Bad Guy 🗡 Karma Akabane

🗡 7

Estaba comenzando a atardecer, cuando Tn y Karma se dirigían al departamento de ella.

– Gracias por acompañarme.

– No te preocupes –le entregó su mochila.– Ten.

– No era necesario que me cargues la mochila, ¿Sabes?

– Sí, pero las guías de Koro-sensei pesan demasiado.

– Buen punto –rió.– Entonces...nos vemos mañana.

– Claro.

La chica besó la mejilla del pelirrojo y sonrió.

– Hasta mañana –saludó, corriendo hacia las escaleras.

El chico sonrió y, en cuanto la vio entrar, comenzó a caminar a casa.

Tn entró al departamento y, tras quitarse los zapatos, se dirigió al living.

– ¿Mamá?

– Ah, llegaste.

La chica giró.

– Ahí estabas.

– Me di una ducha mientras tú tonteabas por ahí. Podrías haber avisado que llegarías tarde.

– Uy sí, te tenía muy preocupada, se nota –dijo sarcástica.

– Mocosa... –chasqueó la lengua, dándole un pequeño golpe en la cabeza.

– Como sea. Tengo un permiso que debes firmar.

– ¿Permiso?

– Un viaje escolar a Kyoto.

– Kyoto, ah...Bien.

– Fírmalo ahora antes de que te olvides.

– Está bien, dámelo.

La chica sacó su cuaderno, lo abrió y entregó el permiso a su madre, junto a un bolígrafo. La mujer se acercó a la mesa y lo leyó.

– Hm. Ya que vas a a estar 2 días, aprovecha por arreglar las cosas con Kenji, ¿No? –firmó y la miró.– ¿Cuántas veces debo decírtelo?

– Mamá, ya basta –tomó la autorización y el bolígrafo.– Iré a bañarme también, no fastidies.

– Tch.

[Semana siguiente]

[Estación de tren de larga distancia]

La clase 3-E se encontraba en la estación, viendo a sus compañeros de otras clases subir al tren de primera clase.

– Vaya...

– Los demás viajan en primera clase.

– Somos los únicos en clase turística. Como siempre.

– Esas son las reglas de la escuela –dijo un profesor.– Se las explicamos cuando llegaron, ¿Recuerdan?

Un estudiante se asomó por la puerta.

– Los estudiantes con buenas notas tienen prioridad para usar los fondos escolares.

Otro se asomó también.

– Caray. ¿Acaso es el hedor de la pobreza lo que huelo?

– Voy a dispararles –gruñó Tn.

– Déjame al gordo a mí –sonrió Karma.

– Hecho.

– Hey, Tn –llamó.

Todos lo miraron; la pelinegra frunció el ceño, y el pelirrojo borró su sonrisa.