Abuso de poder

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Como se nota que estamos a lunes. Las primeras clases han estado casi vacías y no es hasta la cuarta hora que veo aparecer a mi compañero Ichinose. Me saluda con la mano pero ni cuando se sienta a mi lado en la clase se quita las gafas oscuras.

-Asi con esas gafas pareces un mafioso.

-Me da igual lo que piensen o como me vean. Esta mañana cerramos a las seis.

-Una buena noche ¿no?

-La noche de orgía siempre es de las mejores.

-Vaya. Orgía. Lo dices con tanta naturalidad.- Digo sintiendome algo incómodo.

La verdad es que cualquier cosa relacionada con el sexo me repele y me es imposible imaginarme a mi mismo con otro hombre o mujer. Ichinose me denomina asexual aunque lo cierto es que simplemente tengo miedo a que me toquen.

-Es que es algo natural, Kira. No sé cuantas veces voy a tener que decírtelo. Todo el sexo no es malo porque tu hayas tenido una experiencia traumática.

Es cierto. Cuando era pequeño vivi algo que ningún niño debería vivir. A la edad de ocho años, mi profesor de natación abusó de mi durante casi todas mis clases de ese año. Yo, por aquel entonces no entendía que aquello estuviera mal o bien, solo sabía que no me gustaba lo que mi profesro me obligaba a hacer mientras el resto de mis compañeros nadaban en la piscina. Además, se ocupó de hacerme sentir como el culpable, ya que decía que era yo quien lo provocaba y lo obligaba a hacerme todas esas cosas y, por supuesto, que si se lo decía a alguien, todos sabrían las cosas que había hecho y se enfadarían conmigo porque todo era mi culpa.

Tras todos esos meses de abusos un padre nos sorprendió y ese degenerado, por fin, desapareció de mi vida pero, para aquel entonces, el simple pensamiento de las cosas que habíamos hecho me ponía enfermo.

Cuando conocí a Ichinose el primer año de universidad me sorprendió saber donde trabajaba. Cuando le conté mi problema, enseguida quiso que fuera a ese lugar para intentar superar esta fobia pero, en realidad, no estoy seguro de querer superarla. Yo... estoy bien como estoy ahora mismo, centrado en mis estudios y trabajando de camarero en un restaurante. Aunque he de reconocer que a veces me sorprendo a mi mismo mirando a Ichinose y sintiendo algunas cosas que me confunden demasiado.

-Lo siento.- Me dice cuando ve la cara que he puesto. Siempre que recuerdo mi pasado ocurre lo mismo y sé que Ichinose se preocupa por mi.

-No, Ichinose, no es tu culpa. Sé que debería intentarlo pero...

-No me hagas caso. Supongo que como todo hombre me tiran demasiado las hormonas.- Dice sonriendo y haciendome sentir de nuevo esa inquietud interna.

-Pues a mi deben faltarme esas hormonas.

-Que va, seguro que las tienes pero estan tan acojonadas por tus pensamientos que no se atreven a asomar.- Le sonrío justo cuando el profesor entra y tenemos que dejar de hablar.

***Maki***

Si Kira quisiera hace tiempo le habría quitado todas esas ideas de que el sexo es malo. Es un encanto y bastante guapo, y estoy seguro de que no tendría problemas en conseguir a alguien que realmente lo valorase y lo hiciera feliz pero mientras siga pensando de esa forma y no se abra a la posibilidad de enamorarse y tener relaciones, seguirá desaprovechado.

Estoy seguro de que si viniera un solo día al PK2 y probara lo bueno que puede llegar a ser el sexo, olvidaría lo que le ocurrió y seguiría adelante.

El final de las clases es todo un alivio. Estoy deseando llegar a casa y poder echarme otro rato antes de ir a trabajar. Esto es lo más duro de trabajar de noche pero trabajar en el PK2 es increible y sé que soy un afortunado por ello.

PK2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora