Un garfio, un espejo y un trato

724 51 91
                                    

- ¿Qué es el amor? ¿Cómo puedes saber cuando amas a alguien? ¿Sera por esa sensación en el estómago cuando piensas en esa persona? ¿Por los placenteros escalofríos que te provoca? ¿Acaso podría ser por la felicidad que te causa? Todas esas cosas podrían ser amor, pero... ¿Y cuando no lo es?

-Tinker Bell era esa hada siempre fiel a Peter Pan, había abandonado todo para seguirlo. Eran amigos inseparables, yin y yang, uña y mugre. Era la siempre y eterna enamorada de Peter.

- ¿Cómo había pasado? A través de los años lo había olvidado. ¿Cuándo paso? No podría decirlo exactamente. ¿Por qué él no la amaba? Ahí se encontraba el martirio de Campanita.

-Aquella cruel verdad que golpeaba duramente su pecho, taladrando su corazón. Él no la amaba.

-Pero pensó que podría vivir con ello, había resignado a su corazón a esa realidad... hasta que llegó Wendy. Aquella chiquilla que no quería crecer. Cuando la conoció sintió celos de ella, no. No es que fuera bonita, o agraciada o incluso interesante, pero Wendy tenia lo que ella anhelaba. El corazón de Peter.

-Entonces irremediablemente un sentimiento creció dentro de ella. Odio. Tinker Bell nunca comprendió por qué el chico se enamoraba de ella cada vez que regresaba ¿Si le hacía sufrir, por qué la amaba? Quería deshacerse de aquella niña que una y otra y otra vez volvía simplemente para romperle el corazón a Peter.

-Pero ¿Cómo?

-Aquí comienza nuestra historia.

-Érase una vez... en Nunca Jamás.

-Ya para con eso- se escuchó una voz al fondo del camarote – No necesito toda esa charlatanería. Hicimos un trato, ahora ¡CUMPLELO!

El cuarto vibro con aquel grito sin embargo el hombre que había estado hablando no se inmuto en lo más mínimo ante aquello. En cambio, lentamente se dio la vuelta hacia su acompañante y con calma tomo una copa de vino y lo dirigió hacia sus labios para beberlo.

- Cumpliré, pero todo a su debido tiempo. Ese diablillo los protegerá a partir de ahora y será aún más difícil atraparla – respondió tranquilamente mirando hacia un espejo enorme con destellos dorados que colgaba de la pared.

- Simplemente hazlo, Peter Pan no los protegerá como lo hacía con Wendy. Él esta vulnerable sin su sombra y tarde o temprano sucumbirá ante la desesperación por volver a verla.

- ¿Me estas diciendo que utilice su enamoramiento para distraerlo? – interrogo divertido aquel hombre con chaqueta roja y un garfio en su muñeca – Querida, ese truco ya no será tan efectivo con él. Sin embargo... creo saber de alguien que podría ayudarnos.

- No me importa que medios utilices para traerla, pero hazlo. Y cuando lo hagas....

Garfio sonrió divertido, a pesar de los largos años aquella mujer no dejaba de sorprenderlo. La maldad de la Reina Malvada era legendaria, pero él no le temía en lo absoluto.

Miro intrigado hacia el espejo y se sirvió una nueva copa de vino, camino directamente hacia su piano a mitad de la habitación y se sentó en el taburete frente a este. Antes de hablar se acomodo las mangas para que no le molestaran al momento de tocar.

- Y dime ¿Por qué tanto interés en ella? – lentamente acerco sus dedos a las teclas y una hermosa melodía empezó a propagarse por toda la habitación – tengo entendido que tu hija también ha llegado.

- Ella tiene una chispa de maldad en su corazón, es ambiciosa y haría lo que sea por lo que quiere. Cosecha esa oscuridad que se esta propagando en su corazón y entonces tomara mi lugar.

Érase una vez... NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora