Capítulo XVI

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Me dejé llorar varias horas. Nadie intentó golpear la puerta de mi habitación para ver cómo estaba. Supongo que el llanto era lo suficientemente fuerte como para hacerles saber cómo estaba. Por suerte, nadie lo hizo. Aunque me hubiera gustado saber que se preocupaban por mí, solo un poco. Me hubiera gustado que L me hubiera seguido, que hubiera venido detrás de mí, que me hubiera buscado... como siempre quise... pero a la vez entiendo que eso solo hubiera sido complicado. No quiero explicarme, no quiero decir las cosas que pienso, no quiero hacer que todo se vuelva aun mas real. Solo quiero que todo se arreglé por arte de magia. No quiero decirle todo lo que pienso... Solo... Solo quería estar sola con mis pensamientos.

¿Por qué todo con L tiene que ser así? Nada tiene sentido cuando estoy con él. No sé cómo actuar, no sé cómo sentir... no puedo negar, ni lo haré, que siento demasiadas cosas por él... A pesar de que lo único que quiero es olvidarme de él, dejarlo ir, no puedo... no quiero. Sí, lo amo. Lo sé y lo sé hace muchos años... más de los que me gustaría admitir... Y a pesar de estar cansada de luchar contra lo nuestro, por lo nuestro, por todo... no puedo dejar de hacerlo. Quiero estar con él, quiero sentirlo, quiero que todo vuelva a ser como antes... ¿Como antes cuándo? ¿Cuándo éramos niños y no entendíamos nada? ¿A mi adolescencia y todo el odio que sentía porque me dejó atrás? ¿A luego de eso, cuando me uní al caso Kira solo para molestarlo? ¿A cuando vivíamos juntos como pareja, pero éramos tan estúpidos como para hablar y solucionar los problemas sin sentido? ¿Al tiempo en el que no estuve? ¿Por qué querría volver atrás si todo siempre estuvo mal?

Para ser sincera, no sé por qué sigo creyendo que una relación entre nosotros podría funcionar. Después de todo, ambos somos unos inadaptados. Se tenia que decir y se dijo. ¿Qué tanta inteligencia emocional podríamos tener? L jamás vivió como un niño, casi que no vivió como una persona. Él es no es Elle Lawliet. Él es L, no es una persona. es un detective. Casi como una maquina programada para resolver casos. ¿Cuánto podría esperar que tenga reacciones humanas si nunca le ensañaron, si nunca las tuvo porque siempre estuvo esa necesidad de que sea como una maquina sin sentimientos, objetiva, que nada se le escape? Yo tampoco estoy libre de pecado. ¿A quién voy a engañar? Solo puedo pensar en lo que me odio y culpar al resto de mi insatisfacción. Vi a mi padre matar a mi madre, casi me mata a mi también y, en vez de aprovechar la segunda oportunidad, intento matarme solo para que... ¿para llamar la atención? ¿Creía que L se daría cuenta que estaba mal y vendría a buscarme? ¿De verdad quería morirme? Porque cuando podría haber muerto luché por no hacerlo... No sé la verdad... Soy un desastre, igual que L. Y en vez de intentar hacer algo... a pesar de ser consciente de todo... decido tomar el camino más fácil y no hacer nada. Ja.

¿Siempre fui así de patética? Me recuerdo más genial cuando era niña... cuando no pensaba en todas estas cosas, cuando no era consciente... ¿En qué momento uno empieza a pensar en su apariencia? ¿En qué momento uno se empieza a odiar de esta manera? ¿Por qué tuve la mala suerte de ser tan fea? Mi cuerpo es horrible, marcado por los cambios de peso, por los cortes, por las lastimaduras. ¿Cuánto tiene que trabajar una para sentirse bien? ¿Por qué ni siquiera puedo apreciar, aunque sea un aspecto de mí? ¿Por qué no puedo encontrar nada bueno en mí? Nada, ni una minúscula cosa. Dicen que no se puede amar a otra persona si no te amas a ti mismo, pero yo creo que uno aprende a amar y a veces aprendes a amar antes a otra persona que a ti mismo. A veces necesitas que otro te enseñe a amarte porque nunca aprendiste cómo hacerlo... No sé...

Me levanté entre lágrimas y caminé hasta el baño, me saqué la ropa, me odié un poco más mirándome al espejo y me metí a bañar. Cuando salí, evité mirarme a toda costa y me volví a poner la misma ropa. Sin saber que hacer, me volví a la puerta y me puse a escuchar. Definitivamente estaban terminando de mover las cosas para irnos. Escuché la voz de Milo dirigirse a Gun, espero que lo esté mirando mientras le habla. Y escuché como ambos salían por la puerta principal. Me volví a dejar caer y, a pesar de haber creído que ya no podía llorar más, me demuestro lo contrario. Estoy cansada.

Dejo pasar un rato y salgo de mi escondite. No había nadie en la habitación principal. Nada ni nadie. Solo quedaban un par de cajas que seguro Milo y Gun estaban cargando en nuestros respectivos automóviles. Empecé a caminar impaciente por el lugar, dando vueltas en cirulos hasta prácticamente marearme. Me acerqué hasta la puerta de L y levanté mi mano para golpearla. ¿Pero qué iba a decirle? Hola, L. Me di cuenta que ambos somos unos idiotas y no tenemos nada de inteligencia emocional. Por eso no funcionamos. Sí, perfecto. ¿Y después qué? Dejé caer mi mano derrotada. Que venga él a verme si de verdad le importa. Claramente no es el caso porque... No, basta de esto. No más culpar a nadie. ¿Cómo va a saber L que estoy aquí? Yo fui la que me encerré y respetó mi decisión. Si quiero que me siga, no tengo que decirle que no lo haga. Volví a levantar la mano y cerré el puño para golpear, pero se abrió la puerta principal. Salté por la sorpresa en el lugar y dejé escapar aire por la sorpresa. Milo y Gun me miraron y el segundo dejó todo lo que estaba haciendo para venir a abrazarme. Acepté el abrazo y lo correspondí... Creo que esto es lo más parecido a un padre que jamás tendré. Nunca me pregunté que pasó con mi padre biológico. Supongo que seguirá en prisión, pero no lo sé. Desde que llegué a Wammy's, fue como que los borré a todos de mi vida. A mi madre y a mi padre. Tuve que hacerlo, pero creo que es lo que lo que hubiera querido si no hubiera acabo allí. Gun se separó de mí y comenzó a mover sus brazos para hablarme:

- ¿Estás bien? -Asentí con la cabeza mientras siguió.- ¿Segura? Si quieres algo, hablar o lo que necesites, solo tienes que pedírmelo y lo sabes. No te preocupes, todo va a estar bien. Nadie puede hacerte daño, no voy a permitirlo. Te quiero.

Solo le pude sonreír y asentí con la cabeza. Sentía el nudo en la garganta así que lo abracé esperando que entienda que yo también lo quiero. Cuando nos separamos, Milo seguía ahí parado mirándonos. Abrió la boca para decir algo, pero no dijo nada y apartó la mirada. Me acerqué a él y le puse una mano en el antebrazo, como queriendo consolarlo... ¿por qué? Me miró y me sonrió. Gun le indicó con la cabeza que tenían que seguir llevando cajas. Así lanzo una carcajada y me dijo:

-Bueno... el deber llama.

-¿Otra vez?

-Eso parece.

-¿Necesitan ayuda?

- No, está bien. -Milo levantó una de las cajas que estaba al lado de la que tenía mi computadora.- Me debes una. -Bromeó, pero su mirada se volvió a poner triste. Volvió a dudar si decir o no lo que estaba pensando. Pero decidió no hacerlo y camino detrás de Gun hasta la puerta. Gun abrió la puerta con la mano y la empujó con su pie para salir, Milo lo seguía de cerca, apoyó la caja que llevaba y tomo el picaporte para cerrarla pero, antes de hacerlo, me dijo.- Si sirve de algo, L está trabajando en... encontrar a... en encontrarlo. Nunca dejó de hacerlo, no me dijo por qué. Siempre creí que fue por su competitividad, pero creo que esa no era la verdadera razón. Sé que es extraño y no lo dice, pero creo que de verdad se preocupa por ti. Bueno, es todo tu decisión pero creo que... -Milo miró hacía un costado, como viendo a Gun que parecía que lo apuraba, y, antes de desaparecer y cerrar la puerta, terminó diciendo.- Eso... Solo... eso.

Ilógico (Ilegal e Insípido: Tercera parte) [Death Note]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora