Capítulo 19

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Ya había pasado una semana desde que Richie y Eddie estaban en aquella casa, Eddie no tenía nada mejor que hacer así que contaba los días que llevaban ahí, en cambio Richie parecía ya no ser consiente de cuanto tiempo había pasado en realidad.
Se habían puesto a ver películas que habían encontrado en la casa, tanto así que ambos ya se sabían los diálogos al derecho y al revés, habían inventado nuevos juegos, no querían ver las noticias porque las noticias sólo hablaban de ellos dos y de como los buscaban.
Richie intentaba cocinar sin quemar nada y vivían a base de agua, el jugo de manzana ya se les había acabado.
Cuando Eddie se aburría escribía en una libreta o dibujaba, Richie realmente no sabía que era lo que hacía pero tampoco se atrevía a preguntar.

Eran las 5 a.m. del día siguiente, Eddie dormía plácidamente en esa cama realmente grande, por fin había dejado de tener pesadillas y había comenzado a creer que era inocente que él no era el asesino de su madre, Richie se sentía feliz, porque el confiaba en que Eddie era realmente inocente.
Richie se encontraba durmiendo en el sillón cuando el vibrar de su celular lo despertó, con sueño logró contestar.
- Richie, es Beverly.
- Bev... ¿Qué sucede?.
- Richie, voy camino a la casa, la persona que se encarga del jardín por órdenes de mi madre irá a cortar el césped dentro de dos o tres horas.
- No llegaras a tiempo, lo mejor es despertar a Eddie y nos iremos... - Richie se notaba cansado, pero seguiría huyendo por Eddie.
- No, la policía está buscando por las afueras, no es seguro Richie...
- Bien, te espero.

Richie quería seguir durmiendo, quería descansar, aún se sentía demasiado cansado, le reconfortaba que Eddie ya no se sintiera culpable, no más.
Se acordaba como Eddie había llorado sacando toda la culpa y ahora estaba más tranquilo, su Eddie volvía a ser su Eddie.
Ahora pensaba en la persona que más amaba y la persona que más amaba no era precisamente la persona que ahora se encontraba rumbo a esa casa para salvarlo, la persona que amaba era aquel niño que se encontraba durmiendo, aquel por quien sacrifico su vida porque sin él no había vida.
Aun sentía la culpa recorrer su cuerpo, insistía en  que eso estaba mal en tantos sentidos y aunque Eddie ya estaba creciendo hacia que eso estuviera peor, quería callar esos pensamientos, quería acabar con eso pero no podía.
Decidió que lo mejor era salir de allí si no quería que su mente colapsara por completo, esa madrugada salió y sintió el aire entrar por su cuerpo, sus emociones se calmaron un poco, aun seguía oscuro pero el amanecer llegaría pronto.
Miraba la luna, la luna estaba sola pero tenía alguien por quien salir, la luna era algo increíble a la que nadie le daba importancia, la luna era él, que reflejaba la luz de los demás, bueno realmente no de los demás, de Eddie... Pensó de inmediato y entonces se dio cuenta que siempre había dependido de Eddie Kaspbrak para ser feliz y brillar de alguna manera.
Era exactamente eso lo que había hecho que esa mañana lo haya sacado de su casa, que ahora sea un prófugo de la justicia, era el niño de las pequeñas pequitas él que ocasionaba todo eso en el corazón y las acciones de Richie, Eddie Kaspbrak era el sol que brillaba y permitía que Richie Tozier siendo la luna reflejase su luz y no se sabía si estaba bien o era correcto.

- ¡Richie!
Se escucho un grito y el mayor conocía quien era quien lo llamaba, Richie entró a toda prisa, pensó que podía estar teniendo más pesadillas y eso empezaba a doler.
Richie entró y vio a Eddie extendiendo sus brazos, rogando que Richie por favor le diera un abrazo, necesitaba sentirse seguro y protegido.

- ¿Más pesadillas, pequeño? - Richie sabía que así era, le dolía el corazón, odiaba no poder protegerlo de eso, lo mataba.
- No estabas... Te cansaste de mi y... - Eddie tomó un respiro - y te ibas.
- Jamás me iré, Eddie Spaghetti - Richie toco con su dedo la nariz de Eddie.
- Ya no me quieres...
- ¿Quién dice que no te quiero, Eds?
- Tu quieres a Beverly, yo lo sé... - es porque ella es una chica y yo solo soy un niño enfermo y... y temeroso y soy un él...
Ambos se quedaron en silencio, el rostro de Eddie tomó un ligero color rojizo, Richie esquivo su mirada, quería decirle a Eddie que efectivamente no lo quería, pero era porque lo amaba más que a nada... Quería decirle tantas cosas.

- Eds... Mira, yo...
- No, Richie, esta bien, no debes explicar nada ¿si?, no debí decir nada.
- Eddie, yo no creo que seas temeroso, eres muy valiente incluso más que yo.
- ¿Entonces porque me dices Eddie? - Richie trago saliva, no sabía que decirle.

* _ * _ * _ * _ *

Ambos estaban nerviosos por la llegada de Beverly y esperaban que llegará a tiempo, Eddie sabía que Beverly aparte de la excusa de persuadir al hombre que podaria el jardín, también iba a ver a Richie, él lo sabía y eso lo molestaba, no lo había dicho, pero lo molestaba.
Pero ¿qué podía decir? Era sólo un niño de trece años, no era como si Richie lo amase o bien eso pensaba Eddie.

Eran cerca de las ocho de la mañana cuando Beverly entró a la casa y se abalanzó sobre Richie llenándolo de mimos y besos, luego se acordó que Richie no se encontraba solo y saludo a Eddie, al menor le molestaba, enserio lo irritaba, pero le devolvió una sonrisa.
Beverly triunfante beso a Richie y lo que mas le dolió a Eddie fue que Richie... Él correspondía el beso de la pelirroja.

-Bien, convencere al hombre de que puede volver a hacer su trabajo la próxima semana, que necesito tiempo a solas con mi novio.
- No quiero sonar pesimista, pero ¿y si no se va? - interrumpió el menor.
- Se irá.

* _ * _ * _* _*

Pero el hombre no se fue, aunque Beverly le haya explicado que igual le pagaría aunque no hiciera nada, el hombre insistió en que debía hacer su trabajo y que no iba a demorar.
Beverly entró frustrada a la casa diciendo que no había accedido a irse y ahora era Eddie quien sonreía triunfante.
Después del almuerzo, Beverly le preparo una taza de chocolate caliente a Eddie, el cual se sintió con sueño y decidió descansar, Mientras que Beverly aprovecho para que Richie saliera con ella de compras a comprar provisiones.

* _ * _ * _ *  _ *

Después de hacer las compras de dirigieron a un lugar tranquilo para poder charlar.

- ¿Cómo están todos? ¿Has visto a mi mamá y mi papá?.
- Todo sigue mal, entiende que desapareciste de la noche a la mañana, no dista explicaciones, te llegaste a un niño Richie, entonces ¿cómo esperas que este todo?.
- lo sé, quisiera hablar con mamá, con papá...

Se besaron un poco, aunque a Richie no le gustaba del todo, pero por otro lado la pelirroja lo disfrutaba a más no poder, deseaba esos besos más que a cualquier cosa en el mundo.
Cuando volvieron al parecer el jardinero ya no estaba.
- ¿se fue?.
- No, quizás este en el jardín de atrás, sus herramientas siguen afuera.
A Richie le dio igual y entró a la casa, quería ver a Eddie, no había pasado tanto tiempo pero lo extrañaba, entró y Eddie dormía tranquilo, parecía que ahora por fin las pesadillas se habían ido.

- Le diré a Patricio que ya puede irse - afirmó Beverly.

Richie guardaba las compras, había comprado más galletas y jugó de manzana para Eddie, pero pronto vio como la pelirroja le hacia señas con sus manos para que vaya hasta donde ella se encontraba, con pesar Richie se dirigió hasta allí.

- ¿qué pasa ahora?. - Beverly Marsh le giro la cabeza para que Richie pudiese ver - Eso pasa Richie.

Richie maldijo, ¡otra vez no!, ¿cómo era eso posible?, aquel hombre se encontraba en el suelo con un cable enredado en su cuello, Richie maldijo porque sabía lo que eso era.
Aquel hombre estaba muerto.

Al borde de tus pequeñas pequitas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora