Capítulo 4

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- ¿Cómo está Beverly?, ¿así se llama no? - preguntaba Eddie, mientras ordenaba de manera cuidadosa y en orden alfabético los discos que se encontraban en ese pequeño estante de madera.
- Si, así se llama... Bev esta bien supongo - respondió Richie mientras preparaba unos sandwiches para Eddie y para él.
-¿sigue enamorada de ti? - Eddie preguntaba sin cautela porque sabía que Richie siempre respondía sus preguntas sin evadirlo.
- Nunca ha estado enamorada de mí Eds... Ella es solo mi mejor amiga y nunca llegara a ser nada mas que eso, ¿por qué crees que esta enamorada de mi?.
- porque se le nota, además ¿no es ella quien te busca siempre? Creo que ella también te da cigarrillos... ¿verdad?. - Eddie terminó de ordenar los discos y se dirigió a la mesa para poder comer su sandwich de jamón con queso.
-Me busca porque es mi amiga Eds, además creo que nadie la entiende como yo y por último si, ella me da cigarrillos.
- Eso te terminará matando Richie, te dará cáncer en los pulmones y morirás. - soltó Eddie con simpleza dándole un último bocado a su sandwich y ganándose una sonrisa por parte del mayor.

Beverly era una chica pelirroja muy hermosa, sus ojos eran de color celeste que te hacían perderte en esa mirada suya, ella había sido la mejor amiga de Richie desde ya bastantes años, por esa misma razón aveces acompañaba a Richie cuando este tenía que cuidar algunas tardes a su pequeño vecino Eddie, "el niño asmático" le llamaba ella, así que Eddie le había prestado demasiado atención a la pelirroja y observaba como le daba cigarrillos a Richie y como se le insinuaba muchas veces, aunque claro, Richie muchas veces prefería hacerse el despistado y fingía no darse cuenta, pero Eddie era otra cosa...
Eddie siempre lo había notado y le parecía algo desagradable, creía que lo mejor que podía hacer Richie era alejarse de alguien como ella.

Era ya muy tarde de la noche y Sonia Kaspbrak aún no había llegado a recoger a Eddie como era de costumbre, así que Richie había ido a devolver a Eddie hasta su casa, cuando entraron a la casa con la llave de respaldo que había debajo de la maceta se encontraron a una ebria y dormida Sonia Kaspbrak, cuando Richie dirigió la mirada hacia Eddie logró ver su rostro algo decepcionado pero Eddie al darse cuenta fingió una sonrisa, una muy forzada sonrisa.
Richie acompañó a Eddie hasta su habitación para que pudiese dormir tranquilo, pero cuando se disponía a marcharse sintió como una mano más pequeña que la suya lo sujetaba y su rostro enrojecio de inmediato.

-¿Rich? - se escucho una voz tierna y angelical, esa voz que hacía que Richie Tozier temblara y perdiera la voluntad.
- ¿Eds estas bien?, ¿necesitas algo? - Richie se sentía nervioso y no entendia el porqué.
-¿puedes quedarte conmigo hasta que me duerma? - Eddie hizo un gesto de súplica y movió su nariz de manera única y Richie se derretia como siempre, Richie no podía decirle que no.
- Claro pequeño, yo me quedo contigo.

Eddie se colocó su pijama y se acurrucó en su cama e hizo un gesto para que Richie se acomodara a su lado y el mayor así lo hizo, empezó a cantarle algunas canciones para que pudiese dormir pero sin siquiera saberlo él igual terminó durmiendose aferrandose a la pequeña mano de Eddie.
Richie se despertó y se dio cuenta de la escena, el reloj de la mesita de noche de Eddie marcaban las 2:30 am y el joven Tozier  después de dejar un beso cálido en la mejilla de Eddie salió por la ventana de su vecino en dirección a su casa con mucha cautela tratando de no despertar al menor que dormía a gusto.

*_* _* _* _*

Era lunes otra vez, Eddie odiaba los lunes, ni había una razón en específico, pero los odiaba, deseaba poder faltarse a clases, pero no podía, su madre sólo lo hacía faltar cuando estaba demasiado enfermo, pero después de acordarse como vio a su madre la noche anterior definitivamente prefería ir un lunes a clases, prefería eso mil veces.

- ¿Cómo estuvo su fin de semana, tienen algo extraordinario que haya sucedido? - la maestra empezaba sus clases de manera muy entusiasta, era una mujer delgada y con buena actitud, era una de las maestras más jóvenes de la escuela y que todos los niños apreciaban, incluso Eddie, creía que la maestra era alguien muy interesante y que los motivaba a crecer como personas y desahogarse.

- Me quedé muy sorprendida con los ensayos que escribieron, veo que ya han crecido y empiezan a ver el mundo de manera diferente y me siento bastante orgullosa de ustedes.

Mientras la maestra seguía hablando Eddie se había distraído y había empezado a imaginar muchas cosas, quizás una vida lejos de Derry, donde el podía ser feliz, se imaginaba una vida llena de colores sin más medicamentos, Eddie se imaginaba una vida feliz, pero una vida feliz al lado de una sola persona que lo hacía feliz y esa persona no era su madre.

- Eddie, ¿podemos hablar de tu ensayo al final de la clase? - la maestra lo sacó de sus pensamientos.
- Seguramente hizo un ensayo de sus medicamentos que realmente son mentiras - Se burlaban Gretta y sus amigos.

Eddie sentía un nudo en la garganta, porque ahora todos sabían gracias a Gretta que Eddie no necesitaba esos medicamentos y que todo estaba en su mente y desde el momento que ella divulgó la noticia todos los niños de su salón habían empezado a burlarse de él.
Eddie deseaba que Richie pudiese estar ahí con él para que pudiese defenderlo o quizás sólo para darle la mano y hacerlo sentir seguro, Eddie sabía todo lo que los demás niños de su clase murmuraban sobre él y su madre.
Volteo la mirada y se encontró con la mirada y una sonrisa de su único amigo en el salón, Bill Denbrough le sonreía para decirle que ignore todo y que todo estaba bien... Eddie intentó devolver el gesto pero no pudo, el saber que sus medicamentos son mentiras pero que dependía de ellos lo estaba matando lentamente, así como los cigarrillos mataban a Richie.

Al borde de tus pequeñas pequitas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora