Las llaves

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POV Kara

Bajé del auto de Lena con un nudo en el estómago, incapaz de enfrentarla después de lo que había ocurrido. Caminé hacia el bar y entré, buscando un refugio temporero en el cual pudiera esconderme de lo que acababa de hacer. ¿De dónde sacaría el valor para mirarla a la cara?

—Vaya, vaya, pero miren quién está de vuelta— dijo Imra mientras que me acercaba a la barra. Ella estaba limpiando un vaso. Lo puso de vuelta en su lugar luego de terminar y el paño que había utilizado, se lo colocó en el hombro.

—Dame algo, estoy sedienta— dije, sentándome y recostando la cabeza sobre la barra.

—Son apenas las seis, aún no terminas en el hotel y ¿ya quieres beber, Kara? Después dicen que yo soy la mala influencia— negó Imra.

—Lo eres. Y no me importa, solo dame algo— Imra no objetó y me sirvió un whisky.

—¿Por qué entraste así? — puso el vaso frente a mí.

—Así, ¿cómo? — tragué sin rodeos.

—Como si estuvieras huyendo de la muerte o algo.

—Aah... ni me lo recuerdes.

—¿Eso hacías?

—Claro que no, imbécil.

—¿Entonces?

—He pasado el peor momento de mi vida.

—Tenga, desahóguese.

Imra sacó la botella de whisky y la deslizó por la barra hasta llegar frente a mí. Le conté todo con lujo de detalles. Lo que hace poco me había sucedido con Lena. En pocas palabras venía donde ella a desahogarme, era la única que sacaba de su tiempo para escucharme y claro aprovechaba los tragos gratis, no soy tonta.

—Entonces, en pocas palabras casi violas a una de tus huéspedes.

—Imra, no ayudas en nada.

—Lo siento, pero es que casi lo hacías, aunque creo que ella no se hubiera negado.

—¿Tú crees?

—Kara, eres hermosa y con semejante paquete que te cargas, ¿quién se negaría a estar contigo?— Imra me guiñó el ojo.

—Imra, deja de coquetear conmigo, estás comprometida— dije llenando de nuevo el vaso con whisky.

—Es inevitable— encogió sus hombros.

—Una cerveza— le gritaron al otro lado de la barra.

—Bueno, si me disculpas, ahora debo trabajar— Imra fue hasta el hombre para atenderlo, pero recordó que me había dejado la botella de whisky. Así que volvió para arrebatármela de las manos.

—Esto es de mi propiedad.

—¿Al menos puedo tomar por última vez?

—No, lleva tu bello trasero de vuelta al hotel— respondió antes de guardar la botella.

—Bien, me iré. Pero no me llames, porque no volveré.

—Adiós— contestó Imra para luego atender a su cliente.

No le importó que me fuera. Conociendo a Imra, me rogaría para que me quedara a hacerle compañía, pero hoy no fue el caso. De todas formas, solo había venido a buscar mi auto, nada más. Busqué las llaves para abrirlo, pero cuando metí mis manos a los bolsillos, no estaban las llaves. Hace poco las tenía aquí y ya no estaban. Volví a entrar al bar, tal vez Imra me haya jugado una broma para que me quedara a charlar un rato.

𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝑽𝒆𝒛 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora