Los sueños.
Según Freud son anhelos reprimidos. Según la Psicología son estímulos y manifestaciones. Según la mitología, viajes a mundos esquivos de la realidad. Para mí, son el único lugar donde puedo "estar" una vez más, con personas que he perdido o que están lejos de mí, también, el único lugar donde Calle y yo seguimos juntas.
He soñado toda la noche con Calle. En mi sueño, las dos estábamos montando caballos cerca de la orilla de la playa, reíamos. Nos besamos. Pronto empezó a llover y el mar creció. Una ola se vino sobre nosotras separándonos. Nadé desesperada buscándola, de repente todo se nubló y desperté en una habitación de un hospital. Sorpresa, mi enfermera era ella. Hicimos el amor hasta que alguien tocó a la puerta, entonces por una ventana, tomadas de la mano y corrimos lejos. Nos subimos a la azotea de un edificio, estaba llena de agua cristalina. El borde era grueso, caminamos sobre el. Calle iba de primera, tomaba mi mano para sentirse segura. Saltamos a otros edificios, empezamos a correr y reíamos de nuevo. No resbalábamos a pesar de que había agua estancada por doquier. Pronto llegamos al ultimo edificio y decidimos saltar juntas. Entonces le pregunté: "¿Aún me amas?" Y ella contesto sonriendo: "Nunca dejé de hacerlo". Finalmente, a unos centímetros de tocar el suelo, alas salieron de nuestras espaldas y nos levantaron. Volamos alto, bien alto. Atravesamos varias nubes, siempre tomadas de la mano. Ella me apretó fuertemente y me dijo "recuerda que..." entonces Natalia me despertó.
Sueño cosas extrañas, lo sé.
¿Besos? ¿Hacer el amor? ¿Un salto de fe? ¿Alas? Desearía saber como terminaba el sueño. He despertado de tope y me he quedado pasmada.
—Lamento haberte despertado así, pero en el convento es obligatorio levantarse a las 8 AM.
—Está bien.
Me dirijo hacia el baño. Me baño de pies a cabeza, el agua helada me despierta por completo. Vaya sueño.
Salgo de la ducha con dos toallas, una en mi cabello y otra en mi cuerpo. Al llegar a mi cama me siento y empiezo a buscar algo de ropa.
—Espera, no puedes seguir usando tu ropa aquí.
—¿Por qué?
—Porque no sé si lo has notado, pero todas llevamos el hábito.
—¿Hábito?
—Así le llamamos a nuestra vestimenta.
—Es decir, esa bata negra que les va hasta los tobillos.
—Sí, esta bata negra.
«Aun más inteligente de tu parte papá, hacerme empacar toda mi ropa sabiendo que debo usar uniforme aquí.»
—¿Y va por tallas?
—(Risas) te prestaré una mía. La madre superiora te dará unas pronto.
—Está bien.
Susana busca entre sus cosas y saca la bata negra, perdón, el hábito, me lo pasa. Le doy la espalda, me quito la toalla del cuerpo y yo me lo pruebo.
—Hace mucho calor con esto puesto.
—Pronto te acostumbrarás.
«"Te acostumbrarás" esa parece ser la frase que más he escuchado desde que llegué a España.»
—Supongo (Poché suspira).
—Termina de cambiarte, debes usar ropa interior para la misa (dice Natalia en tono burlesco).
Me sonrojo al caer en cuenta de que no llevo ropa interior y que estoy usando la ropa de Natalia.
—Lo siento (dice Poché apenada).
—No te preocupes, iré a bañarme. Espérame e iremos a desayunar juntas.
—Vale.
Natalia entra al baño.
Aprovecho para quitarme ¿su hábito? y me pongo mi ropa interior, me seco un poco y me lo vuelvo a poner. Me quito la toalla de la cabeza y me peino el cabello.
Que la palabra "hábito" sea usada para nombrar la ropa que usan las monjas, es algo raro. Me acuesto en la cama pensando en posibles sinónimos para "hábito", solo se me ocurre "sabana negra", "toga fúnebre" y "bata".
Pronto pienso en Calle, una vez más, Natalia me interrumpe cuando sale del baño. Me levanto para irme y esperarla afuera.
—No te vayas, espérame.
—Te esperaré afuera.
—(Natalia sonríe) no, espérame aquí, si te ven afuera te harán bajar enseguida.
—Ok (Poché traga saliva y se acuesta de nuevo en la cama).
Natalia casi que se pone en todo el centro de la punta de mi cama.
Se quita la toalla y empieza a secarse con ella, primero las piernas. Intento no verla. Busco un libro y empiezo a leerlo. Perfecto, eso tapa mi vista. Lo último que quiero ahora es un problema más. Ella termina y se pone su hábito. Se hace una trenza y salimos de la habitación a tiempo.
Son casi las 9, hora obligatoria del desayuno. Vamos hasta el comedor, llenamos las bandejas y buscamos una mesa libre. Nos sentamos y empezamos a comer.
Ensalada de frutas, pan, una salchicha y un vaso de leche para todos. Pronto otras dos chicas se sientan en nuestra mesa.
—Buenos días hermanas.
—Buenos días (responden Poché y Natalia amablemente).
—¡Que descortés somos! Aún no nos hemos presentado.
—Yo me llamo Ally.
—Mucho gusto, yo soy María José, pero me pueden decir Poché.
—Y yo Paula, es un placer conocerte (Paula sonríe).
—Soy María José, igualmente (dice Poché masticando un trozo de pan).
Desayunamos junto a las otras dos chicas. Paula es peliroja, calculo que tiene 14 años, es de estatura baja y llena de pecas. Ally parece ser mayor, quizá 2 años más que Paula, es de contextura delgada, estatura baja, pero su cara tiene algo que la hace lucir tierna. Ambas fueron muy amables y prudentes cuando se trataba de hacer preguntas. Una campana suena y todas las chicas de las demás mesas salen del comedor. Miro a Natalia desconcertada.
—Es la misa diaria, empieza a las 10 siempre (responde Natalia tranquila).
—Todas quieren conseguir un buen puesto, así que algunas salen corriendo (dice Paula en tono gracioso).
—Ya veo (risas).
—Vamos, si salimos ahora quizá no quedemos de ultimas (dice Ally).
—¿Es obligatorio asistir?
Paula y Ally me miran inmediatamente, sus bocas están abiertas y permanecen en silencio. Apuesto que una palabra cruza por sus mentes: "Atea".
—Por supuesto que sí, vamos (responde Natalia aun más tranquila).
La pequeña iglesia es linda por dentro y se ve espaciosa. Caben más de 500 personas y sobra espacio. Estamos en la penúltima banca. La misa empieza, un señor de edad mayor, algo lleno de arrugas, pelo blanco y con gafas empieza a hablar. Aburrido.
Dos horas desperdiciadas de mi vida. No me considero católica, tampoco de alguna otra religión, pero tampoco atea. Creo en Dios, a mi manera. Simplemente no creo en el ser humano y por lo tanto en religiones.
Al terminar la misa tenemos clase de cosido por grupos de 50, se me hizo un poco interesante pero al cabo de un rato, estresante. Tengo poca paciencia.
Hora del almuerzo.
Pastas con carne molida, queso parmesano y jugo de maracuyá. Combinación extraña pero no me quejo de la comida.
Después del almuerzo tenemos un poco de tiempo libre. Natalia, Ally, Paula y yo nos echamos en el césped del jardín. Miro las nubes, mi cuerpo está en este convento, mi mente junto a Calle. Quisiera tenerla aquí, tan sólo eso haría mi tortura menos difícil de soportar, la haría casi nula, porque el castigo no es ir a un convento, el castigo es estar lejos de ella. Lo comprendo.
Una de las chicas rompe el silencio y realiza una pregunta.
—¿Por qué estás aquí, Camila? (pregunta Paula, Natalia mira inmediatamente a Camila).
—Problemas con mi padre. ¿Ustedes?
—Problemas con mi madre (responde Ally).
—Yo, bueno, no fue decisión mía, fue de mi abuela al enterarse de que tenía novio a escondidas de ella (cuenta Paula).
—Vaya, que cruel (comenta Poché).
—¿Qué clase de problemas tienes tú con tu padre? (pregunta Ally dirigiéndose a Camila).
—Algo como lo que le ocurrió a Paula, sólo que con una chica.
«Demonios lo he dicho.»
—¿Tuviste novia? (pregunta Paula sorprendida).
—Al fin una lesbiana (comenta Ally).
—¡Chicas! (exclama Natalia).
—Está bien, Nata. Sí, tuve novia. Supongo que eso me hace lesbiana.
—No le diremos a la madre superiora, pero no deberías contarlo tan abiertamente (dice Paula).
—¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué me expulsaran de aquí? (las chicas bajan la mirada).
—¿Qué clase de problemas tuviste tú con tu madre, Ally? (pregunta Natalia).
—Me avergüenza decir esto, pero ya que estamos en confesiones, a mi madre le enviaron un vídeo donde le estaba haciendo sexo oral a un chaval.
«Vaya, la chica de aspecto inocente es de todo menos eso.»
—¿Qué? (dice Paula asombrada aun más).
—¿En serio? (pregunta Natalia).
—Sí, más vale que ninguna de vosotras comente algo.
—No te preocupes (contestan Poché y Paula).
—Eso nos lleva a ti, Natalia, ¿por qué estás aquí? (dice Ally).
—No tengo nada que decir, ya saben que quiero volverme monja.
—Debe haber algo detrás de ello (dice Paula).
—No, no hay nada.
—Vamos, puedes decirlo, no hay nada que perder (dice Poché sonriendo).
—Veréis, cuando pequeña mis padres murieron en un accidente y mi tía me crió por completo. Hace 4 años abrió un convento y decidí ayudarla como forma de agradecimiento, eso es todo.
Vaya, Natalia sobrina de la señora carcelaria, esa no me la esperaba. Todas permanecen en silencio, yo decido abrazarla.
Eso explica muchas cosas, como el porqué ha sido Natalia quien a ido por mí al aeropuerto y no la misma madre superiora.
De alguna manera, ella siente que le debe algo a su tía y por eso trata de hacerla sentir orgullosa y tener la aprobación de la madre que nunca tuvo. Oh, Natalia, quería decirle que no era la única que había sufrido perdidas, que yo la entendía pero sólo me limité a un abrazo.
Después de hablar, tuvimos una clase de lectura de la biblia y más aburrimiento, pronto se hizo de noche.
Cenamos de nuevo en el comedor, té caliente y galletas. Después de la cena todas acudimos a nuestros respectivos dormitorios. Yo leo un libro mientras Natalia teje un poco.
—¿La extrañas? (pregunta Natalia).
—¿A quién?
—Tu ex-novia.
«"Ex-novia", menuda palabra dura.»
—(Poché suspira) más que a nada.
Silencio incómodo.
—Son las 10, apagaré las luces.
—Hasta mañana.
—Hasta mañana.
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Jugando a Amar (Adaptación Caché)-Terminada
FanficMaría José Garzón, 17 años, una estudiante de sexto año, llena de lujos vive con su hermana y su padre ha teniado una infancia dificil despues de la muerte de su madre, tiene una relacion con Cristian un chico mayor que ella y llevan varios meses ju...