Cuando todos ya habían dejado de trabajar y se habían retirado a sus habitaciones, me fui a mi cuarto y me puse el pijama, pero tenía dos problemas; uno: no tenía sueño y dos: tenía sed. Iba a salir así vestida pero no me pareció apropiado, en caso de que hubiera alguien. Aunque Gun ya me había dado las buenas noches y los investigadores se habían retirado a descansar así que supuse que no me cruzaría a nadie, pero, igualmente, mejor prevenir que lamentar. Me volví a poner la falda de traje con la camisa que usé en el día (Gun insistió en que mantuviera la apariencia de ser una investigadora como el resto que también vestían de traje todos los días). Salí de mi cuarto hacia la cocina para tomar algo de agua antes de acostarme. Las seis habitaciones se habían dividido de la siguiente manera: yo me quedé con la que había agarrado al principio y L tomó otra para él solo, Gun y el chico que estaba con L tenían la continua a la de L, dos de los estadounidenses tomaron una, dos de los canadienses, otra, y, por último, los de rango más alto de ambos países decidieron compartir.
Cuando salí, me encontré a L sentado aun en una de las computadoras, ni se inmutó por mi presencia. Decidí ignorarlo y continué hasta la habitación que ahora tenía una mesa con sillas para todos y llegué a la cocina. Allí el chico que estaba con L se sobresaltó cuando abrí la puerta. Me miró, me sonrió algo avergonzado y siguió cortando sobre la tabla. Tomé un vaso de los estantes y me serví agua directamente de la canilla sin decir. Lo volví a mirar, me pareció que estaba algo... nervioso diría. A su lado, había una olla con comida y una cuchara de madera que usaba para revolver cada tanto. Dejé la botella en su sitio y me dirigí hacia la puerta. ¿A quién engaño? Me estaba muriendo por saber quién era esta bola de nervios y como había podido sobrevivir vaya a saber cuánto tiempo con L.
-Perdona, pero creo que no sé tu nombre.
-¿Yo? –dijo sorprendido, hasta me pareció escuchar que se le quebró la voz.- M-mi nombre es Milo.
-Oh, ¿Milo? Un gusto. Soy Emma. –Le extendí la mano pero él ni se volteaba a verme. Parecía un niño a pesar de ser mucho más alto que yo. Me moví hasta la mesada que estaba al lado del horno que daba a la pared; me senté de un saltito. Seguí investigando.- ¿Sabes? "Aiden" –hice comillas y cambié mi tono de voz.- ni se tomó el trabajo de presentarte. Podrías haberlo hecho tú igualmente. Aunque no estés allá afuera viendo fotos de cadáveres y leyendo hojas de informes eternos todo el día, eres parte de esto. –Me miró y me sonrió como apreciando el reconocimiento pero seguía mudo.- Y... ¿Qué estás haciendo?
-Oh, ¿esto? – Por fin habló.- es que... bueno... yo... em... estoy un poco... me cuesta acostumbrarme a los cambios de horarios y Gu...s me dejó dormir en el día porqu... -solto una carcajada incómoda mientras se daba vuelta para alcanzar algo del congelador. Cuando lo abrió, ver el frio salir me hizo revolver el estómago.- em... bueno, porque estaba muy cansado.
-Oh... ya veo. - ¿Dudo cuando dijo "Gus" (como se suponía que Gun se llamaba)? Muy imaginativo Gun... De cualquier manera, eso significa que lo conoce desde antes. Entonces, no es un chico cualquiera. Tiene que saber de Wammy's House. Se dio la vuelta mientras llevaba unas zanahorias en sus manos.- Así que Wammy's te asignó a L, ¿no es así? –Todo lo que llevaba, cayó al suelo. Su cara se puso pálida. Lo vi tragar saliva exageradamente. No pude evitar reírme, hacía mucho que no me reía así... - Deja que te cuente un secreto. – Me bajé de donde estaba mientras él recogía lo que tiró. Cuando se levantó, se sobresaltó al tenerme tan cerca. Me llevé una mano a la boca y le susurré.- A mí también me criaron ahí.
-Oh... -vi como todos los músculos de su cuerpo se relajaban.- Somos dos. Bueno, -Volvió a soltar la misma carcajada incomoda y continuó con una sonrisita- tres con L.
-¿Tú también? –Me reí con él y su intento de chiste para que estuviera más cómodo. Volví a sentarme en la mesada. Tomé un poco de agua.- Qué extraño que estés aquí cocinando, y no seas otro detective engreído y competitivo que no puede expresarse con normalidad en lo más mínimo, con problemas de compromiso y un descorazona... -Me miró confundido, casi podía ver los signos de pregunta saliendo de su cabeza. – Bueno, ya sabes... L.
-Tú tampoco te pareces mucho, para serte sincero. –Sonrió.- Jamás hubiera imaginado que... bueno, eso. No pareces "fabricada" –Se nota que comienza a soltarse, hasta hizo comillas con sus dedos y cambió su tono de voz, era más decidido.- en ese lugar.
-Bienvenido al club de los raros entonces. –Ambos reímos.- Déjame ayudarte.
-No, no tienes qué. ¿Cómo vas a cocinar?
-¿Qué? –Dije luego de bajarme de mi asiento y ponerme más cerca para que me diera una tarea.- ¿Desconfías de mis habilidades de cocina? Bueno... haces bien. –Se rió. Miré la tabla de cocina donde estaba cortando, era extrañamente parecida a la del restaurante de... ni siquiera sabía que podía recordar esto. Me aclaré la garganta.- Al menos puedo ayudarte a revolver.
Tomé la cuchara de madera y me puse a trabajar, mientras él cortaba a mi lado. Intercambiamos un par de palabras más. Cada tanto algún chiste malo y nos reíamos. Comencé a cuestionar su forma de cortar, como si tuviera idea. Él, bromeando, comenzó a bloquearme la vista con su cuerpo mientras yo intentaba espiar por sobre su hombro acercándome peligrosamente al fuego. Entonces, me dijo que no hiciera eso por lo peligroso que era. Intente desestimarlo pero estaba algo serio. Finalmente, me pidió si me podía apartar así podía revisar la comida que estaba en el horno. Dejé la cuchara de madera en la olla y caminé hacia atrás. Él se agachó para revisar unas tarteras con cosas dulces que tenía dentro. Aun con el horno abierto y estando agachado, se apartó para dejarme ver y habló:
-¿Qué opinas? –Cuando iba contestar. Su cara cambió de una sonrisa a estar algo preocupado y continuó sin dejarme responder.- ¿Has apoyado la pierna contra la puerta del horno? –Levanté la pierna un poco para examinarme. Efectivamente, tenía una marca bastante grande de color rojo en mi pierna.- Pero, ¿cómo no te diste cuenta de que te estabas quemando? Gun guarda una crema para quemaduras por aquí, déjame ayudarte.
Comenzó a abrir puertas y cajones hasta que sacó un pomo con crema. Mientras tanto, me volví a sentar en la mesada justo frente a la puerta. Suspiré. Qué vergüenza. Debo parecer una idiota. ¿Cómo no voy a darme cuenta de que me estoy quemando? No era una gran quemadura, pero de cualquier manera... Levanté la pierna un poco para volver a examinarla. Cuando me quise dar cuenta Milo la estaba sosteniendo por el gemelo y aplicando crema a la parte quemada parado justo frente a mí. La levantó un poco más mientras bajó un poco su espalda para ver mejor. Me sostuve de su hombro porque sentía como si me fuera a caer. Entonces, se abrió la puerta. Mis ojos se cruzaron con los de L que venía con las manos en los bolsillos. Se rascó la cabeza mientras Milo se daba vuelta y se ponía incómodamente derecho bloqueándome a L. No podía dejar de imaginar la cara de Milo roja como un tomate y a L aun confundido con la situación; sonreí. L rompió el silencio incomodo:
-Milo, cuando termines con eso puedes traerme una taza de té.
-Perdona. -Milo seguía duro como una estatua y L cerró la puerta. Le toqué el brazo pidiéndole permiso. Dio un paso al costado aun sin saber qué hacer.- No te olvides de llevarle el té a su majestad. Me voy a mi habitación. Gracias por eso.
Me despedí con la mano, creo que eso lo despertó de su trance. Me dio las buenas noches y siguió trabajando. Me volví a mi habitación. En el camino miré a L que no apartó la mirada de su pantalla. Como si me importara. Cerré la puerta y me dejé caer. Bueno, si me importa... pero si lo digo la suficiente cantidad de veces dejará de hacerlo. Eso espero.
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Ilógico (Ilegal e Insípido: Tercera parte) [Death Note]
Fanfic*Tercera temporada de Ilegal, en base al primer final de la historia. Continuación de Insípido. Luego de una "despedida" amarga, L e Isa se rencuentran de la manera menos pensada.