23. Alcohol

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Maratón 3/3










Luces intermitentes, el aire con olor a químicos, personas bailanando en medio de la pista. Mientras caminaba no hicieron falta las propuestas sexuales hacia mi persona pero a como me llovian se iban sin éxito.

Llegamos a la barra y comenzamos a pedir lo que quisiéramos, Uberto dijo que el pagaba que teníamos que divertirnos y así lo hicimos.

Una, dos, tres, cuatro, cinco cervezas. Dejé de contar a partir de veinte.

No se como terminamos Azul y yo platicando del amor, tal vez ella insistió mucho pero no logro recordar mucho.

—¿Por qué le dijiste a Uberto que estabas soltero? Me dijiste que tenías a alguien ¿O solo lo hiciste para alejarme? —arrastra las palabras una tras otras, y se comienza a reír lo cual me hace reír también, el alcohol logra ponerme de buen humor.

—Simplemente no quiero entrar en detalles —eructo un poco y Azul hace una mueca de asco—. No quiero a Uberto encima de mi mucho más tiempo, si se entera que tengo a alguien me pondrá mucho más presión para no distraerme en eso.

—Te entiendo Emi —sonríe de lado—. No me agrada para nada como esta sobre ti, disculpa por que se lo iba a decir pero ahora que lo dices, es mejor que no lo sepa.

Le agradezco por que se que apesar de su insistencia hacia mí ella me aprecia como persona.

—¿Y tu que tal, hay alguien?

Buga divertida: —Sabes que no, pero pronto lo habrá, lo sé.

Lo dice tan segura que en verdad lo deseo, merece ser feliz.

—¿Qué tal Diego? —pregunto fugazmente y ella estalla en grandes carcajadas.

—¡Pará anda! Ese le gusta Joaquín, se le nota demasiado.

Aprieto la mandíbula.

—¿Por qué lo dices? —pregunto algo curioso y trato de reír para no levantar sospechas.

—Los logré ve juntos ese día que salimos a comer cuando regresamos, se veían completamente felices, ya sabes hablando de cualquier tontería, me alegro ver a Joaquín así, lo merece ya sabes lo que le pasó con el idiota de Mauro.

El hecho de pensar en Joaquín con alguien más hace que el estomago se me revuelva y vuelvo a recordar aquella canción.

Tomó un trato largo de la gran botella que reposa en mi mano.

Me llega el recuerdo de como comencé a decirle a Joaquín aquel apodo, mi caracol.

De los dos encuentros que tuvimos me di cuenta en ellos de que no lograba acostumbrarse aún a tener mis manos sobre él.

Caracol por la versatilidad en su vida, ya que consigue con esmero encajar es frágil, blando, el símbolo intelectual que representan, también por el caracol son animales fuertes a su escala y autosuficientes.

Por eso le di ese apodo.

El me puso león por mi cabello, y por que es símbolo de poderío y de soberanía, del sol, del oro y la fuerza penetrante de la luz y el verbo. Símbolo del poder.

Joaquín siempre ha sido una persona linda, amable, amorosa y muy transparente, tan transparente que me di cuenta que siempre trataba de llamar mi atención, también eso me dio valor de hablarle aquella vez de una manera muy distinta.

Recuerdo la primera vez que se atrevió a algo más conmigo, yo estaba borracho - como ahora - pero consciente de lo que pasaba a mí alrededor, fue la primera vez que lo tuve encima de mi regazo, sus manos erizaron mi piel, sus labios en mi cuello y sus dedos torpes acariciando mis brazos, si no hubiera vomitado en ese momento juro que lo iba a dejar que hiciera conmigo lo que quisiera.

Desconocido Sexual [Emiliaco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora