Lujuria consentida

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Tomo el siguiente examen del monton y comienzo a corregirlo cuando escucho la puerta de la calle. A los pocos segundos siento como él entra en la habitación y me besa los cabellos.

-¿Examenes?

-Si.

-¿Hay algo para cenar?

-En la cocina. Ve calentandolo, yo iré enseguida.

-Ya sabes como me gusta que vengas a cenar.

En cuanto escucho esas palabras siento como todo mi cuerpo se estremece. Sí, por supuesto que sé como le gusta que cene. Termino el examen que me queda y voy a nuestra habitación para cambiarme.

Cuando llego al salón, él ya está sentado con todo dispuesto en la mesa para cenar. Me acerco y él acaricia mi cuerpo bajo el fino yukata que me he puesto.

-Oh, Soujun... eres tan calido...- susurra mientras restriega su nariz contra mi vientre a la vez que tira del lazo que mantiene cerrada la única prenda que llevo puesta. Tira de la tela suavemente y siento como se desliza de mi cuerpo hasta quedar a mis pies.- ¿Lo has traido?

Yo le ofrezco una cajita y él sonríe complacido. La pone en la mesa y la abre sacando el diminuto huevo de su interior. Con solo mirarme sé lo que debo hacer. Me giro y me agacho mientras abro mis nalgas con mis propias manos.

-Dios, Soujun. Nunca me cansaré de ver este precioso agujerito.- Dice acariciando uno de mis muslos.

En cuanto siento como su lengua roza mi entrada, jadeo sin poder evitarlo. Sé que todo esto puede ser raro o incluso, para algunos puede ser grotesco pero a mi me encanta sentir como su lengua lubrica poco a poco mi agujero hasta dejarlo listo para lo que viene. Poco a poco siento como introduce el huevo empujándolo con uno de sus dedos y cuando lo saca lo hace lentamente, acariciándome por dentro. Tras esto me da una cachetada en el culo y me incorporo sintiendo el objeto que ha quedado en mi interior.

Tomo asiento, totalmente desnudo y él me sonríe. Comenzamos a cenar y cuando menos me lo espero comienzo a sentir la vibración en mi interior, justo al lado de la prostata lo que me hace casi atragantarme con la comida.

-¿Estas bien?

-Ah... si... ha sido culpa mia.

-Eso no es del todo cierto ¿no?- Me dice mostrándome el pequeño mando con el que ha activado el huevo vibrador.

Esa es nuestra rutina cuando cenamos. A mi pareja le encanta mezclar el sexo con la comida y ahora mismo puedo ver como sus ojos castaños me miran con lujuria. Poco a poco va subiendo la intensidad de la vibración hasta que no soy capaz de contener mis jadeos.

-Ah... ah...

Él me mira mientras mantiene la barbilla apoyada en una de sus manos. Ya ha terminado de comer, al menos, a lo que comida se refiere. Yo me retuerzo placenteramente en mi asiento mientras apenas puedo contener mi erección. Con un simple gesto de su cara sé que puedo moverme y también sé lo que debo hacer. Me levanto gimiendo por el cambio de posición y me arrodillo entre sus piernas cuando él se aparta de la mesa. Esta durisimo bajo la tela de su pantalon y yo casi no puedo respirar de lo caliente que me tiene. Entonces disminuye la vibración de mi interior y se acerca a mi para besarme de manera posesiva.

-Oh... Soujun... eres tan receptivo... pero no queremos que esto acabe demasiado pronto ¿verdad?- Yo niego con la cabeza aunque lo que realmente deseo es poder correrme y descargar esto que me quema por dentro.- Toma, póntelo tu mismo.

Me pasa un anillo para el pene que me cuesta insertar ya que tengo la polla a punto de explotar. Tras un minuto, lo tengo en la base del sexo, lo que me impedirá eyacular hasta que él me de permiso.

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