Capitulo 50 "El juego"

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Llegamos al hotel, cansados y sudando.
El primero que hacemos todos es darnos un baño y cambiarnos de ropa. Después vamos a un restaurante que queda a unas cuadras del hotel.
El restaurante es completamente estilo hawaiano y tiene una hermosa vista hacia el mar. La mesera nos pone collares de flores y nos trae de entrada cócteles de bienvenida junto al menú.
Observo el menú, todo tiene nombre extraño. No entendemos nada, pero nos encargamos de pedir platos diferentes para probar cosas nuevas.
En 10 minutos llega nuestro pedido, mi plato luce algo raro pero está delicioso. Sabe cómo a cerdo en salsa agridulce pero no tengo ni idea de que sea, ni quiero saberlo.
Al terminar pedimos cervezas.
Papá y Valentina hablan sobre cosas triviales como "¿qué tal te ha parecido Hawái?", "¿qué tal estuvo tu plato?", "¿te han gustado las playas". Yo comento una que otra vez pero Calle está callada, me concentro mirándola.
—¿Has disfrutado, Poché? (pregunta Valentina).
—¿Qué cosa? (pregunta Poché ).
—Las vacaciones, ¿las has disfrutado? (dice Valentina en tono sarcástico).
«Sabemos que no te refieres a eso.»
—Sí, demasiado (replica Poché en el mismo tono de Valentina).
«Sabemos que no me refiero a eso.»
—Es una lástima que tengas que regresar a España (dice Valentina).
—(el Sr. Garzón interrumpe) ¡Valentina! Eso aún no está decidido.
—¿Y cuándo lo decidirás? Digo, se hace tarde (dice Valentina).
—Eso no me concierne a mí, quien debe tomar la decisión es Poché(dice el Sr. Garzón).
—¿Y cuándo piensas hacerlo, Poché? (Valentina pregunta dirigiéndose a Poché ).
—Bueno, yo...
—(el Sr.Garzón interrumpe a Poché) antes de que tomes la decisión debemos hablar.
—Bueno (dice Poché).
Silencio incómodo.
Observo a Calle disimuladamente, apuesto que se siente tan incómoda como yo ahora mismo, o peor.
Entonces encuentro con la mirada una cancha de tenis.
—Una cancha (Poché señala).
—¿Quieres jugar un poco? (Valentina reta a Poché).
—( Poché sonríe) vamos.
***
Aquí estamos, en una cancha sintética de tenis. Yo me estiro un poco, Valentina hace movimientos de muñeca. Ambos nos miramos fijamente.
Sabemos que esto no es un simple juego amistoso, esto es algo más de honor y orgullo.
Papá y Calle están sentandos en las vacías gradas.
—Entonces, hermanita ¿un set de 6 juegos? (dice Valentina).
—¿Estás segura? ¿No quieres que sean 2 sets? (Poché la reta).
—No, hagamos de esto algo corto y conciso. Las damas primero (dice Valentina en tono sarcástico).
[En el tenis, el jugador gana un set ganando 6 juegos y gana un juego haciendo 4 puntos. Normalmente se juegan 2 sets, máximo 3.]
Inhalo y exhalo. Aquí vamos.
Saco la pelota con un golpe fuerte, Valentina la devuelve perfectamente, yo hago un remate [golpe fuerte y seguro] y gano un punto.
Debo sacar de nuevo, Valentina se va al fondo de la cancha, entonces se me ocurre una gran idea, hacer una dejada [Golpe en el que se le resta potencia a la pelota con la intención de que caiga lo más cerca posible de la red, del lado contrario] para cuando el intenta responder, la pelota hace su segundo rebote y anoto otro punto.
Saco una vez más, Valentina me responde con un globo [golpe sencillo que consiste en pasar la pelota por encima del jugador] y me anota un punto.
2 a 1. Saco de nuevo. Valentina me lo devuelve y yo le pego a la pelota de costado, haciendo que tome una dirección lateral hacia los costados de la pista.
Gano mi cuarto punto con golpe de aire. El primer juego es mío y fue fácil. Sonrío.
Ahora le toca sacar a Valentina, ella saca mal y me regala un punto. Parece estar enojada. Su siguiente saque es fuerte, me hace correr hacia uno de los extremos de la cancha pero logro devolvérselo con un globo. Anoto otro punto.
Querida hermana, siempre fuiste mejor que yo en casi todo, en las calificaciones, en las relaciones con los amigos de papá, incluso en el golf, pero esta vez estamos en el tenis. Mi fuerte.
Gano el segundo juego.
El tercer juego es reñido, los golpes de Valentina son fuertes y con constantes cambios drásticos, logra ganar por una diferencia de 2 puntos.
El cuarto juego también es reñido pero yo logro ganar.
Ahora es el quinto juego, estoy sudando pero no estoy cansada. Agradezco tanto haber decidido jugar con la parte de arriba de mi bikini y un short, aunque lo más probable es que sufra de insolación.
A medida que jugamos gente se va acumulando para vernos, incluso pasan a las gradas y se sientan. Alguien le ha preguntado a papá cómo va el juego y ha decidido manejar el marcador.
A Valentina y a mí no nos molesta en nada la atención que nos dan, al contrario, nos motiva aún más. Ambos queremos ganar, no hay mejor premio que la satisfacción personal y estamos llevando nuestra rivalidad por Calle hacia el juego, lo que lo hace aun más íntimo.
Para el momento en el que yo gano 5 juegos y Valentina 4, las gradas están llenas.
Este juego es el decisivo. Si yo gano, acumulo 6 juegos ganando el set completo, si Valentina gana tenemos que seguir jugando hasta que haya una diferencia de 2 juegos entre nosotros.
A Valentina le toca sacar, al parecer está agotada, la pelota no pasa de la red, me regala un punto.
Todos nos miran detalladamente, cada movimiento, cada golpe.
Hago 3 puntos, Valentina lleva 1. Sólo un punto, sólo un punto más.
Valentina saca, su golpe es débil y sencillo. Prácticamente lo lanza en dirección a mi raqueta.
Segundos antes de golpear la pelota reflexiono, ¿Realmente quiero ganar? ¿Y qué es lo que gano? ¿Hacer que nuestra estadía aquí sea aún más incómoda de lo que ya es?
Dejo caer mi raqueta al suelo, la pelota rebota junto a mí.
Lo que para muchos hubiera sido el golpe victorioso, el golpe ganador, se ha convertido en mi renuncia.
Todos quedan sorprendidos y en silencio, esperando a que hable.
—Ha sido un gran juego, hermana, pero quiero renunciar (dice Poché sonriendo).
Valentina y yo nos acercamos para darnos la mano, la multitud le aplaude. Yo me retiro para comprar agua. Papá acelera su paso y me alcanza.
—Estabas a punto de ganar, ¿por qué renunciaste? (pregunta el Sr.Garzon).
—A veces, renunciar es otra forma de ganar (Poché sonríe).
—No lo entiendo (dice el Sr. Garzón).
—Jamás lo entenderías, por cierto, quiero quedarme en España.
—¿Qué? (el Sr.Garzon detiene a Poché ).
—(Poché sonríe) sí, como lo oíste. Si gustas podemos hablar mejor en esa cafetería, muero de sed (Poché señala).
—Vale (dice el Sr. Garzón).

Jugando a Amar (Adaptación Caché)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora