Capítulo 3

999 103 27
                                    

- Emmm, claro que puedo cuidar hoy a Eddie... pero tengo curiosidad, ¿por qué estaba llorando? - murmuró el mayor, pero Sonia era paciente, de hecho le tenía afecto a ese joven, siempre accedían a cuidar a Eddie incluso mejor que nadie.
- Solo fue una pequeña discusión que tuvimos por los medicamentos, en resumen Eddie se sigue rehusado a tomar sus medicamentos y cada vez me hace enfadar más. - dijo la señora Kaspbrak mientras guardaba algunas cosas en su cartera antes de salir.
- Pero vamos señora K. Eso es completamente normal, Eddie es un niño solamente haciendo cosas de niños normales, es una etapa que va a superar - Richie se encogió de hombros mientras esperaba a Eddie para poder llevárselo a casa.

Richie subió las escaleras hasta la habitación ordenada de forma impecable de Eddie Kaspbrak, el menor se encontraba sentado al borde de la cama con sus manos cubriendo su rostro mientras lloraba, Richie se detuvo en la puerta por un momento para poder contemplarlo, no podía creer como alguien como Eddie hubiese tenido tan mala suerte como para ser hijo de una mujer tan asfixiante como Sonia, suspiro mientras compadecia.

- ¿Me dejas pasar? - se adentro a la habitación.
-Bueno, ya estas dentro ¿no? - dijo Eddie con la voz entre cortada.
-Tienes razón Eds, ya estoy dentro - rio Richie calmadamente.
-Eddie, te iras a casa de Richie, tengo que salir a averiguar unas cuantas cosas con tus tías.
- mamá... lamento mucho lo que pasó hace un momento en la sala - se disculpo Eddie, su cara era tan inocente, tan dulce...
-Lo sé cariño, lo sé, ahora por favor ve con Richie y cuando regrese podremos hacer algo tu y yo, ¿te parece bien? - Sonia sonaba calmada, de hecho más calmada de lo normal así que Eddie solo asintió.
-Bien, vámonos - Richie recogió una mochila que tenía Eddie donde llevaba sus cuadernos y unos bocadillos para comer cuando le diera hambre.

Richie ofreció su mano para poder llevarse a Eddie, desde que lo conoció y empezó a cuidarlo siempre había tenido ese gesto, así que no estaba mal visto para nada, Eddie sin demora tomó la mano del mayor y se perdió un momento notando la diferencia de tamaño que tenía su mano con la suya, la mano de Eddie era pequeña al lado de la de Richie.
No dijo nada y salió de su casa aferrado a la mano de Richie, como si ese apretón fuera el más seguro de toda su vida, quizás lo era... ¿Cómo saberlo?.

Hace un año exactamente cuando Richie descubrió que amaba imitar voces y hacer bromas, averiguo algunas opciones donde podría ser un gran comediante, así que debería dejar su hogar e irse de Derry para emprender un viaje a California, así que decidió que debería ganar  dinero, lo más lógico era empezar a trabajar y su oportunidad apareció como caída del cielo, la señora Kaspbrak un día no tenía con quien dejar a su pequeño hijo de doce años, así que hablando con su mejor amiga Maggie Tozier, quedaron en que podría pagarle a su hijo Richie para cuidar a su único hijo Eddie, después de todo ambos quizás podrían entenderse.
Así que después de llevarse bien, para ambos jóvenes era fácil ir de una casa a la otra en cualquier momento, cuando por ejemplo Eddie quería ver películas hasta tarde en casa de Richie y este lo dejaba e iba a devolver a Eddie cuando este se quedaba dormido o el momento en el que Eddie iba a casa de Richie porque había tenido pesadillas o bien cuando había peleado con su madre como siempre.

- Dime que esta vez le ganaste tú... - comentó Richie mientras dejaba la mochila de Eddie en el sillón de su casa.
- ¿te parece que algún día podré ganarle? - Eddie se paseaba conociendo la casa por milésima vez, le encantaba ver que podría descubrir de nuevo en la casa Tozier.
- Quizás, todo puede pasar Eddie, solo se positivo.  - Richie mucha veces se frustraba cuando Eddie era muy pesimista.
- Casi me vuelve a dar un ataque de asma, pensé que ya no necesitaba el inhalador, pero aún dependo de él...  - el menor comenzó a llorar otra vez, sus ojos se cristalizado de manera inmediata.
El mayor tomaba el rostro del pequeño para limpiar las lágrimas que seguian adornando su cara llena de pequeñas pequitas.
-Pero sabemos que no lo necesitas... ¿Qué pasó?
-....
- ¿me dirás que paso?
-No.
El pequeño Eddie Kaspbrak había discutido por milésima vez con su asfixiante y sobre protectora madre.
Y efectivamente se encontraba una vez más  en la casa de su vecino, estaba en la casa de aquel joven rizado con anteojos.
Richie se encontraba contemplando el rostro enrojecido de su querido Eds, sus ojitos seguían rojos de lo mucho que había llorado.
Richie Tozier hubiera hecho lo que sea con tal de no volver a ver a Eddie llorar.
Enserio lo haría...

Eddie seguía paseandose por toda la casa Tozier tocando los libros que habían en la sala y los discos también.
- ¿no había ordenado yo esto la última vez? - frunció su ceño un poco molesto.
- Creo que si, ¿por qué?.
- Están desacomodados Richie, esta un desorden.
- Prometo que no fui yo, quizás fue papá, Eddie, el escucha música todas las noches cuando llega del trabajo, quizás el desacomodo tu trabajo. - Richie se encogió de hombros con simpleza.

Mientras Eddie empezaba a acomodar esos discos por milésima vez, que después serían desacomodados por Went Tozier, Richie se ponía a pensar en lo dura que muchas veces Sonia podia ser con Eddie, el era solo un niño frágil, que gracias a ella temia por cualquier enfermedad...
Richie no podía entender que su propia madre le hubiese hecho ese tipo de daño a su único hijo, entendía que quería protegerlo, pero no le parecía la manera correcta, evidentemente no lo era.
Richie quería estar para Eddie en todas las etapas que podría pasar o que quizás empezaría, porque Richie sabía lo duro que aveces puede llegar a ser ser un adolescente, entonces lo entendía a la perfección.

Al borde de tus pequeñas pequitas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora