Siendo yo pequeña, decidí que tenía toda mi vida para encontrarme.
Como si el tiempo, por una vez, actuara a mi favor. Por aquel entonces, visité un
pequeño circo con tres jóvenes artistas que, en un viejo galpón, se las
ingeniaron para montar un breve espectáculo digno del Cirque du Soleil. Ella,
volaba tenaz por las cabezas del público. Ellos, uno forzudo y bonachón, y el
otro, un enclenque con gracia, se cargaron con las risas de la audiencia. Con tu
entrada, te daban una pequeña pieza de rompecabezas. Yo la pegué en mi
diario íntimo pensando que si uno es simplemente una pieza de rompecabezas,
siempre va a necesitar aunque sea un poquito de los otros.
Y es el día de hoy, que soy esa pieza. Una pieza de un todo que me
sostiene y me abraza cuando algo no encaja. Y una parte de otros
rompecabezas, donde yo puedo tender la mano, el hombro, el oído, y hacer de
sostén cuando el tablero entero parece caer.
Somos pequeñas piezas aunadas, encontrándonos a lo largo del camino.
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De Cabeza
RandomDe Cabeza es un libro que llega a tus manos y no sabes muy bien de qué trata. Tiene historias de amor, de desamor, poesías para llorar, reflexiones que te invitan a tomarte un café con vos mismo y pensar un rato. No es psicología, filosofía y aún as...