CAPÍTULO 32

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GAME OVER
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Leanne

Las estilistas terminan de prepararme, dejan un perfecto maquillaje plasmado en mi rostro; delicado y sutil.

El vestido que llevo encima es azul marino, corto y deja uno de mis hombros al descubierto mientras que el otro se ve cubierto por la tela de terciopelo. Mi calzado se trata de unos tacones altos plateados y mi pelo está suelto en medio de unas preciosas ondas oscuras en combinación con mis mechones de pelos claros.

Todavía no me acostumbro a verme con reflejos claros, pero me gusta como se ve. Acentúa mis facciones y me da una apariencia más juvenil y liberal.

—Te ves hermosa —me dice Rebecca.

—Gracias.

Me despido de las estilista, les doy el cheque por el trabajo y les agradezco.

—¿Te encuentras bien? —interroga Rebecca—. ¿Estás segura de querer ir al club? Puedo cancelar tu asistencia, estoy segura de que no les molestará demasiado.

—No, está bien. Iré.

—¿Segura?

Asiento.

—Sí, no me molesta ir. Además, quiero despejarme un poco.

—Lo entiendo —se pone de pie—. Si necesitas algo llámame, ¿si? La limusina ya está abajo esperándote.

—Sí —la beso en la mejilla a modo de saludo—. Buenas noches, cuídate.

—Tú también.

Abandono el apartamento y tomo el ascensor que me lleva al exterior. El frío me estremece la piel de las piernas a medida que avanzo hacia la limusina.

—Señorita Vitali —el chofer me abre la puerta.

—Gracias. 

Me deslizo en los asientos de cuero del vehículo que avanza a los pocos minutos. Mientras tanto, me relajo un poco. No sé por qué cargo tanto nerviosismo. A decir verdad, no me he estado sintiendo muy bien los últimos días después de todo el cotilleo que los periódicos y las revistas hablaron de mí. Los comentarios de los demás no me afectan, nunca lo han hecho, pero ahora me encuentro un poco consternada con todo lo sucedido. La muerte de papá, mi hermano fuera de la ciudad, la idiotez de Edward con sus actos y los rumores sólo empeoran la situación.

No he hablado demasiado con Alexander después del funeral. Sé que él también estaba afectado por la muerte de papá, pero no quiso hablarlo demasiado. Ahora, está enfocándose en su trabajo como lo hace siempre y estoy segura de que es para despejar un poco la mente, así como lo estoy haciendo yo ahora.
Tener fama significa tener que afrontar las cámaras y las prensas. Si tengo que fingir una sonrisa ante la prensa para poder despejarme lo haré. Ser una celebridad conlleva muchas cosas y una de ellas es tener que seguir adelante sin importar qué. Podemos estar tristes y estar cargando con miles de problemas, pero nunca vamos a dejar de fingir una sonrisa ante las cámaras.

Apenas te conviertes en una celebridad, tu principal objetivo es entretener y llegar hasta la cima sin importar qué. Es difícil conseguirlo y más cuando eres una mujer a la que todos subestiman.

Ahora mismo, tan solo quiero descansar, pero a la vez, quiero salir, despejarme y borrar el dolor. Es como si poco a poco todo estuviera derrumbándose con una lentitud dolorosa. Sé que en algún momento saldré adelante, tan solo necesito tiempo y paciencia.

La limusina se detiene y observo a través del vidrio polarizado a la prensa fuera con las cámaras.

Mi pulso se acelera al tener que afrontar esto.

Caricias ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora