé y caminé a la salida, dando otro portazos, maldita sea estoy explotando en rabia.
Entré a mi oficina e intenté relajarme, Samantha me ofreció traerme un té, le dije que mejor café y rió diciendo "No que los ingleses prefieren el té", le tuve que explicar que soy tan Americano como ella.
Ya es casi medio día, no se si ese idiota sigue ahí con Mia o estará haciendo algo con ella, no he podido parar de imaginármelo, se me aprieta el pecho cada vez que me imagino a Steve tocando a Mia, voy a explotar.
- Necesito ir a buscar una carpeta a la oficina de la señorita Mia - Samantha apartó el notebook a un lado y se iba a poner de pie.
- Yo voy, yo voy - le dije eufórico poniéndome de pie antes que ella. Salí de la oficina corriendo. Llegué a la Mia, giré la manilla rápido, no abrió, le echó llave, maldita sea le echo llave y si le echo llave es porque...
- ¡Mia abre la maldita puerta! - grité como un simio fuera de control golpeando la puerta fuerte, juro que entró y lo golpeó, lo mato, lo mato, lo mato. Sentí el cerrojo de la manilla girar y la puerta de abrió.
- ¿Qué rayos te sucede Harry? - entré como un loco a su oficina.
- ¿Dónde está? ¿Dónde está ese idiota? - comencé a mirar por todos lados, no hay nadie más aquí.
- Su nombre es Steve ....
- "Su nombre es Steve" - la imite con tono burlón, Mia se cruzó de brazos enfadada.
- No está aquí, se puede saber que quieres ahora ¿Otro lápiz? - preguntó burlándose.
- ¿Por qué tenías la puerta con llave? - le pregunté sudando rabia.
- Porque quiero estar tranquila un momento ¿A qué viniste Harry?
- Por una carpeta que necesita Samantha
- ¿Qué carpeta? - maldita sea salí como un loco ni le pregunté que carpeta necesitaba, me quedé callado y Mia se puso a reír negando con su cabeza, dejó caer sus brazos y se fue a sentar a su silla. Salí de la oficina de camino a la mía, me asomé en la puerta y le pregunté que carpeta necesitaba a Samantha, y me devolví a la oficina de Mia. Entré sin golpear, esta vez Mia no se sobresaltó, ya presentía que yo volvería, me fui directo al estante y me puse a leer los nombres de las carpetas hasta dar con la que me pidió Samantha.
- ¿Qué tienes con él? - Mia soltó el lápiz sobre el escritorio y me miró.
- Nada - el tono de voz y la mirada que está utilizando hace que mi mente le crea todo. Me acerqué a su silla y apoyé mi mano en su respaldo haciendo que la silla se inclinara hacia atrás, haciéndonos quedar cerca.
- No me mientas por favor - Mia miró mis labios unos segundos y negó con su cabeza.
- En la tarde te explico todo - dijo con un tono de voz suave, le estoy creyendo todo - ¿Me vas a besar o no? - lo pidió susurrando y yo me acerqué a su boca, Mia se colgó de mi cuello para juntarnos más, y yo me tuve que apoyar con la otra mano en el escritorio para no caer sobre ella. Soy un fácil.
- ¿Almorzamos juntos? - le pregunté separándome de sus labios.
- No puedo, almorzare con Steve - ¿Qué? ¿Estoy sordo? ¿Estoy alucinando? Me separé de ella y tomé la carpeta que necesitaba Samantha y me largue de ahí. Estoy cayendo en sus redes de manera estrepitosa, Mia solo está jugando conmigo.

- Samantha te invito a almorzar - le dije entusiasmado y ella aceptó de inmediato.
- ¿Dónde va Mia a almorzar comúnmente? Lo pregunto porque se nota que debe ir al mejor local de comida cerca - ojalá crea lo que le acabo de decir.
- Si sé donde es, la verdad es que no sé pronunciar el nombre del restaurant, pero sígame yo lo llevo - nos pusimos nuestros abrigos y salimos de la oficina camino al local.

Cuando entramos, divisé de inmediato a Mia con Steve sentados, me acerqué sin pensarlo a su mesa.
- Hola, mira que coincidencia - dije sarcástico dando un aplauso fuerte, Steve me odia, y Mia se tapó el rostro con una mano como aburrida de la situación - Ven Samantha, nos sentaremos con la señorita Gregson - le hice señas con la mano y Samantha estaba pálida observándome.
- ¿Qué? - preguntó Mia sorprendida - No, no.
- Deja que se siente - Steve le tomó la mano, se la acarició y le cerró un ojo, Mia aceptó con la cabeza nerviosa. Sin dudarlo le ofrecí la silla a Samantha frente a Steve y le corrí su silla como el caballero que soy, luego me senté yo frente a Mia en cuanto me quité mi abrigo.
- ¿Salieron juntos a comer? - preguntó Steve mirándonos.
- Si, el señor me invitó a almorzar - respondió Samantha y Mia abrió los ojos para mirarme.
- ¿Se están conociendo? - ¿Qué carajo acaba de preguntar Steve? Sentí que Mia quería explotar en risas, yo igual, si Steve supiera.
- ¿Qué? ¡No! - respondió riéndose Samantha - Yo tengo pareja y el señor Thompson se va a casar - Ay no, Samantha cierra la boca. Steve abrió los ojos mirándome sorprendido y Mia levantó sus hermosos ojos para mirarme.

El Jefe Es Mi Prometido (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora