Capítulo 22

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Richie había detenido el auto en una gasolinera, necesitaba cargar gasolina suficiente como para no tener que hacer otra parada, sus ojos se habían posado en aquella carretera nada transitada, realmente se encontraba en otro lado.
Fue Eddie quien lo sacó de sus pensamientos cuando notó aquellas luces azul y rojo acercándose por la carretera, entonces Richie aceleró todo, dejó el dinero ahí y subió al vehículo arrancando y alejándose de aquel lugar, el tiempo, las circunstancias, todo estaba en su contra, la policía ya estaba cerca, seguramente a esa hora Beverly ya les había dicho la placa y el modelo que tenia el auto.
Richie aceleraba tanto como podía, su cuerpo sentía como recorría el miedo, pero fue demasiado cuando escucho las sirenas sonar.

- Eddie... - fue lo único que pudo salir de sus labios, sabía que todo estaba perdido.
Eddie abrió los ojos, los había cerrado por el miedo, el sonido de las sirenas se escuchaba demasiado cerca.
Al parecer la patrulla no daba indicios de dejarlos en paz, aceleraba tanto como el auto de los fugitivos lo hacía.

- Te tengo Tozier, te tengo. - decía Stanley Uris, sonreía complacido, por fin el dolor de cabeza se terminaba.

- ¿Richie? - Eddie se aferraba a su asiento, se aferraba a Richie, no quería separarse de él.
- Pequeño, no nos atraparan, no te alejaran de mi.
- Richie, detente.
- Eddie, no.
- Escucha, el oficial espera que no te detengas, si te detienes podemos dar la vuelta y eso hará que pierda el tiempo, escogeremos otra ruta.
- No hay otra ruta Eddie.
-Hay un camino de tierra, apagaremos las luces y no nos verá.

Richie tenía miedo, pero quería confiar en Eddie, así que redujo un poco la velocidad para que la patrulla pudiese pasarlos y así dar vuelta en "u"  pronto vio que el auto de policía se acercaba por el lado izquierdo, Eddie necesitaba su inhalador en ese preciso momento, Richie se concentraba lo mejor que podía, observó como el oficial ya estaba a su lado con su acompañante, solo logró ver a su acompañante, no a la persona que manejaba el auto.

-Eddie, agarrate, aquí vamos.

Richie hizo su maniobra, no se había dado cuenta de lo bien que había salido, el sonido de las sirenas de alejaba, Richie sonrió, estaban a salvo, su Eddie estaba a salvo, pronto escucho como las sirenas se oían de nuevo así que hizo lo que Eddie dijo, apago las luces y se metió por aquel camino, Eddie veía hacia atrás y veía como la patrulla seguía recto, no noto el camino.

- ¡Lo hicimos, Richie! - se sentía aliviado, sentía alegría.
Richie suspiro, siguió conduciendo un poco más y luego paro, aún no se atrevía a encender las luces.
Sentía su respiración corta, estaban a salvo, Eddie Kaspbrak aún seguía a salvo y con él.
Por fin logró encender el auto, conducía a una velocidad normal, no sabían dónde iban a parar, después de un rato Richie por fin se atrevió a encender las luces.

- Richie, ya pasó.
Richie solo moría por abrazar a Eddie, quería saber que el menor estaba bien, pero después de su beso... Después de besar a un niño de trece años... Y que le había gustado, prefirió no hacerlo.
Richie se sentía mal, terriblemente mal, no poder  oírlo reclamando, no verle su rostro lleno de pequitas,  no oírlo reír, no verlo, perderlo.
Richie quería hacer todo lo posible para evitar que Eddie estuviese en peligro, Eddie era inocente, claro que lo era.

- Richie, ¿te sientes bien? - preguntó el menor algo extrañado, Richie sólo lo miraba y no decía nada.
Richie se abalanzó sobre el menor y Eddie sonrió.
-Rich, todo está bien, estamos bien, lo estaremos.
Richie solo le sonreía con ternura, ahora el menor parecía ser más grande que Richie, le transmitía paz.
-tal vez debemos descansar, eso sería lo mejor.

* _ * _ * _* _ *

Eran cerca de la media noche, la televisión estaba encendida en la casa de los Tozier, Went Tozier dormía y Maggie Tozier se encontraba sola como siempre, su hijo desaparecido, suspiro con tristeza, se sentía muy sola, el sonido de la televisión se vio interrumpido por el ruido del teléfono sonando, la mujer fue a atenderlo, no quería contestar, después de todos los policías eran los únicos que llamaban.

- ¿diga? - preguntó a la línea, esperando la voz del oficial Uris.
- ¿Mamá?.
Oh, esas palabras hicieron que las manos de Maggie temblaran, casi se le cae de las manos, sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.
- Richie, amor... Susurro la mujer con la voz entre cortada por las ganas de llorar.
- Mamá, soy yo, no tengo mucho tiempo, solo quería que supieras que estoy bien...
- Amor... ¿Qué fue lo que hiciste? - seguía llorando.
- Mamá por favor no llores, no soporto escucharte llorar, si tu lloras, yo lo haré..
-Richie, solo vuelve, hablaremos con la policía y todo se va a solucionar.
-No mamá, no puedo volver, es muy complicado, saluda a papá de mi parte, dile que lo amo también.
-Estas con... Con...
- ¿Eddie? Si, esta conmigo, lo estoy cuidando. - Maggie sabía que su hijo sonreía, lo conocía demasiado bien.
-Todo por ese niño...

Eso fue lo único que Richie escucho de su madre, antes de colgar el teléfono.
Maggie se quedó llorando, quería a su niño en casa, Richie tenía dieciocho años, pero era su pequeño niño, no entendía que estaba pasando.
Avan entraba de nuevo el auto para poder descansar, pero no sabía que Eddie estaba escuchando su conversación.

- ¿todo por ese niño?, si mamá, todo por ese niño - dijo Richie dentro del auto, pensando que solo él mismo se escuchaba.
El recuerdo del beso aún se mantenía vivo por sus pensamientos, se repetía una y otra vez, recordaba la respiración de Eddie, su sonrisa, sus manos sujetandolo, los latidos de ambos, sus labios sobre los suyos, lo recordaba todo.
"todo por ese niño"
- ¿Richie?, ¿a qué te refieres a todo por ese niño?.
- Todo por ese niño Eddie, todo por ti, me siento mal, bese a un niño de trece años - dijo Richie con miedo, con dolor.
-Yo no veo que el mundo se vaya a terminar solo por un beso Richie. - ¿cómo era que eso le dolía a Richie, si a él le había encantado y quería mas?.
- Basta, no lo digas...
Eddie se acercó con cautela hasta Richie, se acercó a su oreja y empezó a susurrar como si estuviese contandole un secreto.

-Estoy seguro que quieres volver a besarme.

Al borde de tus pequeñas pequitas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora