Érase una vez... Nosotros

La bondad corrompida

El director Grimm caminaba emocionado, al parecer la charla con Raven había salido mejor de lo esperado. Él debía admitir que al principio ese plan de mandarlos a Nunca Jamás no le convencía, pero se encontraba tan desesperado por que Raven y sus demás compañeros siguieran su destino, que no pensó en las consecuencias de sus actos. Aun así, agradecía a los cuentos que ese plan disparatado haya funcionado.

Ahora debía ir en busca de Apple White, su estudiante favorita.

Durante mucho tiempo estuvo planeando cómo manejaría la situación si este día llegaba a pasar, planeaba hacerlo a lo grande, no sólo por él, sino que sería una demostración para aquellos que quisieran oponerse a las reglas, a lo establecido y a su destino. Humillar a Raven Queen sería el ejemplo perfecto para los Rebels, y les demostraría que no pueden ir en contra de su destino.

Apple caminaba por los pasillos animada y contenta, mordía felizmente una manzana que a la chica le parecía el manjar más delicioso del mundo. Los corredores se encontraban medio desiertos, sólo ocupados por unos cuantos personajes, arqueó la ceja al vislumbrar a lo lejos la figura del director, quien venía apurado directo hacia su dirección. Tuvo que contener la risa que le causaba aquel hombre, pero sabía que todavía no era tiempo para actuar, por lo que debía fingir seguir siendo el personaje que tanto amaban todos.

- Se-señorita White, – dijo el director jadeando, ya sea por la prisa de encontrarla o la excitación de la noticia que tenía entre labios. El hombre se enderezó, acomodó su saco y apretó su corbata, recogió su cabello y peinó su bigote, acto seguido procedió a informar a Apple de su más maravillosa noticia – Señorita White, muy probablemente ya esté enterada sobre la situación con su compañera Raven Queen, aun así, es mi deber informarle las recientes maravillasticas noticias.

Apple, rio internamente ante lo divertidamente ridículo que se estaba comportando el director ante aquella noticia ahora tan banal para ella. De todos modos, asintió emocionada con lo que el director estaba diciendo y unas cuantas lagrimas salieron a causa de sus palabras.

Grimm se enterneció ante aquel acto, pensando cuánto Apple se habrá tenido que contener y cuánto habrá tenido que sufrir a causa de los caprichos irreverentes de la hija de la reina malvada. – Al parecer la señorita Queen ha recapacitado y hace unos momentos me informó que es su deseo "explícito" poder continuar con su destino. Así que, aunque ya no exista un libro donde pueda firmar, ella puede hacer una declaración pública, así no habrá ningún problema.

- ¡Oh! Director Grimm, no sabe cuánto tiempo he estado esperando este momento, – lágrimas chorreaban de los ojos y rostro de Apple, quien se veía completamente conmovida con la situación – pensé que nunca podría despertar de esta pesadilla. Usted es el mejor director de la historia, no puedo expresar lo agradecida que me siento.

- No tiene que agradecer, señorita Apple, este era mi deber como protector y guardián de los cuentos de hadas. Ahora, lo siguiente sería planear la ceremonia de proclamación, en donde Raven, frente a todos los estudiantes y... ¡por supuesto! Frente a todo Érase una vez, declarará su deseo de continua su destino en el mundo de los cuentos como la próxima Reina Malvada.

- Pe-ro, pero director, yo no podría organizar algo así. Si Raven se entera de que tengo algo que ver con esto... ¡Por los cuentos! No me lo perdonaría – respondió desesperada.

- Por favor, señorita White, ¿Quién más sería apto para organizar un evento tan importante?

- Por..por qué no... ¿Por qué no le encomienda ese trabajo a Briar? Ella es maravillastica haciendo fiestas, sería perfecta para esta situación.

- ... mmm... ¿La señorita Beauty?... no es mala idea, si. Recuerdo que ella junto al joven Croakington II, fueron capaces de organizar una increíble fiesta, ¡ilegal! Pero aún así increíble. Sí, me parece bien, hablaré con esos dos jovencitos para que organicen el evento.