Absolución

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Salgo del quirófano retirando la mascarilla de mi cara y sintiendo que estoy sumamente cansado. Esta operación a corazón abierto ha sido demasiado larga y cuando miro el reloj de la pared suspiro.

-Enhorabuena Kuchiki san.- Miro a mi espalda como el director Ishida se acerca para darme la mano y palmearme la espalda.

-Gracias pero todo lo que sé de operaciones lo aprendí de usted, Ishida san.- El anciano sonríe y hace un aspaviento con la mano para restarle importancia a mi comentario.

-Desde que te vi la primera vez en un quirofano supe que tenías talento muchacho.

-Gracias director.

Tras una ducha rapida salgo del hospital tapandome los ojos del sol. Dios, ¿cuantas horas he trabajado en esta guardia? Cojo el coche y aparco en la entrada de nuestra casa. Hace dos años, Renji y yo decidimos comprarla para tener más espacio. En cuanto entro por la puerta siento como Mizuki se me engancha a las piernas huyendo de su hermano.

-Papa, papa. Haru no me deja. Tiene una lagartija ¡y me da miedo!

Yo la alzo en brazos sintiendo lo liviana que es. Su pelo rojo intenso me acaricia el rostro cuando se agacha un poco mirando a su hermano que me mira con cara de circunstancia por haberlo pillado asustando a su hermana.

-Haruka, ¿que te tengo dicho de asustar a tu hermana?

-Que no tengo que asustarla.

-¿Y entonces por qué lo estás haciendo?

-Es que solo es una lagartija. No da miedo ¿ves?- Me dice mostrandomela. Lo cierto es que es pequeña pero solo de pensar en su tacto frío y viscoso se me erizan los vellos.

-Dejala en el jardín. ¿Donde esta vuestro padre?

-En el taller.- Dicen al unisono mientras ambos se alejan corriendo.

Ver a nuestros hijos jugando en el jardin es algo que me hace sentir completo. Hace diez años que conozco a Renji y desde entonces hemos pasado multitud de momento importantes para ambos. Yo me incorporé a la plantilla del hospital en cuanto terminé la carrera y Renji, montó un negocio de arte por encargo junto a Tensa, un amigo de la infancia. Renji se encarga de las pinturas y esculturas mientras que Tensa se dedica a la fotografía. Ambos han hecho varias exposiciones en la galeria que dirige Soujun y han logrado cierto renombre en el mundillo.

Hace seis años decidimos ampliar la familia contratando un vientre de alquiler en Estados Unidos y nació Mizuki, vivo retrato de Renji. Decidimos que fuera él quien donara el esperma porque, secretamente, deseaba tener un hijo que heredara su precioso cabello y para mi suerte, nuestra pequeña lo heredó. Dos años más tarde, repetimos pero esta vez con mi esperma y llegó Haruka, un calco total mio que nos vuelve locos. A veces, juraría que la niña es mia y Haru de Renji por el caracter de cada uno.

Entro en el taller que tenemos detras de la casa y suspiro al observar a Renji con sus vaqueros gastados y llenos de pintura seca mientras él está centrado en el cuadro que está pintando. Lleva el pelo recogido en una larga treza que le cae por el centro de la espalda y siento como, a pesar del cansancio todo mi cuerpo se enciende por su simple visión. Me acerco hasta besar su hombro por detrás y él me mira sorprendido aunque en cuanto nuestros ojos conectan sonríe dulcemente para luego besarme arrastrandome a un nivel de deseo que apenas puedo controlar.

-¿Cansado?

-Agotado.

-Déjamé diez minutos para terminar esto y llamo a tu hermano para que se lleve a los peques.

-Yo lo llamo. Termina tu eso.

***Renji***

Escucho el timbre de la puerta y cuando abro veo a Sen aparecer con su estupenda sonrisa. Dios, a pesar de que ahora lleva el pelo mucho más largo que mi pareja, sigue siendo identico a Byakuya.

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