Capítulo 8

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[Cacería – Parte 1]

Caminábamos en silencio. Un silencio demasiado incomodo, pero necesario. Bueno, en realidad le estaba dando su tiempo a Kaden para que cuando estuviera listo lo soltara todo, pero por el momento mantenía el paso firme y la mirada algo perdida, distraído en sus propios pensamientos. ¿Qué acababa de suceder?

Oh, claro. Kaden le había pegado a su hermano, lo que los había llevado a un caótico debate verbal. Ofensas, palabras que jamás imagine que existieran e incluso viejos rencores salieron a la luz entre ellos. Las palabras eran mordaces y filosas como navajas, podían llegar a tener o no un valor significativo, dependiendo de quién era la persona artífice de decirlas en voz alta.

Por suerte nadie había visto nada o estaríamos en problemas. Aunque eso no tenía importancia ahora. Lo hecho, hecho estaba y solo quedaba el remordimiento.

Viendo a Kaden detenerse, por un segundo pensé que se giraría hacia mí, me gritaría fuertemente y luego me trataría de desgarrar miembro por miembro para liberar toda la frustración de su atormentada cabeza, pero no lo hizo. Solo se limitó a permanecer de pie, mirando su palma, esa con la cual había golpeado a su hermano. Estaba teniendo una batalla dentro de su cabeza para alinear cada uno de los eventos pasados. Yo también lo estaría si lastimara a mi única familia por un desconocido, aunque el motivo era lo que más contaba, la simple razón de hacerlo pesaba más.

Me sobresalte cuando este golpeó con mucha fuerza la pared de tierra, el golpe fue seco y tronó al impactar, dejando una pequeña mancha de sangre en sus nudillos y en la superficie.

-         ¿Por qué? ¿Por qué? Maldición. ¿Por qué lo hice? Soy un idiota. Un maldito idiota. ¿Por qué? – aferrándose a la pared, recargándose contra la pared, se deslizo sobre ella hasta tocar el piso y cubrir su rostro con ambas manos, jaloneando su cabello con brusquedad. Tenía que hacer algo. ¿pero qué?

Solo hice lo primero que me vino a la mente. Algo que mi madre solía hacer cuando papá se encontraba demasiado preocupado y parecía perder el control de sí mismo. Envolviendo mis brazos alrededor de su cuerpo, no cubriéndolo por completo porque era enorme, trate de tranquilizarlo mediante el confort de un abrazo. Se resistió a ello y trato de zafarse, pero no lo permití, tomándome de ambas muñecas para formar un candado hasta que después de bramar y forcejear dejo de hacerlo y simplemente comenzó a sollozar. Dejándose llevar por las emociones que lo invadían, incluso yo podía sentirlas alrededor de su cuerpo como una ráfaga de calor emanando de su piel.

Me sorprendió un poco que él también me abrazara, solo que la fuerza de sus brazos  era mayor comparados con mis escuálidos músculos. Me estaba asfixiando y podía sentir mi cuello entumecerse al estar de pie y con el cuello inclinado. No era bueno para la espalda. Dándole leve golpecitos en la espalda, tratando de calmarlo, hasta que relajo un poco su abrazo llave de luchador y se limpió la cara con el dorso de la mano, pasando los nudillos por sus ojos para quitar todo rastro de las lágrimas que quedaban impregnadas en sus pestañas.

Jamás lo había notado, pero al verlo en este estado, Kaden parecía un niño indefenso, tan… vulnerable. Ahora entendía la necesidad de Kadar por protegerlo de todo y todos a su alrededor. Pero ¿era lo correcto?

-         Perdona. No mido mi propia fuerza. – mostrando una pequeña y apagada media sonrisa.

-         Descuida. ¿te sientes mejor? - aclarando un poco mi garganta, ante el leve dolor debajo de la mandíbula.

-         Y-yo… no. No sé qué hacer.

-         ¿te sientes mal por lo que le hiciste a Kadar?

Labios Helados, Lengua CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora