PARTE I. CAPÍTULO IX. Intento de acercamiento con la corte imperial

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   Lo que Xóchitl me dijo sobre la situación política y religiosa en Europa me dejó impactado, el potencial creativo con que dotamos a los humanos estaba funcionando mucho más allá de mis expectativas.

Quedé sorprendido y orgulloso, pero sobre todo, temeroso de que tuvieran razón quienes opinaban que tan alto potencial creativo ejercido con libre albedrío propiciaría la destrucción del hombre por el hombre.

- ¿Crees que existan las condiciones para que el milagro de Guadalupe influya de alguna manera en los acontecimientos? –Pregunté sin mucho entusiasmo-

Xóchitl apretó los labios y comenzó a decir.

- Tengo toda la información sobre lo que interesa y mueve a cada uno de los involucrados, y también de lo que esperan de fray Juan, pero no puedo predecir como reaccionarán a la noticia de que las fuerzas celestiales que veneran, están manifestándose milagrosamente en las colonias de occidente.

- Y... ¿Qué es lo que esperan de fray Juan?

- Yo creo que es preferible que no te lo diga para no quitarte la posibilidad de disfrutar a plenitud la emoción de no saberlo todo.

- Pues en esto sí que estoy de acuerdo contigo –concedí-, porque cada vez estoy más convencido de que la sorpresa y la incertidumbre son inspiradoras de la creatividad.

- En ese caso te propongo dar por terminada esta reunión y te invito a que me acompañes a ver Sevilla desde las alturas iluminada por la luna, ¡es algo espectacular!, puede que hasta te surja la vena poética que te di.

- ¡Ahhh, también eso!, ¿qué más soy si se puede saber?

- Pues... enamorado, poeta, buen platicador, piloto, experto esgrimista, pícaro, alegre, irreverente, amante de los juegos de azar, glotón, cautivador...

En eso se dejaron escuchar suaves rasguños en mi puerta.

- Mariano... ¿estáis ahí?...

¡Era Isabel!, yo no supe que hacer, Xóchitl me miró con sorna y levantó sus cejas repetidamente expresando su diversión por mi desconcierto.

- ¿Qué te dije muchachito?, ¿funciona o no mi fórmula hormonal?

- ¡Ya deja de burlarte!, en verdad que no sé que hacer, por un lado me parece maravillosa esta relación con Isabel y por otro me siento avergonzado por abusar de su candor.

- ¡Ja, ja!, sí que eres petulante por méritos propios, porque yo no te puse nada de eso ¿Qué te hace pensar que tú eres el que domina o propicia la situación?, es claro que no estás listo para entender que las mujeres son mucho, pero muchísimo más definidas que los hombres en lo referente a su comportamiento amoroso.

Ella está perfectamente consciente de lo que hace, por que lo hace y los riesgos que corre. Lo que no tiene es una pizca de duda.

- En ese caso... ¿podrías disculparme si no te acompaño a ver Sevilla desde las alturas?, y... ¿puedes irte a ver la Gran Ciudad de México-Tenochtitlan, iluminada por el sol de media tarde?

- ¡Pero que grocerooo! ¿No prefieres que me haga visible para que me presentes como tu prima?

- Pero no, ¡claro que no!, ¿¡cómo se te ocurre!? Yaaa, por favor, te lo suplico...

- Ya, ya, ya, está bien... me voy, pero si me necesitas, ¡llámame!

- Puedes estar segura que no te llamaré, ni...

Sin permitirme terminar la frase, desapareció y su presencia dejo de sentirse en la habitación.

Un nuevo llamado a la puerta, ahora en forma de ligero toquido de nudillos, me hizo olvidarme al instante de Xóchitl.

RECUERDOS TRASCENDENTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora