[XV] ARCANVM INMANIS

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El cielo está iluminado por estrellas que en su interior esconden miles de años de secretos sobre el universo. Han visto más maldad y oscuridad que nadie y sin embargo nunca dejan de brillar. Ellas son la llave de la sabiduría inmaculada de la noche y el poder para convertirme en la Reina del Anochecer. El paisaje ante mí es uno con el tiempo, una parte del cosmos que me pertenece en su entereza en su pasado y su futuro por igual. He descubierto muchos conocimientos ocultos hasta ahora pero esta noche conoceré que he existido antes de mí. Volveré a nacer para no morir y visitaré tiempos antiguos gobernados por demonios y dragones con la curiosidad de una niña que juega con los lobos de la noche y observa las estrellas.

En el borde del precipicio, frente a una playa desolada, miro a la luna desvanecerse delante de mí en el reflejo del agua negra. Ha llegado la hora y mi mente empieza a llenarse con preocupaciones.

¿Cómo pude dejarme llevar tan lejos simplemente por vagas promesas? ¿Pero por qué razón me llevaría mi propio corazón por caminos sinuosos, haciéndome pasar una página tras otra, solo para velar mi vista y hacerme trizas al final? Si solo hubiera una marca en el cielo que pudieran ver mis ojos que me procurara un alivio.

Al caer la oscuridad por completo el silencio parece hablarme mientras repaso en mi mente todos los conjuros que he memorizado para esta noche inmortal. Mi cabeza está llena de dudas y siento a la oscuridad misma querer ocultar la verdad entre líneas: aquello que he leído a veces he resistido, pensado que es solo fantasía o, peor aún, temido que me lleve a maldecir mi hora más oscura antes de perecer en el olvido.

Inicio los preparativos del ritual serpenteando en medio de las sombras, encendiendo velas esperando persuadir a la noche de entregarme su eternidad, de no cegar mis ojos, de darme una señal, solo un vistazo en el misterio que esconden las llamas y el fuego tras la angustia y el dolor que he llevado por esta devoción, que me afligen para hacerme como una niña otra vez pero... ¿qué tal si este gran misterio resulta ser nada más que una gran ilusión?

Enciendo un gran brasero de plata y llevo la flama danzante alrededor en contra de las manecillas del reloj para acelerar la evolución de las horas. Pongo mi mirada fija en la bola de cristal. Todo parece ir acorde con el plan.

Extraigo de la bolsa los dos cadáveres completos de ángeles que jamás estuvieron destinados a vivir para siempre y los coloco equidistantes a mí formando un triángulo blasfemo. La voz de la razón me dice "no temas, solo observa a tu alrededor, no cuestiones lo que tus ojos ven" cuando ambos ángeles moribundos y putrefactos se yerguen sobre las rocas lentamente mientras escucho sus huesos chascar. Toman la guirnalda de orquídeas marchitas con sus manos purulentas y coronan así a la nueva Reina del Anochecer, quien no rehúsa su vocación.

A través del tictac del tiempo

Un cuervo se transforma en eco

Una polilla en capullo

He sido llamada al ayer

Como de la orquídea caen los pétalos

De sus pétalos anhelo una cuna

Que se meza con las olas del tiempo

Oscuridad

Llévame contigo

En silencio te imploro volver a nacer.

De la nada y en cuestión de un segundo, el filo de una espada parte en dos a mis nuevos súbditos angelicales de ultratumba a medida que dos hombres en brillante armadura entran en la luz del círculo de velas negras.

—Las profecías eran ciertas, Doriakan. Una bruja realmente aparecería en este lugar bajo el eclipse para hacer un pacto inmoral con la oscuridad.

Bruja terrenalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora