—Vamos Lázaro, levántate. ¿Qué haces jugando con ese instrumento inútil? —dice Vincent.
—¿Quieres decir este reloj?
—Es cierto, así era como se llamaba... Hace cientos de años que no veía uno. No son muy comunes en Bangard, sabes; tienen poco sentido para nosotros, sus manecillas giran y giran pero nunca llegan a ningún lado.
¿Cientos de años? Quedo maravillado ante las palabras del viejo de la piel rugosa. He aquí un hombre que tiene el mañana en sus manos. No puedo evitar imaginar cuán asombroso sería poder vivir para siempre y lo que aquello podría significar fuera de este mundo estrafalario.
—El tiempo no esperará a los que se quedan rezagados, Lázaro. Si apresuramos el paso, llegaremos a la aldea de Uldrig, donde se encuentra la biblioteca, antes de que caiga la noche. Si vacilamos todos los habitantes ya estarán dormidos cuando alcancemos la aldea. No podremos investigar el crimen del que fue víctima el ángel y encontraremos cerrada la biblioteca.
En las tierras donde la eternidad es real, la vacilación es un crimen.
* * *
El sol carmesí se esconde en el horizonte del enorme desierto de la Tierra Oscura que se extiende hasta donde la alcanza la vista. Sobresale la Torre Oscura del Abismo que se yergue en medio del paisaje. Mi cuerpo llevado por el viento desciende ante ella y mis pies aterrizan sobre la suave arena. Levanto el amuleto del dragón que cuelga alrededor de mi cuello y lo presiono contra las puertas de la torre. Inmediatamente, las puertas se abren de par en par invitándome a entrar y, al pasar, se cierran detrás de mí.
Dentro, arde una candela mágica entre la oscuridad. La tomo con cuidado entre las manos y me dirijo hacia el fondo de la habitación donde encuentro una puerta de madera que lleva a una escalera que desciende en las profundidades de la Tierra Oscura.
Abajo hay solo una pequeña habitación atestada de libros sobre magia negra así como un altar demoníaco. El hedor a moho y la capa de polvo que cubre el suelo y los muebles me hacen pensar que nadie había entrado a este recinto en mucho, mucho tiempo.
Pero no debo vacilar, el tiempo no espera a nadie. Estos sueños que me tarareo a mí misma no se harán realidad por sí solos, debo trabajar para alcanzarlos cuanto sea necesario. Así como puedo dar la vuelta ahora mismo y evadir mi deber, también puedo forzar la marcha; todo depende solamente de mí.
El pequeño paso que me adentra en la habitación se siente como un gran salto que me llena de fascinación. He decidido seguir mi corazón que late cada vez más rápido al imaginar lo que puedo lograr. Y en este lugar lo que puedo lograr solo está limitado por la imaginación. Lo que está por suceder será un momento histórico que jamás podría resistirme a protagonizar.
Estudio con detenimiento cada tomo polvoriento con conocimientos secretos sobre el otro extremo del cielo: el espacio entre los mundos. Al leer estas antiguas páginas prohibidas, ideas desbordan siseando y gritando en mi cabeza, como queriendo cobrar vida propia e implorando desvelo, hasta que logro vislumbrar con claridad en mi mente el mecanismo capaz de convertir a un mortal en un dios. El latido en mi pecho se acelera. Y en medio de la noche, mientras todo el mundo duerme, consumo la invocación.
* * *
En la aldea de Uldrig encontramos una miríada de pequeñas cabañas rústicas de madera, todos sus tejados cubiertos de nieve y sus ventanas nubladas. Un gran edificio dotado de una escalinata y una torre enrelojada sobresale en medio de la aldea iluminada por una enorme luna llena en el cielo y postes en cada esquina de los cuales cuelgan lámparas que encierran fuegos fatuos bailarines de distintos colores.
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Bruja terrenal
FantasyUna bruja internada en el hospital psiquiátrico donde trabajaba su hermano como capellán, a quien no veía desde la infancia, ha sido sometida a un exorcismo; su reencuentro trajo consecuencias más allá de lo que cualquier mente sana puede concebir.