Capítulo V

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Finalmente, llegó el mediodía y los investigadores acordaron salir a almorzar para descansar y despejarse un poco. L se negó a ir. Yo tampoco iba a salir. Benjamin también rechazó la oferta porque estaba atrasado con su trabajo y no quería que se le acumulara. Él no había apartado su cara de la pantalla y seguía escribiendo el informe detallado de nuestros progresos, que cabe destacar eran nulos y, personalmente, no me gustaban. Milo dijo que el prepararía algo de comer para los que quedaban. Benjamin y yo le agradecimos y volvimos a trabajar.

El silencio era ensordecedor, solo lo rompía la monotonía de las teclas del teclado de Bejamin. Yo me encontraba sentada en uno de los sillones con todos los informes apoyados sobre la mesa ratona, por fin era mi turno de leer los resultados de laboratorio. Una pena que George los hubiera estado acaparando toda la mañana. Definitivamente podía sentir su hostilidad contra mí, como si tuviera un problema personal conmigo. Probablemente, L lo estaba controlando con sus poderes mentales. O simplemente tenía miedo que una chica pudiera hacer "su trabajo solo para hombres masculinos como él" mejor. No me importa. De cualquier manera, yo seguía allí con único objetivo. Resolverlo. Yo iba a ser la que descifrara el código, no L.

Pasaron unos diez minutos y Milo volvió con un plato en cada mano. Le dejó uno a L en el escritorio y otro a Benjamin. El último le volvió a dar las gracias por traerle la comida hasta allí, Milo contestó modestamente y fue a buscar mi comida. Me levante del sillón porque iba a ser muy incómodo comer allí. Benjamin se estiró hacia atrás en su silla y rompió el silencio:

-Ven a comer con nosotros. –Tome la silla que estaba a su lado y la más alejada de L cuestión de poder usar al canadiense de barrera.- Aiden, si quieres, acércate. Está permitido tomarnos unos minutos para comer... antes de que nos empiece a salir humo por las orejas. –Me reí de su chiste tonto. Milo trajo un palto para mí.- Si quieres, trae comida para ti, ven a comer con nosotros. Deberíamos haber ido todos al comedor, ahora que lo pienso.

-Gracias, pero no debería.

-Vamos, quédate a comer con nosotros. –Lo alenté.- Gu...s no está. No vas a comer solo encerrado en la cocina. Nadie va a enojarse contigo por eso. –Me llevé un dedo a los labios.- Guardaremos el secreto.

-Cierto. –Agregó Benjamin.- Me sentiría muy mal de saber que estas comiendo solo en la cocina.

Milo finalmente aceptó y se sentó en la silla junto a mí luego de traerse un plato. Hablamos de un par de estupideces y comentábamos lo que estaba en las noticias. Incluso Milo habló. Cuando terminamos nuestra comida, miré a L que no había ni tocado su plato. Él se lo pierde. Por suerte, estuve con estos dos. Debo admitir que fue genuinamente divertido. Benjamin se volvió a estirar en su silla y exclamó:

-Ah, estoy tan cansado. Como si llevara meses trabajando sin parar. No veo la hora de volver a casa...

-¿Tienes a alguien esperando en casa? –Le pregunté.

-No, no. –Dijo algo incómodo.- Solo quiero relajarme y eso... ¿sabes? –Rápidamente, continuó.- ¿Ustedes no quieren volver a casa? –Luego, se dirigió a mí.- ¿Tú no tienes a nadie esperándote en casa?

-No, nadie está esperándome. De hecho, nadie se preocupa por mí en casa. –Bromee.- Pero, si me permites cuestionar... Bueno, somos detectives... Es altamente probable que todos seamos observadores aquí. Y permíteme hacer la observación, pero eso es un anillo de... ¿compromiso? –Él se miró su mano. Y tocó su anillo, empezó a jugar con él- No soy muy buena con esto, pero me atrevería a apostar que si tienes alguien esperándote en casa. Incluso me atrevería a decir que, por tu reacción, quieres volver a casa a estar con esa persona. Realmente no estás cansado. Solo fastidiado por no poder verla.

-Con ese nivel de observación, vamos a llegar lejos. –Bromeo él.- Si, todo eso que dices es correcto.

-Ahora, el quid de la cuestión. ¿Para qué mentir? Incluso podías presumirnos que tenías a alguien esperándote. Porque, por la reacción de Milo, tampoco hay nadie esperándolo. –Me volteé a Milo.- Sin ofender... -Él se rió y me dio la razón en mi afirmación.- Así qué... no me dejes con la intriga.

-No es nada interesante...

-Vamos, que no me digas es como atrapar al asesino infraganti y no saber el motivo... -Benjamin volvió a reírse algo incómodo.- Supongo que entiendes mi frustración.

-Es que...

-No, no quiero excusas. -lo interrumpí.- Solo estás haciendo que sienta más curiosidad... y no pararé hasta descubrirlo.

Me sentí algo culpable... como si a mí me gustara que alguien me atosigara de esa manera... pero realmente no podía entender por qué nos había mentido. No tenía sentido. Finalmente, metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó su teléfono con un suspiro. Empezó a mover el dedo por la pantalla. Y, finalmente, lo volteó hacia nosotros. En la pantalla estaba Benjamin abrazando por la espalda a otro chico joven. Ambos tenían la sonrisa más grande del mundo y estaban mostrando sus manos, definitivamente, los mismos anillos. Era extraño porque ambos parecían opuestos; el chico que estaba con él tenía su cabello bastante largo y teñido de gris con unos mechones de colores, llevaba un buzo rosa con unas inscripciones en blanco, mientras que Benajmin tenía puesta una camisa blanca y su cabello rubio natural peinado como ahora. No pude evitar sonreír, realmente se veían tiernos...

-Es una foto muy linda. –Le dije mientras seguía sonriendo. Como que me contagiaban su felicidad.

-Gracias. Supongo que comprenderán por qué prefiero mantenerlo oculto. Con la cantidad de veces que te desestimó George después de haber dicho algo interesante para revisar o alguna observación solo por ser mujer... es bastante obvio que lo hace por eso, salvo que se conozcan de antes y sea algo personal, cosa que no parece. Imagina lo que haría conmigo si se enterara... Y prefiero no causar problemas.

-Sí, te entiendo. Milo y yo somos tus cómplices de ese asesinato, no te preocupes. –Bromee y miré a Milo que también estaba contagiado por esa sonrisa boba. Me pareció que estaba pensando en algo pero no dijo nada. Él asintió con la cabeza. Me dirigí a Benjamín nuevamente. - Déjame que te cuente un secreto. –Me llevé una mano a la cara.- Para causar problemas estoy yo.

Ilógico (Ilegal e Insípido: Tercera parte) [Death Note]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora