A esto se le llama angustia. A no saber cómo llamar al sentimiento que te
rebasa el cuerpo. Es abrazar la almohada mientras lloras. Morderte el labio con
pena, reaccionar con violencia y responder mal. Y no saber qué es lo que está
mal. Es esa mente que va a mil. Que no para. Que sigue y sigue. Que pareciera
incluso que quiere caerse de un precipicio, hundirse en la miseria, desaparecer.
Pero lejos de todo eso se te anuda la garganta, se te retuerce el estómago, y así
te quedas, mirando el techo. Porque no hay cielo. No hay aire y no hay agua
que calmen el torbellino que tienes adentro. Que no tiene nombre. Que algunos
llaman angustia, porque ponerle un nombre nos hace sentir más seguros, más
sanos, menos expuestos a lo desconocido.
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De Cabeza
RandomDe Cabeza es un libro que llega a tus manos y no sabes muy bien de qué trata. Tiene historias de amor, de desamor, poesías para llorar, reflexiones que te invitan a tomarte un café con vos mismo y pensar un rato. No es psicología, filosofía y aún as...