Capitulo 21

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Hacia bastante frio esa noche, el cielo estaba oscuro, ninguna estrella había salido esa noche, todo el cielo lucia apagado, apagado como Richie.
Ambos muchachos se sentían cansandos, les dolía el corazón a ambos por motivos diferentes claro, Eddie tenía las manos en el rostro de Richie, sus ojos se enfocaba en una cosa y solo en una cosa, sus labios.
Richie tenía los ojos cerrados, le dolía la situación, le dolía no haber confiado en Eddie, le dolía haberlo acusado sin pruebas, le dolía haberlo hecho llorar, le dolía todo.
Richie abrió los ojos, sabía lo que eso significaba, Eddie lo había perdonado, quizás él no podía perdonarse, pero su Eddie ya lo había perdonado.
Eddie se sentía indefenso, necesitaba demasiado a aquel chico de cabello rizado y anteojos, lo necesitaba y no sólo por un capricho, era algo más, era algo más puro, era algo que se sentía especial, mágico, noble, inocente, era algo que sentía a más no poder, lo sentía con fuerza, sentía que debía acercarse más, que no temiera, que sacara ese impulso.

- Richie...  - salió de aquellos labios, su voz sonaba rota, dolida, necesitada.
-Lo siento Eds... - respondió el mayor juntando su frente con la de Eddie, eso estaba mal, tenía que alejarse, él sabía las intenciones de Eddie, las sabía, ahora que podía zafarse de esa situación tenía que hacerlo, ¿pero cómo podía alejarse?, no podía, Richie no podía alejarse de aquel pequeño, porque el corazón le latía en una melodia hermosa, porque era su Eddie Spaghetti, era él y nada más importaba. - Eds... - susurro Richie.

Eddie Kaspbrak no pudo contener más aquel impulso tan fuerte que le oprimía el pecho, sus manos continuaban en el rostro de Richie, Eddie ya no podía más, acercó su rostro hasta casi rozar sus labios con los de Richie, Eddie moría por un beso.
Richie sentía como el miedo se apoderaba de él, eso estaba mal, toda la sociedad lo veía mal, no porque Eddie fuese menor, eso también, pero era exactamente por lo que Eddie le había dicho, Eddie no era una ella, era un él, la sociedad no podía aceptarlo.
Richie llevó sus manos a ambos lados del rostro de Eddie acariciandolo con delicadeza, Eddie no controlaba sus movimientos, parecía un momento irreal, llevó sus manos a la nuca de Richie, Richie sabía lo que iba a suceder, lo sabía... cerró los ojos y ahora fue él quien acortó la distancia entre ambos, Richie sabía que eso estaría mal, pero Eddie con todo el permiso cerro sus ojos y un tierno, dulce e inocente beso fue depositado en los labios de aquel joven rizado, era un beso con sabor a inocencia, un beso con sabor al amor más puro, con sabor a amor y solo amor... Pero con temor a lo incorrecto, a la maldad de las personas.
Una fuerte lluvia se desató, su respiración era agitada, ninguno se atrevía a abrir los ojos, ninguno se movía.
Richie intentó separarse, pero las manos de su pequeño no le permitían irse.

-No lo hagas, por favor... - suplico Eddie con un par de lágrimas en sus ojos, intentando que Richie no se fuera, quería retenerlo un poco más, solo un poco más, quería estar con su Richie.
Richie era incapaz de no cumplir cualquier petición de aquel niño, Eddie tenía una habilidad única de pedirle cosas a Richie que eran malas o no se debían pedir, pero Richie se las concedía, lo hacía por amor...
- Nunca lo haría, solo que... debemos seguir - dijo Richie contra los labios de Eddie.

Eddie lo sabía, pero su cuerpo, sus labios, todo le rogaba mucho más de Richie, quería quedarse así con él mucho tiempo, había esperado demasiado por aquel momento, no quería que se lo arrebaten, quería un poco más, quería ser egoísta... Solo por ese momento quería y deseaba tantas cosas con Richie.
Pero asintió sonriendo, le daba la razón a Richie, pero ya nada más importaba para él, no importaba si la policía los seguía, no importaba. Beverly, solo importaba que Richie lo beso y nada más.
Richie estaba consiente de lo que acaba de hacer, de lo que eso le había provocado y lo torturaba, porque veía como aquel niño se tocaba los labios con una sonrisa, ya no lo odiaba, ya lo había perdonado, pero sus pensamientos lo mataban, era inmoralmente incorrecto, quería golpearse la cabeza con el volante, pero reprimia esos impulsos.
El niño de las pequeñas pequitas hizo que todo lo ve había reprimiendo se hubiese ido a la mierda en cuestión de segundos.

* _ * _ * _ * _ *

Los oficiales llegaron hasta la casa donde se encontraba Beverly Marsh afirmando que los jóvenes se habían robado su auto, que habían matado a su jardinero y se hubiesen ido del lugar, no tenía idea de dónde podían haberse ido.
Stanley Uris se sentía frustrado, ¿dónde podían ir?.

- Te encontraré Tozier, no puedes ir tan lejos.
- ¿Qué pasará oficial? - La pelirroja después de todo había colaborado.
- ¿cómo se entero que estaban en su casa?.
- el jardinero llamó para avisar oficial y vine de inmediato.
- ¿Por que no lo reportó de inmediato a la policía?
-Porque no estaba segura de que eran ellos...
-la llevaremos a su casa y rastrearemos el auto.

Al borde de tus pequeñas pequitas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora