Capitulo 39 "Llamada a larga distancia"

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¡Día de piscina!
Natalia me despertó temprano de nuevo, aún no logro acostumbrarme. Por lo menos hoy no hay otra misa. Hoy a todas las chicas del primer piso nos toca un día en la piscina. Woah, al fin algo interesante.
—¿poché, me queda bien este vestido de baño? (dice Natalia modelando un bikini verde).
—Wow, sí, te sienta bien el estar sin ropa.
—(Risas) ¿eso crees?
—Eh, lo siento, no quise que sonara así, es que con el hábito no se ven tanto tus atributos.
—Pasamos de un piropo insinuante a un insulto (dice Natalia en broma).
—No, (risas) sabes lo que quise decir. Me pondré mi vestido de baño.
Me traje dos vestidos de baño en la maleta, uno de color negro y otro de puntos blancos con fucsia, he decidido ponerme el negro. Natalia se pone una camisa blanca y un short encima de su vestido de baño. Yo hago lo mismo.
Ella tiene un buen cuerpo, es una lástima que no pueda mostrarlo con el hábito encima.
Salimos del edificio y desayunamos. Arepas con huevo y chocolate caliente.
—Es una lástima que no podamos acompañarlas hoy (dice Paula).
—Estamos en el quinto edificio (añade Ally).
—Oh, que mal (dice Poché bebiendo su chocolate).
—Ahora tenemos misa y después clases de jardín, os veremos desde ahí (dice Paula).
«Sus acentos españoles y sus jergas me sacan de quicio, espero que no se me pegue.»
—Cuidado hacéis algo malo (dice Ally y se echa a reír).
—Vosotras podéis vigilar todo lo que queráis (dice Natalia seriamente, Ally para de reír).
Momento incómodo, afortunadamente suena la campana y las chicas se retiraran para ir a su misa, Natalia y yo nos juntamos con otras chicas de nuestro edificio.
—¿Qué tal tus primeras noches aquí? (pregunta Luisa a Poché).
«Luisa es una chica de 14 años, delgada y de estatura media, cabello rubio ondulado.»
—Aún no me acostumbro, pero las camas son cómodas (Poché sonríe).
(Risas).
—Vamos, ¿qué esperáis? Todas a la piscina, moveos (dice una monja instructora).
Todas corrimos hacia la piscina, nos cambiamos en los baños. Dejo mi ropa colgada en un gancho. Todas nos lanzamos a la piscina rápidamente.
Clases de natación por parejas, yo me pongo con Natalia. Ella es una gran nadadora, yo no tanto pero sé defenderme en mar abierto.
En media hora todas estamos relajadas nadando libremente. La instructora está leyendo un libro en una silla.
—Juguemos algo, ¿que os parece? (propone Luisa).
—Ya sé, juguemos a la que más aguante bajo el agua (comenta Natalia).
—¿Jugar eso un Martes?
—Vamos chicas
«¿Martes escuché? Mierda, hoy es 27, es el cumpleaños de Calle.»
Agarro a Natalia por el brazo, ella voltea.
—Necesito que hablemos en privado (susurra Poché ).
—Debemos ir al baño, ya volvemos (Natalia dice a todas).
Salimos de la piscina, las chicas continúan hablando como si nada. Caminamos hacia los baños.
—¿Sucede algo? (pregunta Natalia).
—Hoy es 27 de Junio.
—Sí, ¿y?
—¡Es el cumpleaños de Calle!
—¿Quién es Calle?
—La chica de la que te he hablado.
—Tu ex-novia.
—Exacto.
—Lo lamento tanto, pero no hay nada que podamos hacer (Natalia se da la vuelta, Poché la toma del brazo).
—¡Espera! Sí hay algo...
—Dime qué tienes en mente.
—Necesito usar el teléfono de la oficina de tu tía.
—Imposible, no te lo prestará.
—Eso lo sé, necesito que la distraigas para poder entrar a su oficina.
—No lo sé.
—Por favor, te juro que no demoraré nada, sólo la felicitaré.
—Es muy peligroso, podría meternos en serios problemas.
—Vamos, haré lo que quieras pero por favor (Poché hace una carita de perrito).
—(Natalia sonríe) lo pensaré.
—Tomaré eso como un sí (Poché hace un guiño).
—Carrera a la piscina, la última que llegue recoge las ofrendas en la misa.
Corremos a la piscina. La mañana transcurre lenta para mí, una vez más estoy fantaseando con calle.
La campana del almuerzo suena, todas vamos a los baños, nos secamos y nos ponemos nuestras ropas. Después vamos al comedor, la fila para coger la comida es enorme está vez, supongo que nos demoramos mucho en el baño.
—¿Qué serías capaz de hacer por mí? (pregunta Natalia mientras Poché y ella se sientan en una mesa).
—Lo que sea. Podría arreglar tu cama durante un mes, buscar tu comida.
—(Natalila interrumpe) no te pondría a hacer esa clase de cosas.
—¿Entonces?
Llega Ally.
—¿Qué onda chicas?
—Poché me pedía que me comiera sus galletas ya que no le gusta el chocolate (Natalia le quita una galleta a Poché).
—(Risas) are you fucking kidding me? Ven aquí.
—Regálame la mitad, ¿sí?
—Sólo la mitad, eh.
—Vale (Natalia le devuelve la galleta. Poché la lleva a la boca de Natalia y Natalia muerde la mitad).
—Listo (dice Poché llevándose a la boca la otra mitad).
—Está deliciosa (dice Poché).
—Ustedes harían linda pareja (agrega Ally tranquila, Camila se ahoga con los trozos de galleta y empieza a toser).
«Espera, ¿qué?»
—Menuda estupidez dices Ally (dice Natalia nerviosa).
—Sólo digo lo que pienso (Ally se cruza de brazos, Poché toma un sorbo de su jugo de naranja).
Silencio incómodo.
—¿Qué tal estuvo la misa? (pregunta Poché ).
—Normal, ¿y vuestra mañana en la piscina?
—Normal (responden Poché y Natalia a la vez).
¿Pareja Natalia y yo? Ally debe estar loca, Natalia es muy guapa pero es heterosexual, o eso creo, además yo sigo amando a Calle.
Después del almuerzo tenemos una hora de descanso, todas las del edificio 1 estamos acostadas en el césped. Una chica llamada Beatriz saca su guitarra y empieza a tocar y cantar. La chica canta una alabanza. Pronto empezaron a pasarse la guitarra. Llega a Natalia, para mi sorpresa ella sabe tocar guitarra y canta muy bien.
—Cantas realmente hermoso (dice Poché mirando a Natalia).
—Gracias (Natalia sonríe) ¿Quieres intentarlo?
—¿Por qué no?
Tomo la guitarra, todas las chicas voltean para verme. Pienso muy bien que canción cantar, escojo Who are you - Fifth Harmony. Canto mirando a Natalia o al cielo para no apenarme ni equivocarme. Las chicas me miran atentamente. Al llegar al segundo coro paro de cantar, las chicas aplauden.
—Eso estuvo maravilloso (dice Natalia sonriendo).
—Gracias (Poché sonríe).
—¿Has estado en alguna academia musical? (pregunta Beatriz).
—No, mi madre me enseñó a tocar cuando era pequeña y en el colegio estuve en el grupo del coro.
—Eso explica todo (dice Luisa).
Le paso la guitarra a una chica que está a mi lado.
—Poché, vamos ahora (dice Natalia).
—Vale.
Me pongo de pie y le ofrezco mi mano a Natalia, se apoya en ella y se levanta. Pedimos permiso y nos vamos caminando lentamente a través de los jardines del convento. Miro mis pies mientras camino, Natalia mira hacia delante. Las dos estamos calladas. Para nuestra suerte la madre superiora no está.
Natalia distrae a su secretaria mientras yo me escabullo hacia la oficina. Una vez adentro tomo el teléfono rápidamente y marco el número fijo de la casa de Calle.
—¿Alo? (contesta la madre de Calle).
—Buenos días, ¿se encuentra Daniela?
—No, ella salió hace media hora. ¿Le dejo alguna razón?
—No, gracias. Adiós.
¿No está? Allá son las 10 de la mañana, marco su número de celular.
Sorpresa. Contesta una chica, por su voz diría que de aproximadamente 17 años. Su voz me resulta conocida.
La chica del otro lado de la línea pregunta de nuevo "¿Alo?", en el fondo se escucha una risa ligera y un "Dame mi celular", yo cuelgo sin decir nada. ¿Qué demonios? Arg.
Salgo de la oficina cuidadosamente. Natalia sigue distrayendo a la secretaria, logro salir de la sala de espera. Minutos después Natalia sale.
—Dios, ¿por qué demoraste tanto? Estaba hecha un mar de nervios.
—Lo siento. Gracias por cubrirme.
—¿Y qué tal te fue?
—No pude hablar con ella.
—Oh, lo siento.
—No fue tu culpa. Llegaremos tarde a la clase de pintura, vamos.
—Ok (Natalia sonríe).
Tuvimos una divertida clase de pintura, Natalia intento dibujarme y yo a ella. Después de la clase cenamos ensalada de frutas con yougurt y fuimos a nuestro dormitorio, nos ponemos nuestras pijamas y apagamos las luces.
—No puedo dormir (dice Natalia).
—Yo tampoco.
—¿Harías cualquier cosa?
—(Poché suspira) Nata, ya te dije que sí. Sólo pide sin miedo.
Silencio. En la oscuridad oigo a Natalia caminando hacia mi cama, se sienta en el borde. Después de unos segundos se acuesta sobre mí. Dios, está desnuda. Me toma la cara y me besa.
—Esto es lo que quiero.
—¿A qué te refieres?
—Me estás haciendo dudar sobre mi sexualidad, Poché . Aclarame las dudas.
«¡Woow!»
Natalia me besa, debo admitirlo, besa muy rico. Mi lengua y la suya se encuentran, lo encuentro muy... agradable.
Entonces ella me quita la bata de dormir, dejándome en bragas solamente. Agarra mis manos y las pone sobre su espalda, yo la recorro con ellas hasta su trasero mientras ella me besa el cuello.
Sus manos se adueñan de mis senos y antes de que pueda reaccionar, mis pezones están en su boca.
Suelto un suspiro. Se siente bien pero no puedo seguir.
—Espera, espera (dice Poché ).
—¿Qué sucede? (pregunta Natalia con la respiración entrecortada).
—No creo que esto sea buena idea.
—¿Por qué?
—Es que, mientras te toco y te beso no puedo sacar a Calle de mi cabeza. Quiero decir, podría tener sexo contigo pero no dejaría de pensar que eres ella, que se lo estoy haciendo a ella, ¿entiendes?
Silencio.
Natalia me pega una cachetada, se pone la pijama y vuelve a su cama sin decir nada. Auch.
Dios, ¿por qué dije eso? Las palabras simplemente escaparon de mi boca traicionándome. Entiendo la reacción de Natalia, hubiese echo lo mismo.
Me lo merezco.
No digo nada, ninguna de las dos dice nada. ¿Cómo es que Calle sí puede ser feliz y olvidarme y yo no?

Jugando a Amar (Adaptación Caché)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora