Prólogo

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- ¡Yo soy Raven Queen y voy a escribir mi propio destino, mi propio final feliz comienza ahora!

Apple White despertó exaltada, su corazón latía demasiado rápido. Había tenido un mal sueño, miro a su alrededor y conforme se fue calmando fue capaz de razonar mejor las cosas.

Había soñado con el día del legado, el día en que Raven Queen se había negado a seguir su propio destino y, por ende, se había negado a otorgarle su final feliz. Apple deseo que aquella pesadilla se hubiera quedado así simplemente... como una pesadilla y no hubiera ocurrido en la vida real.

Se recostó en su cama, sabía que no podría conciliar el sueño nuevamente. Muchas cosas estaban ocurriendo en su vida y jamás imagino que todo se convertiría en un caos. Ella estaba acostumbrada a seguir ciertas reglas, a mantener ciertas expectativas y a conseguir lo que deseaba y lo que deseaba era su final feliz.

La vida tenia un orden, pensaba Apple. Ella conocía su destino, todos conocían el destino de Blanca Nieves y en tan solo un minuto este fue arrebatado, su vida, su rutina, su comodidad... todo fue arrebatado.

"Pero yo no quiero elegir un nuevo destino, me gustaba el que tenia"

Apple no podía imaginarse otro destino, otra vida que no fuera la de ella convirtiéndose en Blanca Nieves, quería serlo, quería ser como su madre. No. Ella quería convertirse en la mejor Blanca Nieves de todas.

Mas lagrimas comenzaron a caer de sus ojos empapando las suaves mejillas pálidas de Apple.

Es que nadie lo entendía, no era solo por ella, sino por el destino de todos. La vida, el mundo, todo podría consumirse en un caos y desaparecer sino se seguía la historia al pie de la letra, no quería que a su querida amiga Ashlynn le ocurriera algo malo por no querer seguir su destino, tampoco quería que Briar sufriera por dormir cien años, pero así eran las cosas y así tenían que ser. Nadie podía comprender la preocupación de Apple White; y a pesar de los eventos ocurridos durante el país de las maravillas ella seguía con el temor de lo que les podría deparar el destino si no continúan con sus respectivos cuentos.

Y finalmente no podía comprender a Raven Queen... como era posible que se negara a seguir la historia de su madre, a ser malvada ¡ella lo tenía en su sangre! Raven tenia que ser la próxima reina malvada, pero se había negado y ahora su cuento junto con ellos podría desaparecer para siempre jamás. No solo el destino de Raven estaba en peligro, sino que el Daring y el de ella lo estaban; no, no solo el de ellos también el de mas personas corría peligro. Simplemente no podía comprender a Raven Queen.

Y luego se encontraba ese otro asunto... Apple trataba de ignorarlo lo mas posible, evitarlo a mas no poder, pero siempre que divagaba llegaba a ese tema... el beso.

Escucho un ruido alarmante y entonces salió de su ensimamiento, volteo a su lado y noto que su despertador estaba sonando.

Eran las 6 de la mañana y Apple ya estaba arreglada para su nuevo día, se miró al espejo y sonrió.

Hoy también tenía que ser la espléndida Apple White.

- ¿No crees que sería hechifantastico que el profesor Rumpelstilskin se enfermara hoy y no nos aplicara el examen de pociones? – dijo Raven soltando pequeñas chispas de sus dedos mientras terminaba de acomodarse su pequeña corona.

- ¡Creo que sería alucinante! Tal vez tu podrías hechizarlo

- Apple...

- Si, si ya se. No perdía nada intentando – dijo y dándose media vuelta camino hacia la salida de su habitación

Lo cierto era que Apple guardaba esa pequeña esperanza de que Raven decidiera continuar con su destino.

- ¡Hey! Hoy será el día más maginifico de todos – grito Madeline entrando a la habitación de Apple y Raven

- Em... ¿a qué te refiere Mady? – dijo Raven esbozando una sonrisa al ver entrar a su mejor amiga

- Ya verás, ya verás. Será maginifico te lo puedo asegurar. ¿Cierto Earl? - tomo su sombrero y de este salió un pequeño ratoncillo que asentía a lo que decía Madeline

- Siempre eres tan positiva, a veces envidio toda esa locura del país de las maravillas

- Ha ha... la locura del país de las maravillas esta en todos lados. Aquí, acá, acá también e incluso allá ¡lo ves! – decía mientras de su sombrero sacaba una pequeña mesa junto con unas tazas de té para empezar a servirse.

Raven no pudo evitar reírse de su amiga, Madeline siempre era tan divertida y optimista, sabía que podía contar con ella cuando la necesitara. Se miro al espejo una ultima vez y no pudo evitar suspirar, últimamente las cosas estaban más tensas de lo normal con Apple por no decir algo mas y poco a poco empezaba a ponerla nerviosa.

Poco daba a notar su preocupación, pero Raven sabía que era la única de todos que había firmado el libro de cuentos legendarios justo antes de destruirlo y otorgarles a cada uno su propio destino, así que tenía miedo. Realmente temía convertirse en alguien como su madre, ser malvada, decepcionar a su padre y... tenia miedo de su destino.

- Creo que es hora de irnos, tengo examen de pociones con el profesor Rumpelstilskin y no tengo idea de nada. Creo que seré borrada de este cuento Mady

- Yo no me preocuparía por eso Rave, lo harás hechifantastico – dijo abriendo sus brazos en un movimiento exagerado – No, es más. Lo harás esplendigioso

- Gracias Mady, nos veremos en la cafetería a la hora del almuerzo de acuerdo – Hablaba mientras caminaba hacia su salón, despidiéndose de Madeline ya que no compartían la clase.

Al entrar al salón Raven noto que todo mundo estaba nervioso por aquel examen y que la única persona con confianza era Apple, sonrió internamente.

Mientras bajaba las escaleras para dirigirse a su lugar no pudo evitar mirar hacia la mesa al lado de la suya. Ahí estaba... Dexter Charming, desde que este le entregara el poema el día de los corazones sinceros no lo había podido sacar de su cabeza.

Un suave sonrojo inundo las mejillas de Raven e inconscientemente una sonrisilla se instaló en sus labios.

- Bien chicos, es hora del final de su cuento – dijo el profesor Rumpelstilskin haciendo que todos los alumnos soltaran un quejido de inconformidad.

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- Te lo digo Mady ese profesor esta chiflado, apuesto a que más de la mitad hemos reprobado su funesto examen

- Oh vamos, no podría ser tan... malo... - respondió Madeline, sin embargo, callo al observar a sus demás amigos decaídos a consecuencia del examen.

- ¿Malo? Fue lo peor de lo peor ¡Una pesadilla! – Una voz masculina hablo justo detrás de ella, al voltear se dieron cuenta de que quien hablaba era Hunter Hutnsman que venía con dos bandejas de almuerzo, una para él y otra para Ashlynn.

Así transcurrió su día, tratando de animarse entre ellos para poder soportar el día que el profesor les entregara las calificaciones.

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Apple caminaba por los pasillos bastante contenta, estaba segura de que aprobaría el examen de pociones y aunque había sentido pena por sus amigos no podía hacer nada para poder ayudarlos.

Sin embargo, se quedó estática al observar más adelante a Daring Charming, desde que ocurrió lo de la manzana envenenada y el beso no habían logrado cruzar palabra alguna. Daring parecía bastante molesto aunque no estaba segura si era por ella o por algún otro motivo, y Apple mentiría si dijera que no se sentía incomoda estando cerca de él... y de otro Charming.

Dio media vuelta y empezó a caminar del lado contrario al que se encontraba Daring.

No muy lejos de ella unos ojos azules grisáceos observaban la retirada de una chica con cabellos rubios. Sin embargo, no hizo nada para detenerla.

Érase una vez... NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora