PK2

Tomar lo ajeno

No me puedo creer donde estoy pero ver a la gente pasando por delante de mi con batas de medicos o pijamas verdes de enfermeros me hace creerme que de verás estoy en un hospital. Ayer por fin me atreví a llamar a Ichimaru Gin. Ni siquiera sé como he tenido el valor de hacerlo sabiendo lo que sé de él pero no puedo quitarme a Ichinose de la cabeza y sigo teniendo miedo a tener relaciones como para poder hacer lo mismo que él hace a ver si le afecta tal como me afectó a mi.

-Kira Izuru, pase a consulta de Urología.- La voz por megafonía me sorprende y siento como enrojezco cuando me levanto y otros pacientes que esperan en la misma sala que yo me miran directamente.

Cuando entro en la consulta y veo a Ichimaru con su bata de medico es como si entrara en un universo alternativo. Aun lo recuerdo con su pantalon de cuero y sus juguetitos sobre el escenario del PK2 y ahora mismo, está frente a mi, con su sonrisa sibilina y mirando a través de sus parpados cerrados.

-Kira kun. Me alegro que por fin aceptases mi ayuda con tu problema.

-Eh... yo no tengo ningun problema urológico.

-Lo sé pero querías quedar hoy y me tocaba pasar consulta así que era aquí o esperar a otro día y, sinceramente, temía que si te daba largas, se te pasara el valor.

Ciertamente es como si pudiera leerme porque lo que dice es cierto. Seguramente, si hubieramos quedado para otro día, habría tenido demasiado tiempo para pensármelo y es probable que me echará atrás.

-¿Por qué no te sientas?- Me dice invitandome con la mano. Yo lo hago y no puedo evitar sentirme demasiado nervioso.- Y bien, Kira kun. ¿Qué es eso tan terrible que te ocurrió para que el sexo te resulte tan horrible?

-¿Como sabe que me resulta horrible?

-Por tu forma de mirarme. Por como reaccionaste cuando viste lo que hacía en el PK2. Y otros detalles que solo un profesional como yo podría descifrar.

-Sufrí abusos.- Digo sin más y casi sin pensármelo sorprendiéndome y sorprendiendolo a él, ya que abre un poco sus ojos y me mira cambiando un poco su expresión. Ya no se ríe.

-¿Eras muy joven?

-Solo un niño.

-Comprendo. ¿Te dejó alguna secuela física a parte de las psicólogicas?

-No.

-¿Has estado en tratamiento psicofarmacológico?

-Los primeros años. Luego mi psicólogo dijo que estaba bien como para no tomar más medicamentos.

Esto ultimo parece molestarlo y comienza a escribir en el ordenador. Dios, así, serio y dejandome ver esos ojos que tiene, resulta tremendamente...

-¿Te gusto?- Dice antes de desvíar su mirada de la pantalla hacia mi. De nuevo turece una ligera sonrisa adivinando mi respuesta.

-Esa no es una pregunta muy profesional.

-Para mi es una pregunta importante. Si no te gustase, probablemente me sería imposible ayudarte.- Yo trago saliva sintiendo como mis mejillas comienzan a arder y justo cuando voy a responder, él lo hace por mi.- Me tomaré eso como un sí.

-¿Eso?¿El qué?

-Tu pulso acelerado, tu creciente sonrojo y como te has movido en la silla para que tus muslos apretaran tu sexo entre ellos.

Yo abro los ojos mirándolo fijamente y me sorprendo al ver lo pespicaz que es. Es increible que se haya dado cuenta que me gusta por esos detalles pero sí, es cierto, me gusta aunque también me asusta un poco. No es como cuando estoy con Ichinose. Su solo recuerdo me hace desviar la mirada.