Capítulo 25

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Era un domingo demasiado tranquilo, el cielo se veía despejado, el aire parecía más puro.
Went Tozier por fin se había dignado a hacerle una visita a su hijo, los domingo eran los días de visita, dos horas de visita era todo lo que se les permitía a los familiares o amigos, todos sabían que Richard Tozier no recibía visitas, su madre había decido viajar para calmarse con una de sus hermanas, Went le daría alcance pronto, pero tenía que hablar con su hijo antes.
Llegó y divisó a su hijo, lo divisó a su hijo en ese lugar, de cercas metálicas, paredes grises, ventanas pequeñas, un lugar deprimente realmente.
Camino hasta donde su hijo se encontraba.
-¿Cómo has estado Richard? - preguntó con esa retumbante voz que tenía, esa que a Richie jamás se le olvidaba y nunca lo haría.
-Bien, ya no se meten conmigo papá, ahora solo me ignoran... - dijo Richie mientras su padre observaba como esos rastros de moretones se iba perdiendo.
A Went le satisfacía saber que al menos ya no golpeaban a su hijo, nunca se lo había dicho, pero a lo mejor si lo quería.

-¿Cómo está mamá? - preguntó Richie, extrañaba comer la comida que le preparaba.
-Bien, decidimos darnos un pequeño respiro.
"pequeño" Richie odiaba esa palabra, le dolía.

-Me alegro por ella, no se merece el hijo que tiene, tu tampoco.
-Tengo algo para ti, nadie se atrevió a dartelo, pero yo si. - le estrecho unas cartas que tenía en su mano.
- ¿qué es esto?.
-Léelo.

Richie pinto reconoció la letra en ambas hojas, en una era la letra cursiva de Beverly con la palabra "Richie", en la otra era solo la historia de su pequeño, esa letra única que tenía.
Comenzo por la más importante, la historia de su pequeño.

Aquel príncipe era muy pequeño todavía, ni siquiera sabía si podría ser un príncipe azul, vivía encerrado en su castillo, con muchas medicinas, el príncipe era muy débil.
¿Podría ser el príncipe azul de alguien?, quizás podía, pero no de una bella doncella, no lo quería.
"Príncipe Este es un lugar seguro para ti" decía la reina que cuidaba de él, "eso te mantiene vivo" repetía cada día al darle su medicina.
"las tomaré por ti, mamá" respondia con tal inocencia de no saber que eso lo acababa lentamente.
La reina lo había encerrado y lo mantenía prisionero, pero decía que era por cuidarlo.
Un día el príncipe se entero que no necesitaba de tantos cuidados que todo era mentira y entonces grito por ayuda, grito con todas sus fuerzas por la ventana de aquella torre que lo mantenía prisionero.
Era inútil, quizás nadie lo oía, pero un caballero valiente si lo pudo oír, él caballero intentaba subir, pero la bruja de fuego, le hacia regalos que lo iban envenenando de a poco, la bruja de fuego solo lo quería para ella, el caballero valiente tenía que ser suyo.
Pero los gritos de ayuda del príncipe podían más que el veneno, el caballero valiente había entrado al castillo y encontrado al príncipe.
Había quedado deslumbrado con su belleza, se había perdido en las pequitas del príncipe.
El caballero valiente lo tomó entre sus brazos e hizo lo que aquel príncipe con tanto añoro deseaba, un beso fue lo que le dejó para pactar su amor a primera vista y se dispuso a llevárselo.
Pero la reina no estaba contenta, los descubrio y encerró al príncipe de nuevo, otra vez estaba cautivo, pero el caballero estaba tan enamorado que accedió a aceptar las reglas de la reina, cada día podría visitar a su príncipe, podía cuidarlo, ver que estuviese bien, pero sólo podía cuidarlo, no podía nada más, hasta que el príncipe cumpliera dieciocho años, en caso contrario la reina mataría al caballero y al príncipe.
Faltaba un año para poder ser feliz y libre con su caballero, pero el amor era más seductor.
Un día el príncipe esperaba a su caballero, oliendo un delicioso aroma, listo para pactar su amor.
El príncipe quería entregarse al caballero en alma, cuerpo, mente.

Richie había cerrado sus ojos, se le habían llenado de lágrimas, su padre no decía nada.
Aun le quedaba otra carta que leer.

Richie... Te conozco hace tantos años y siempre he estado enamorada de ti.
¿Por qué fui yo?, fácil, yo te amaba más allá de lo que alguien puede amar a otra persona, aunque espera, creo que no ame tanto, porque tu amabas más a ese pequeño niño...
Nunca entendí que tenía él de especial, intentaba e intentaba, pero jamás lo entendí.
El amor que tenía por ti era inmenso, pero el amor que podías darme fuer arrebatado por Eddie, ese niño me fastidiaba, tenía todo de ti, tenía tu atención, tu amor, te tenía a ti.
Te convirtió en alguien diferente, no se como pudiste sacrificar tus sueños por él.
¿Sabias que él fue quien me hizo el corte de cabello?, la noche que tu y yo tuvimos sexo, él nos vio y corto mi cabello.
Eso empezó una rivalidad Richie, él te quería solo para él y yo te quería solo para mí, decidí hablar con la persona que creí que podía hacer que entrases en razón e ideamos un plan para alejarte de Eddie, pero todo salió mal.
La escena del crimen era perfecta, todo inculpaba a Eddie, por la muerte de su madre, lo llevarían lejos de ti y seríamos felices tu y yo, pero lo arruinaste, lo elegiste a él y huiste con él.
La cuidaste, defendiste y evitaste que se lo llevarán, pero me pediste el favor de ir a mi casa, aproveche la oportunidad, si inculpabamos a Eddie por matar al jardinero, ahora si lo podías dejar, pero no, decidiste creerle y llevarte mi auto, pero bueno el amor te hace cometer locuras ¿verdad?, tu las cometiste al volverte prófugo de la justicia y tu amor te llevó a matarlo, al menos ahora yo me quedo sin ti, pero tu también te quedas sin él...
Si te lo preguntas, la asesina no soy yo, el asesino es... 

Nada, la carta terminaba ahí.

Richie no sabia que hacer, no sentía pena, ni lastima, sentía rabia, todo había sido ocasionado por su amor obsesivo hacia él, había perdido a Eddie por la culpa de ese amor.
Richie le dirigió una mirada frustrada a su padre, con lágrimas, con odio, con pesar.

- Un trato es un trato Richard, el niño está bien y a salvo.








Habrá segunda parte, listas para leerla?

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