35. Todo sale a la luz

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Las cosas siguieron peores después de aquel enfrentamiento con Uberto, se puso de una forma meramente estricto, me llevaba a la escuela, vigilaba mi recámara y a las clases extras de Voleibol mamá me acompañaba. Todo demasiado raro.

Hoy iniciaban las vacaciones lo que significa que tengo que hacer mis movimientos para avisarle que me iré con María, se que no me dará permiso pero apesar de todo es mi padre y tiene que saberlo.

León. 💖

Me carcomen los nervios y las ansias de poder ser libres estas semanas, todo va a salir bien. Te amo.

Me siento igual que tu, pero te prometo que aunque no me de el permiso yo iré.

Y era verdad, estaba cansado del control que Uberto había tomado de mi vida, incluso Mauro venía por las tardes para hablar conmigo pero siempre le dejé en claro que no lo amaba después de eso ambos comenzábamos una batalla por quien odiaba más a quien.

—Hola —dice una voz a mis espaldas, la cual reconozco de inmediato.

—Hola —contestó cortante—. ¿Qué haces aquí? —cuestionó con brusquedad.

—Vine a visitarte, como siempre Joaco —dice en un tono demasiado burlon.

—Y yo ya te dejé en claro que no me gustas, que no quiero verte ni en pintura —masculle eufórico.

—Jamás me habían despreciado así —finge indignacion mientras dramáticamente se lleva una de sus manos al pecho, ruedo los ojos.

—Dejame solo —le doy una mirada fugaz pero cargada de bastante odio.

—Bueno —se encoge de hombros—. Iré a la biblioteca con tu padre —cierra la puerta y me permito respirar, me enferma de sobre manera que intente estar cerca de mi.

Eso también era parte de la cosa, Mauricio se había vuelto demasiado inseparable de mi padre.

Mis constantes rechazos lo llevaron a ello, pero me parecía escalofriante que ambos parecían entenderse muy bien.

[...]

NARRADORA.

Uberto se dirigía a su oficina donde había quedado con aquella chica para hablar de aquel mensaje tan intrigante que le había mandado. Lo ponía de nervios por que todo lo que tuviera que ver con Emilio lo llevaba al límite, estaba inseresado en lo que la chica tenía que decir por qué lo había notado raro últimamente, ya no le sonreía y si lo hacía era a medias, los abrazos eran incómodos incluso ya no se dejaba acariciar y se le hacía sumamente raro por que antes entre los dos era muy común la muestra de afecto pero ahora ya no había nada de eso y pensaba que tal vez Azul tenía una prueba sobre la razón por la cual Emilio actuaba así, una prueba que le iba a hacer saber por qué lo rechazaba de esa forma.

Y destruiría a todo lo que le quitara a Emilio.

Entro en su oficina encontrándose con Azul Guaita sentada en su silla detrás del escritorio, la chica no se inmutó en ningún momento y la sonrisa que tenía en los labios jamás la quito, hizo una seña indicándole que tomara asiento, Uberto no estaba para juegos así que le resto importancia y le hizo caso.

—¿A que estamos jugando? —musito por qué le fastidiaba el hecho de que Azul se aprovechará de la situación.

—Tranquilo, debes de saber que estoy aquí para ayudarte pero es solo que mi juego mis reglas y si quieres saber lo que se por que debo aclarte que lo he visto con mis propios ojos e hice una investigación más extensa, tienes que obedecerme —deja escapar una sonrisa inocente, pero su actitud comenzaba a aturdir a Uberto—. Es información de calidad —le guiña un ojo.

Desconocido Sexual [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora