08. Joaquín

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Toda mi vida he amado a Emilio, muchas veces le mande algunas indirectas y simplemente me fue indiferente, no voy a negar que me dolió más de una ves que jamás cayó en mis encantos, incluso aquella ves que mi padre organizó una gran fiesta con toda la empresa invitada y terminó con un Emilio ebrio en mi recámara mientras yo me encontraba en su regazo intentando obtener algo pero solo logré una cosa, que me vomitara encima.

Me siento algo extraño que alguien me pueda corresponder y mi curiosidad aumenta cuando se que es alguien de la empresa a la cual he llegado desde que tengo memoria. Tengo muchas opciones en la cabeza pero ninguna me convence pues todos me han tratado con respeto por ser el hijo del jefe.

Tambien se que algunos esconden grandes secretos, que no sólo son hombres con trajes que tienen una vida después del trabajo pero aún así me sigue pareciendo absurdo.

Ahora voy en dirección al departamento de Emilo a dejarle unos papeles que mi padre me encargo con anticipación pues es no podría hacerlo personalmente y pues yo encantado de ver más a mi Dios griego.

Me siento emocionado cuando estoy frente a su edificio, y trato de arreglarme un poco pues traigo puesto el uniforme de la preparatoria que consiste en un pantalón gris de cuadros algo ajustado y una camisa manga larga color azul con ua corbata pero con un azul más fuerte.

Me aferro a mi mochila como si eso me fuera a salvar y salgo del auto que me ha traído hasta aquí.

—Muchas gracias por traerme Mau —le regalo una sonrisa a mi compañero de clases, pues al verme esperando transporte no dudo en ofrecerse, me hubiera el chófer pero quería durar cierto tiempo con Emilio.

—No te preocupes Jaoco y no te olvides de estudiar.

—Y tu nunca dejes de usar protección, por favor —estalla en una carcajada mientras niega con la cabeza, pisa el acelerador y desaparece en la carretera.

Bien, aquí voy.

Entró al gran edificio saludando cortésmente a los empleados pues la mayor parte me conoce, tomo el elevador y presionó el piso cuatro.

Pero antes de eso un chico mete el pie antes de que se cierre por completo, me sonríe con alivio y el elevador vuelve a retomar su curso.

—¿Eres de aquí? —frunzo el ceño y lo miró confundido—. Perdón el atrevimiento pero jamás te he visto.

—Oh bueno, no. No vivo aquí.

—ohh —levanta la barbilla y piensa en algo—. Vas al mismo piso que yo ¿algo en especial?

—Iré a dejar unas cosas.

—¿Departamento?

Okey, es raro pero entretenido a la ves.

—113.

—Yo igual voy ahí.

Abro y cierro la boca, ¿Qué carajos?

—Me quedé de ver con Emilio ¿a él vas a ver cierto?

Me trabó un poco y me siento furioso pero mierda, estamos hablando de Emilio Osorio: —Si, él.

—Es tan caliente —lo miró con algo de molestia y se estas mordiendo el labio, asqueroso.

Llegamos al piso y camina a mi lado, deseo que lo que sea que venga a hacer termine muy rápido por que jamas he tenido una oportunidad como esta y cuando lo logró este tipejo se atraviesa en mi maldito camino.

Llegamos al fondo del depa y ambos oprimimos al mismo el timbre, viró los ojos.

Comienzo a mover mi pie con algo de desesperación pues Emilio ha tardado dos minutos en abrir la maldita puerta.

Desconocido Sexual [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora