Capítulo 18

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- Richie, no creo que sea buena idea, yo no confío en que pueda ayudarnos, me detesta - decía Eddie moviéndose de un lado a otro con todo el nerviosismo recorriendo su cuerpo, sus pasos eran lentos, a lo lejos se divisaban unas casas que parecían abandonadas, parecía un completo desierto.
- Si, confío en que nos va a ayudar, solo ten calma, vamos a estar bien.

Después de tanto caminar habían llegado a una casa que era pequeña, era una casa de una sola planta y con un jardín con el césped bastante crecido.
Era la casa de verano de la familia Marsh, Richie iba ahí con Beverly, Ben, Mike para las vacaciones de verano, era un lugar al que les gustaba ir porque se relajaban, hacían fogatas, hablaban del futuro... Oh, el futuro.
Eddie no estaba muy de acuerdo con estar ahí, la ciudad más cercana estaba próxima, pero Richie confiaba en qué era el último lugar donde la policía los buscaría.
Richie tomó la mano de Eddie, el cual ya estaba cansado y sacó la llave debajo aquella roca donde siempre la ponían, siguiendo lo que Beverly le había indicado, abrió la puerta sin soltar la mano de Eddie, cuando entraron se encontraron con ese olor a muebles viejos, polvo y descuido, ya que no había sido utilizada en mucho tiempo, ya que el hombre que se encargaba del jardín era para quien guardaban la llave, pero era solo para guardar sus materiales de trabajo, no se le permitía entrar a limpiar la casa.
Richie se sentía nervioso así que por un descuido apretó la mano del menor, pero este no se quejo, prendió la luz y vio todo el lugar, era tal cual lo recordaba, los recuerdos empezaron a invadir su mente, Eddie se libero del agarre se Richie y se dispuso a explorar la casa, Richie lo veía pasearse y eso igual le recordaba como se paseaba por su casa explorando y tocando los libros y los discos de su padre, acomodandolos una y otra vez, recordó otra vez a su padre, ojalá hubiese podido pedirle algún consejo o algo...
Richie sonrió con melancolía, Eddie se acomodo en el sillón y son planearlo quedo dormido, estaba bastante cansado despues de tanto caminar.
Richie se dispuso sacar las cosas que había comprado de camino al lugar, sus pensamientos habían parado por un momento, las gotas de lluvia que caían en el techo hacian que el ruido sea más fuerte que sus pensamientos.

- Vaya, parece que se desatará una tormenta - Richie le habia preparado un sandwich a Eddie y ahora se lo llevaba.
- Si... Eso parace - susurraba Eddie algo asustado.
- Eddie, se que le tienes miedo a los truenos, pero yo estoy aquí contigo, yo te protejo, ¿lo olvidas?.
- ¿Crees que pueda darme un baño?
- Claro, te calentare un poco de agua ¿si?

Richie se dispuso a calentar agua para que Eddie tomara un baño relajante, así que le dejó el agua tibia en el baño, junto con shampoo y un jabón.
Eddie tomó su baño, el agua estaba tibia, eso hacía que su cuerpo se sintiera relajado, se empezó a preguntar como estarían todos, su amigo Bill ¿estaria bien?, la maestra Marsh... ¿Sabría que él estaba con Richie?.
Pero pronto recordó a su madre, diciéndole que el baño siempre era lo mejor del día, donde podías relajarte, ahora el no tenía madre, no tenía familia, estaba solo...
Pronto se escucho un fuerte trueno y Eddie se espanto, salió pronto del baño, con ropa limpia y el cabello mojado, fue directo a la sala donde Richie estaba.
- ¿Rich?
-¿Qué sucede, pequeño?.
- Los truenos me asustan... - susurro con esa tierna voz que Richie amaba, que hacía que su voluntad cayera, que lo estremecía.

Richie sonrió amablemente, le extendío la mano y lo dirigío a la cama, sono un trueno aún más fuerte y Eddie empezó a temblar y se escondió en el pecho de Richie, el mayor sin saber como reaccionar empezó a tocar su cabello, a hacerle remolinos en su castaño cabello.

- Cuando había tormentas mi madre siempre se quedaba conmigo, me contaba alguna extraña historia ¿sabes?, me abrazaba y yo me sentía más tranquilo, ahuyentaba todo lo malo.
- No te preocupes pequeño, estoy aquí contigo, no pasará nada, yo te protejo - susurraba Richie en tono dulce.
- Lo sé, pero tengo miedo, tengo mucho miedo.

Richie se detuvo y quito su mano del cabello de Eddie, su mente lo estaba matando, pero...

- Richie, no te detengas -  pidió Eddie tembloroso, miéntras sin levantar la vista buscaba la mano de Richie.

Un trueno sono más fuerte aún, Richie amaba la lluvia, pero le disgustaba que los truenos le hicieran daño a Eddie, se odiaba por no poder negarle nada a Eddie, por no tener la voluntad suficiente, no era fuerte, ese niño lo tenía mal. Pero que haces cuando tu cuerpo te dice "haz todo por él, haz todo por mantenerlo a salvo y a tu lado"
Todo en Richie pedía complacer a Eddie.
Eddie se odiaba a sí mismo, se odiaba por no haber nacido un par de años antes, por no ser valiente y contarle a Richie lo que sentía, por ser solo un niño cobarde, por aruuinar la vida a la persona más importante para él.

* _ * _* _* _*

Beverly se sintió feliz al ver el número de Richie llamándola, de entre tantas personas la escogió a ella, eso significaba que su conexión era fuerte.

- ¿Ri-Richie?.
- Ayúdame - se escucho una voz quebrada del otro lado de la línea.
- Richie, ¡¿sabes lo que he querido localizarte?!, ¿cómo estás? - sonaba alterada y emocionada a la vez.
-Bien, estamos bien...
-¿Estamos?, Richie la policía te busca...
- Si, Eddie y yo estamos bien, Bev, necesito pedirte un favor muy grande, pero por favor no le digas a nadie de esta llamada, mucho menos a la policía.
- Pide lo que quieras Richie, nadie se enterara, lo juro.
- Gracias, se que puedo confiar en ti, pero por favor si no puedes ayudarme, no te preocupes, necesito que nos dejes quedarnos en tu casa de verano por un tiempo.
- ¿qué?.
- Por favor, no te lo pediría si no fuera importante o una emergencia.

Beverly dudo un poco, lo estaba pensando, podían inculparla de cómplice, a ella y a su madre.

- Bien, pero ten mucho cuidado, no quiero que nada malo te pase Richie... Yo... Te amo.
- yo también - Se escucho al otro lado de la línea, pero Beverly sabía que eso no era cierto, Richie no la amaba, si la amase de verdad no estaría ahora mismo con aquel niño, huyendo y pidiendole ese favor...

Ahora Beverly se había metido a la boca del lobo, traicionaria a la policía y todo por cubrir al chico al que amaba ¿verdad?.

Al borde de tus pequeñas pequitas... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora