Desconocido Sexual [Emiliaco]

36. Corazónes rotos

Final.

-¿Desde cuando salen? -cuestiona Mauro una vez más, me sentía abrumado después de aquel golpe que recibí en la cabeza.

Cuando desperté Joaquín no estaba por ningún lado al igual que Uberto, sin embargo, me encontré con Mauro quien ahora me estaba curando gran parte de la cabeza.

-¿Dónde están? -mi voz sale en un gruñido, me siento mareado.

-Emilio contesta lo que te pregunté, tal vez pueda ayudarte -insiste una vez más mientras ejerce presión en mi herida.

-¿De qué manera me ayudará tu pregunta? -escupo incrédulo-. En cambio si me dices donde está Joaquín tal vez yo pueda hacer algo.

-No están en otra parte más que aquí -responde tranquilo -Están en la otra habitación pero desconozco lo que estén haciendo -me mira-. Ahora, contesta mi pregunta.

[...]

Narradora.

-Eres un maldito bastardo -murmura Uberto hacia Joaquín, quien yacía en el suelo hecho bolita, había recibido unos cuantos golpes lastimeros -Pequeña gran puta -una patada más-. Maldigo la hora en que llegaste a mi vida -un golpe en la cabeza.

-B-basta, detente -súplica Joaquín, sentía su cuerpo arder en cada rincón, sus ojos pedían ser cerrados a gritos pero se negaba a hacerlo, podía aguantar más.

-¿Cuánto tiempo Joaquín? ¿Cuánto tiempo viéndome la cara?

Uberto se coloca de cuclillas tomándolo por el cuello de su camiseta, mirándolo con ojos ardiendo en odio.

-¿Te acostaste con él? -pregunta dolido pero Joaquín ni siquiera puede hablar-. ¡Responde maldita sea!

La puerta se abre abruptamente lo que hace que Uberto suelte a Joaquín, quien suelta un quejido al caer de nuevo al frío suelo.

Cuando entraron en aquella habitación y vio a su padre montando a Mauro fue la peor sensación, o eso pensaba hasta que vio como su padre golpeaba salvajemente a Emilio en la cabeza para después hacer lo mismo con él, después no supo nada hasta que despertó en aquella habitación demasiado adolorido.

-¿Qué mierda quieres Mauro?

-¡Maldito infeliz! -grita el chico para luego abalanzarse hacia él -¡Pensé que era el único en tu jodida vida maricon de mierda! -reprocha mientras da fuertes golpes por todo el cuerpo del contrario-. ¡Maldito enfermo! ¡Me utilizaste!

Cae al suelo junto con Uberto que intenta detenerlo de cualquier forma pero falla en el intento.

-¡¿De qué hablas?! -masculla Uberto mientras lo toma de ambas muñecas ejerciendo presión.

-¡Emilio me ha contado todo! -grita eufórico mientras saca una pequeña navaja que había tomado de la cocina.

-Baja eso -pide con tranquilidad Uberto-. Querido, eres el único ¿no ves que nos quieren poner en contra? No seas absurdo.

-Ya no te creo ni mierda.

-No me hables así, me lastimas -susurra Uberto hacercandose lentamente.

-¡No te muevas! -amenaza Mauro.

-¡Maldito idiota! ¿Qué te crees? -recrimina Uberto mientras se lanza sobre él forcejeando por quitarle la navaja.

Emilio aparece por la puerta viendo aquella escena, para luego mirar a Joaquín quien lucha por no dormirse así que sin pensarlo Emilio lo toma en brazos con todas sus fuerzas para sacarlos a ambos de ahí, mientras que los otros dos están teniendo una pequeña pelea.