Capitulo 13 "Primera vez"

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—Poché (repite de nuevo).
—Sólo déjate llevar (susurra Poché en el oído de Calle).
La beso, ella muerde sus labios y suspira.
—¿No crees que estamos yendo demasiado rápido?
—¿Te sientes incómoda?
—No es eso. Cada vez que me tocas o me besas siento algo raro.
—¿Algo raro bueno o raro malo? (Poché mira fijamente a Calle).
—Raro bueno. Se siente tan bien, es algo que nunca había sentido antes (Calle traga saliva).
Sonrío y me acerco a ella, tanto así que nuestras narices se tocan, bajo mi vista hacia sus labios.
—Eso está bien, quiere decir que estás excitada, al igual que yo (Poché sonríe y la besa).
El beso termina. Me limito a mirarla, está sonrojada. Ambas permanecemos en silencio mirándonos, ella acaricia mi cara.
—La ropa... Aún la tienes puesta (dice Calle).
—(Risas) cierto.
—Quiero verte.
Me sorprendo gratamente al escuchar esas palabras de su boca.
La beso y la tomo de la mano, la siento en el borde de la cama y permanezco frente a ella. Desabotono mi camisa, ella me mira un poco tímida.
Sus hermosos ojos transmiten amor y a la vez pasión y... Mucha curiosidad.
Tomo sus manos y las pongo en mi cintura, ella las baja lentamente por mi cadera mientras nos miramos fijamente. Yo sólo sonrío.
Me quita la falda.
—Espera aquí (dice Poché).
Me dirijo hacia la puerta del cuarto, la cierro con llave y coloco el retrato de Crisitan boca abajo.
—¿Entonces seguimos? (pregunta Poché en tono pícaro).
Le ofrezco mi mano, ella la toma y se pone de pie. Entonces me abraza, quedamos paralizadas así por varios segundos. Alza su vista hacia mí, yo le doy en beso en la frente y sonrío.
Pasamos a la cama.
Ella está sobre mí. Me besa, juega con mis labios y su lengua, oh es tan buena.
Las cosas se ponen calientes y yo me empiezo a derretir. Es algo extraño, sólo un par de besos y el roce de nuestros cuerpos me han vuelto loca.
Muero por tocarla, cambio de posición.
Ahora ella está boca arriba y yo a su izquierda de medio lado. Aprovecho para besar su cuello y pasar mi lengua sobre su oreja. Ella suspira.
Toco sus senos sobre el sostén sin dejar de mirarla, ella sonríe, quiero quitárselo de una vez, pero me contengo. Bajo mi mano hasta sus bragas y toco encima de ellas con mucha delicadeza.
Calle se agarra de las sábanas y cierra sus ojos mientras abre un poco más sus piernas.
—¿Se siente bien? (pregunta Poché).
—Sí, no sabes cuanto (dice Calle, seguido de un profundo "Mmm").
La vuelvo a besar, es un beso intenso.
Sigo tocándola, siento como empieza a mojar sus bragas. Dirijo mi vista a su cara, ella muerde sus labios.
—Amor no te aguantes, quiero escucharte gemir (dice Poché).
—¿Estás loca amor? Alguien podría escucharnos (Calle susurra).
—Mi hermano llega dentro de dos horas, no pasa nada.
—Aun así me da pena (Calle baja la mirada).
—¿Por qué? Eres perfecta (Poché sonríe, Calle permanece callada).
Dejo de tocarla abajo y me pongo encima de ella. Beso su cuello una vez más, un gemido pequeño se le escapa en mi oído.
¡Que sonido tan hermoso!
Casi instantáneamente busco sus labios y le doy un beso profundo, callando contradictoriamente aquel gemido, pero fue casi un reflejo.
Beso su pecho y me acomodo en medio de sus piernas. Intento desabrochar su sostén, ella me ayuda alzandose un poco.
Al ver sus senos me paralizo, Laur sonríe. Sonrío al tener su aprobación y me acerco más. Empiezo a tocarlos con mis manos, explorando cada parte, cada sensación. Son suaves, a excepción sus pezones, estos cada vez se ponen más duros y pequeños.
A continuación me los llevo a la boca, juego con ellos entre mis labios. Los aprieto cuidando de no lastimarla, y juego también con mi lengua sobre ellos.
Ella me abrazaba, se aferra a mí.
Continuo besando su abdomen, su hermoso y bien definido abdomen.
Llego a su intimidad, retiro sus bragas acariciando sus piernas y la toco. Está demasiado mojada, pero creo que yo lo estoy aún más.
Me acomodo y empiezo a pasar mi lengua sobre ella. Al principio cuidadosamente con algo de curiosidad, sintiendo las texturas, probando cada sabor luego con más seguridad. Es como miel, es delicioso.
Calle se estremece con cada lamida. Cada vez escucho más sus armoniosos gemidos, antes estos eran tímidos y de tono bajo, ahora son más fuertes, ella no puede controlarlos.
Tiene un orgasmo. Puedo sentirlo.
Ella con gran suspiro deja caer su cuerpo sobre la cama.
Separo más sus piernas aun más e introduzco un dedo. Compruebo lo que pensaba, es virgen.
—¡Poché!
—¿Qué, amor?
—Eso dolió.
—Lo sé, te dolerá un poco al principio pero luego sentirás bien, confía en mi.
Inicio un vaivén lento con mi dedo, Laur suelta quejidos. Con mi otra mano toco su clítoris para que continúe lubricando. Así le dolerá menos.
Al cabo de minutos los quejidos se transforman en gemidos de nuevo. Meto otro dedo y continuo con el vaivén, está vez más rápido.
Ocurre de nuevo, tiene otro orgasmo y seguidamente otro.
Calle gime aun más duro y permanece unos segundos quieta.
Me acerco para besarla, ella me toma del cuello.
—Ahora es mi turno (Calle dice sonriendo).
—Soy toda tuya (Poché responde y le devuelve la sonrisa).
Ella me acuesta y se pone encima mio.
Mientras me besa, ágilmente se deshace de mi brasier.
Acaricia mis senos con sus suaves y delicadas manos. No puedo evitar sonreír ahora.
Se siente tan bien.
De pronto se acerca a ellos y empieza a lamerlos mientras baja sus manos por mi abdomen hasta llegar a mi intimidad. Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, es tan excitante. No aparto mi vista de ella, quiero capturar cada momento, cada segundo sin perder ni un sólo detalle. Quiero recordarlo para siempre.
Ella me toca sobre las bragas tal como yo lo hice, suelto un pequeño gemido.
—Wow, estás muy mojada (dice Calle sorprendida).
—Es por ti, me excitas mucho.
—¿Ah sí?
—Sí. Tu voz, tu cuerpo, toda tú.
Calle sonríe y vuelve a besar mis senos. Tiene su mano dentro de mis bragas, mueve mi clítoris en círculos cada vez más rápido.
Estoy gimiendo. ¿Qué me pasa? Oh... No puedo aguantar más, tengo un orgasmo. Jamás me había sucedido eso tan rápido y fácil, y menos con Cristian.
Quizá Calle no se da cuenta de esto, o quizá se hace la tonta, sigue tocándome y muerde suavemente mi pezón, yo suspiro. Es un dolor rico.
Pronto ella baja hasta mi intimidad y hace lo mismo que yo hice, juega con su lengua.
Sus lamidas son cada vez más rápidas, yo me mojo cada vez más.
Retener los gemidos se me hace casi imposible y para ser sincera, tampoco quiero hacerlo.
Le digo "sigue" mientras acaricio su cabello, ella continua haciendo lo suyo.
Otro orgasmo.
¿Qué demonios? ¿Qué me sucede con esta chica?
Ella se da cuenta de este y para por un segundo, me mira, sonríe y continua.
Me mete un dedo, creo que se da cuenta que no soy virgen porque enseguida mete dos más y empieza el vaivén, pero sin parar de lamerme.
Muerdo mis labios, se me dificulta el respirar. Dios, jamás me había sentido así.
Mi tercer orgasmo se aproxima. Ella saca sus dedos e introduce su lengua, me vengo en ella.
Suelto otro gemido, el más grande, no me importa si alguien me ha escuchado. Una chica de 17 años me ha hecho tocar el cielo.
—Ven aquí (dice Poché sonriendo).
Nos besamos, muerdo sus labios.
Ella sonríe y me abraza, permanecemos así un buen rato. Sólo nos miramos y sonreímos.
—Tienes una hermosa, hermosa sonrisa (dice Poché ).
—Es por ti. Poché , te amo (dice Calle).
—Yo también te amo y mucho (Poché acaricia la cabeza de Calle).
Calle se acuesta en mi pecho de una forma tierna.
—¿Has hecho esto antes? (Calle mira fijamente a Poché ).
—No, jamás había hecho el amor con nadie, eres la primera (responde Poché con una sonrisa).
No, no mentí. Aunque no soy virgen, aunque había tenido sexo antes, jamás había hecho el amor con alguien.
Daniela Calle es la primera, la primera y única. La que me llevó al paraíso, la que hizo que mi mundo se detuviera.
Mi primera vez, mi primer gran amor.

Jugando a Amar (Adaptación Caché)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora