Capitulo 11

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[CACERIA: Batalla mixta parte 1]

La lluvia comenzaba a caer, pequeñas gotas pringaban, pero no demasiado fuerte como para llamarlo una tormenta. El grupo de hombre en ropas negras y con capuchas se reunía en un círculo, terminando de armarse con sus juguetes. Había de todo tipo, navajas, bombas, ballestas, espadas, pistolas Paralyse. Los Cazadores se armaban hasta los dientes, no dejaban ninguna parte de sus ropas en las que no ocultaran alguna arma con la que defenderse, en las botas, debajo de la manga, en el pantalón, cinturón e inclusive en las uñas. A donde mirara encontraba el mismo tipo de vestimenta, expresiones serias y calculadoras, inclusive lo más peculiar el típico tatuaje de un cazador sobre sus cuerpos, en cualquier parte del cuerpo veía la misma insignia de la cabeza de un lobo de frente  con dos espadas atravesándolo.

Estaban fuera de ciudad Zwielicht, donde solo las luces de los vehículos los iluminaban, ya que los reflectores eran utilizados para vigilar el muro de algún posible intruso. Dirigió su mirada hacia donde estaba  un sujeto rubio con peinado mohicano que dejaba su mechón cayera por enfrente de él, Renzo, dándoles las últimas órdenes a sus hombres, quienes no levantaban la mirada, solo se mantenían escuchando lo que su líder les decía. Los cazadores eran seres humanos que habían traicionado a su propia especie para cazarles también, no había diferencia entre humanos, weres, vampiros. Ante sus ojos todos eran iguales y todos eran presas que sus amos les pedían matar.

Reviso el reloj de pulso en su muñeca al sentir el cosquilleo indicándole que tenía que volver a dar su autorización para la salida, todos los collares estaban activados y ninguno mostraba mal funcionamiento. Volvió a reprogramarlo, colocando su huella digital, el artefacto no era más que un cuadrado con una pequeña pantalla y un botón a su costado, pero solo era necesario una orden y todos los collares se activarían enseguida.

La otra razón por la que los Cazadores no se revelaban eran esos hermosos y peligrosos collares en sus cuellos, que estaban completamente adheridos a sus cuellos, si se lo intentaban quitar les desgarraría completamente la garganta y cortaría la arteria carótida, lo cual no solo provocaría su desangre sino también su muerte instantánea, el collar está programado para cerrarse en el cuello del prisionero y asfixiarlo hasta que no tenga signos vitales. En cuestión si pensaran en quitárselo seria como suicidarse.

Se acercó hacia el grupo, pero un chico lo atajo, vestía el uniforme de la policía de ciudad Zwielicht, un color azul oscuro y su insignia en el costado derecho de su brazo. No mayor que Ethan, pero solo en apariencia, ya que a pesar de verse jóvenes, ambos tenían una edad mayor a la humana que no podía contarse solo con mirar el rostro del individuo. Podía tener más de 500 años y decir que aparentaba unos 25, para Ethan el tiempo iba aún más lento y ni siquiera consideraba la cuenta, era desesperante solo contar los años de una vida en solitario.

Llegando a donde estaban los hombres, ellos levantaron la vista hacia él. Renzo suspirando profundamente, su pecho haciéndose más grande y viéndolo con ojos calculadores, ninguna sonrisa por parte de los hombres, todos se mantenían cuidadosos y adoptaban una postura de precaución.

-         Hemos reunido a todo tu equipo. – admitió, tratando de no mostrar ningún tipo de nerviosismo. Jamás lo sentía, pero estar ante demasiados hombres armados, sus sentidos le pedían que los neutralizara uno a uno y después los torturara. Ethan podía parecer tranquilo, pero tenía una parte de sí mismo que no podía controlar y su sed por la sangre era mayor cuando su presa se defendía o sabia como hacerle frente. “un sujeto de cuidado”

-         ¿en serio? Esos sujetos de allá – señalo hacia donde estaban dos hombres vestidos de traje oscuro, con un tipo de casco que no dejaba al descubierto sus identidades,  botas a la medida y la ropa se ajustaba a sus cuerpos, como si el traje estuviera pintado sobre su piel. Ambos mantenían una posición firme y tranquila, sin mover un solo musculo, apartados de todos los demás, Ethan le regreso la mirada a Renzo – ellos no son de los míos, ¿Quiénes son?

Labios Helados, Lengua CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora