Donante

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—Permítanme un momento— la enfermera tecleó ambos nombres y rápidamente salieron sus datos en la computadora. —Sí, Lara Luthor se encuentra en cirugía y Kara Danvers está en la habitación 157. Al final del pasillo, luego de cruzar las puertas azules, enseguida verán la habitación.

—Gracias.

Lex llevaba sujetando a Lena del brazo desde que llegaron al hospital. Esa llamada la había afectado tanto que apenas podía mantenerse de pie. La gente no dejaba de dar vueltas y eso ponía más ansiosa a la pelinegra. Quería saber cómo estaba su niña. Quería verla y abrazarla. Saber porque se encontraba en cirugía.

—Ésta es— dijo Lex y Lena miró los números en la puerta apenas visibles para ella por las lágrimas.

—¿Quieres entrar? — escuchó la voz de su hermano tan cerca, pero a la vez tan lejos. No lo quería hacer, no sabía que le esperaba detrás de esa puerta.

—Iré a buscar al doctor Kent. Vuelvo enseguida.

Al momento que Lex se fue, sintió un frío calar por su espalda, casi sintiendo como si cogieran mil agujas y se las clavaran en su espalda. Levantó su mano izquierda y la dejó descansar sobre la manija de la puerta. No a unos metros de ella vio como Lex doblaba por el pasillo para desaparecer. Ahora estaba sola, y no encontraba las fuerzas para abrir una simple puerta. Pero no había de otra, debía armarse de coraje.

Pasó su otra mano por su cara llevándose con ella algunas lágrimas que había derramado y giró poco a poco la manija. Fue tan lento ese momento que casi lo sintió pausarse. Ya había girado la manija, ahora solo debía empujar la puerta. Dio dos pasos y apoyó casi todo su peso para abrirla.

Ahí estaba, sentada sobre la cama, mirando un punto fijo de la habitación. Tenía pocos cortes en su cara y su muñeca derecha vendada. Cualquiera diría que recién había salido de una pelea de bar. Apenas y parpadeaba, en su rostro se notaba lo dolida que estaba. Las lágrimas descendían muy lentamente por sus mejillas. Lena caminó despacio hacia la camilla, intentando no derrumbarse con cada paso que daba.

—Lena— la escuchó decir en un sollozo. —Yo... lo siento. Todo... todo esto es mi culpa. Es mi culpa que Lara esté aquí. Por mi culpa ella fue la más afectada. Ella es la que debería.... tener este estúpido vendaje, no yo. Carajo... todo esto es mi maldita culpa.

Lena creyó que de pronto iba a caer. Nunca la había visto de esa forma y si ya tenía el corazón roto con lo que estaba pasando con Lara, ahora lo estaba el doble con solo verla así.

—Hace días... me estaba dando a la idea de que... que podía tener una vida feliz. Pero veo que... eso no es para mí. La vida no ha parado de... querer derrumbarme una y otra vez. Cuando la tuve en mis brazos fue el día más feliz de mi vida y... ahora la tienen en cirugía haciéndole no sé qué mierda para ayudarla a vivir. Sigo aquí por ella y no estoy lista para perderla, Kara.... no estoy lista. Ella es todo para mí.

—Lo sé y.... yo soy quien lo arruinó todo. Te lastimé de la forma más...

—No. Tú no hiciste nada, Kara... Tú...

—No merezco que estés aquí, no después de todo esto. Merezco quedarme sola.

—Kara...

—No, Lena. Ve a ver a tu hija, ella... Ella es más importante que yo, no debes perder tu tiempo aquí conmigo.

—Lena, necesito que vengas un momento— Lex había entrado en la habitación. Kara no la miró más, volvió a centrarse en el mismo punto fijo que estaba viendo antes de que Lena entrara. La pelinegra asintió lentamente y salió de ahí.

—Fui a buscar a Kent para ver si podía darme detalles acerca de la condición de Lara y resulta que él la está atendiendo, es el doctor encargado— dijo Lex apenas Lena cerró la puerta. —Vendrá en un momento, se detuvo en el camino para llenar unos formularios. ¿Qué sucedió allá adentro? ¿Kara, está bien?

—Sí, ella solo...

—Disculpen la demora— dijo el doctor.

—Clarke, ella es mi hermana, Lena. Quiere saber acerca de Lara, como te mencioné hace poco.

—Sí, empecemos por el accidente. Se encontraron ambos vehículos en medio de una intersección. La camioneta que se estrelló contra el vehículo de las pacientes venía del lado lateral, el conductor estaba borracho ya las autoridades se encargaron de él. El impacto afectó a ambas, pero más a la niña que quedó atascada con uno de los asientos. Bueno, Lara fue hace poco transferida a su habitación. Debimos hacerle una cirugía en su pierna derecha ya que tenía dos de sus huesos fuera de lugar y sin una cirugía sería una recuperación más larga de lo normal. Gracias a Dios, todo salió bien.

—¿Puedo verla? — preguntó la pelinegra apenas el doctor había terminado. Que él dijera que todo había salido bien, no era suficiente. Necesitaba comprobarlo con sus ojos.

—Debería esperar un poco más, recién acaba de salir de la cirugía. Además necesita una transfusión de sangre ya que por la fractura de la pierna perdió mucha sangre. Tenemos a disposición en nuestro banco de sangre, pero no la necesaria. Necesitamos...

—Un donante— terminó Lena por él.

—Es correcto. Y debe ser lo antes posible.

—Llamaré a mamá, a Eve y tal vez algunos amigos cercanos para que se hagan los análisis y todo eso— dijo Lex sacando su teléfono para comenzar a llamar.

—En cuanto lleguen notifícamelo para comenzar.

[...]

Todos los presentes estaban ansiosos en la sala de espera, Lena no dejaba de dar vueltas. Lex intentó varias veces convencerla de que se sentará, pero fue en vano. Alrededor de casi dos horas Clark volvió con los resultados de los análisis de sangre.

—Doctor...— Lena fue la única en acercarse, los demás solo se quedaron viendo desde lejos. Ella esperaba las buenas noticias de parte del doctor, pero no fueron lo que ella esperaba. Él solo negó.

—No eran los resultados que se esperaban, ninguno resultó ser compatible. Ni siquiera el de usted.

—¿Está seguro?

—Completamente. Pero aún hay posibilidades. ¿Mantiene contacto con el padre de la niña? Podría ser un posible candidato.

Eso era un problema para Lena. No conocía a la persona detrás del donante de esperma. Ni siquiera su nombre, quiso mantener esa parte en el anonimato. Pero el doctor tenía razón, tal vez él sea el portador correcto de sangre. Debería contactar a la doctora y ver si esa persona al menos se encontraba en el país. Y lo peor de todo, si estaba dispuesto a donar de su sangre a Lara. Una enfermera vino a hablar con el doctor para decirle que lo necesitaban en la sala de intensivos.

—Discúlpeme.

Lena se quedó en silencio, tratando de procesar la información que acababa de recibir. Necesitaba contactar al donante anónimo, algo que nunca había considerado antes. Mientras tanto, Lex seguía haciendo llamadas, intentando encontrar a alguien más que pudiera ayudar.

La pelinegra decidió no perder más tiempo y buscó entre sus contactos el número de la doctora que había manejado su proceso de fertilización. Necesitaba respuestas, y las necesitaba rápido. Finalmente, encontró el número y marcó con manos temblorosas, rezando para que la doctora respondiera rápidamente.

Nadie respondió de inmediato, pero siguió insistiendo. Lena le pidió las llaves del auto a Lex para ir ella personalmente a la clínica en busca de la respuesta que no había querido saber hace ocho años atrás.

𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒂 𝑽𝒆𝒛 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora