Capítulo IXX

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Al entrar a la habitación, nuestras prendas empezaron a estorbar, sus manos apresuradas recorrían todo mi cuerpo, podía notar su urgencia mientras su lengua recorría mi boca sin pedir permiso.

Fuimos interrumpidos cuando tocaron la puerta, era la persona que llevaría nuestras maletas, Adam maldijo en un susurro mientras se separaba de mi.

Cuando estuvimos solos de nuevo, Adam volvió a tomarme, pero ahora yo me alejé rápidamente.

-Quisiera tomar una ducha, me siento algo mareada por el viaje, eso me hará sentir mejor-
Corrí al baño y Adam se quedó en la pequeña sala de la habitación.

Abrí la llave de la ducha, esperé a que estuviera caliente para poder entrar, en cuanto el agua tocó mi cuerpo me perdí y me olvidé por completo de donde estaba.

Cerré mis ojos y empecé a enjabonar mi cabello, solté un grito cuando sentí unas grandes manos acariciar mi espalda, esparciéndome jabón en mi espalda y bajando hasta mi trasero.

-¿Hay espacio para un invitado?- me lo dijo al oído cuando pegaba su entrepierna contra mi, sintiendo cuan duro estaba.

Rápidamente me tomó de las caderas y acomodó su pene para meterlo de un solo empujón, haciéndome gritar. Salimos después de 20 minutos de ducha y sexo.

-Arréglate cariño, usa algo de lo que te compré, saldremos a un lugar bonito- dijo mientras salía completamente desnudo hacia el closet.

Hice caso a su petición y me sumergí entre toda la ropa que cargaba en mis maletas, tenía en mente el vestido indicado para la ocasión y el clima de la playa : un vestido de satin color blanco que me llegaba a las rodillas, no muy formal y elegante, pero tampoco era una facha.

Hice caso a su petición y me sumergí entre toda la ropa que cargaba en mis maletas, tenía en mente el vestido indicado para la ocasión y el clima de la playa : un vestido de satin color blanco que me llegaba a las rodillas, no muy formal y elegant...

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...

Adam me llevó a un restaurante muy lindo, el lugar apenas era iluminado por un hermoso árbol en el centro, del cuál colgaban pequeños focos de color rosa.

-Esperaba estas vacaciones con ansias, deseaba por fin tener un tiempo a solas contigo, quiero conocerte, no a esa chica que tú me has dejado ver, con el cabello , las uñas y la piel radiantes, a la verdadera Lu que se esconde dentro de ti- dijo tomándome de la mano, mientras repartía pequeños besos.

Adam me miraba diferente, podía notar como si forma de mirarme había cambiado desde la primera vez que nos vimos, también su forma de ser conmigo. Tampoco quería hacerme ilusiones, por más que me derritiera por dentro al verlo, por más que me encantara todo de el, tenía que contenerme.

La cena transcurrió tranquila, platicamos de todo y de nada, cosas sin sentido, por primera vez lo hice reír con tonterías, por primera vez no le dio pena reír y mostrar su preciosa dentadura.

Más tarde caminábamos en la orilla de la playa, tomados de la mano, sin los zapatos puestos, mis pies se llenaban de arena, enseguida se limpiaban por el agua que iba y venía.

Adam me jalo hacia el, sacándome el agua, sorprendiéndome por completo, me tomó por la nuca y me besó, lentamente y con cariño, mientras lo abrazaba por los hombros.

Se separó rápidamente del beso, pero pegó su frente a la mía.

-Espera... necesito darte algo, tiene que ser ahora-
Sonrió mientras buscaba en sus pantalones. Era una pequeña caja aterciopelada, la abrió lentamente mientras yo esperaba expectante.

No crean que era una propuesta de nada, solo era un par de aretes hermosos, de verdad enormes, eran 2 grandes diamantes azules con pequeñas piedras al rededor, brillaron en cuanto los vi, de verdad eran relucientes, no podía aceptarlo, eso pudo costar miles de dólares.

-No puedo aceptarlos Adam, estoy sorprendida por este detalle, me encantan, son muy brillantes...pero me vas a caer bien y me seguirás pareciendo atractivo aun si no me dieras esto- le sonreí. - No tienes que comprarme cosas caras para que me acueste contigo, la verdad es que eres muy guapo, lo haría gratis- reí mientras Adam reía a carcajadas conmigo.

-No aceptare un no por respuesta, te los vas a quedar y los usarás siempre, combinan con todo, por eso no tendrás que preocuparte, no importa lo que digas, son tuyos ahora- lo dijo mientras seguía sonriendo, yo no supe que más hacer, solo lo abracé, aparentándolo muy fuerte, impregnando su olor en mi, para nunca olvidarlo.

Seguimos caminando hasta el hotel, ambos estábamos exhaustos, estaba decidida a llegar a la habitación y dormir, sin importar mi ropa o mis dientes. Sabía que Adam estaba cansado también, se notaba en su caminar y en sus ojos, pobre.

Entramos y pasamos por el living, cuando íbamos a llamar al ascensor escuché una voz femenina conocida : -¡¿Addy?!, ¡Oh por Dios!- la chica rubia corrió hacia el y lo abrazó, Adam se quedó inmóvil .

Entonces la pude reconocer...

Lea Montgomery.

Sabía que este viaje no podía ser completamente perfecto.

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AGAINST [Adam Driver] |PRIMERA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora