The mission: Capítulo II

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Una figura encapuchada corría por los tejados con una agilidad casi felina; dando enormes saltos de uno a otro. Se deslizó por un tubo de cañería, que se encontraba en la esquina izquierda de un edificio, hasta llegar a una ventana; ahí sacó un cortador de vidrio y dibujó un círculo sobre la lámina transparente, metió el brazo y retiró el seguro para abrir la ventana. Una vez dentro, se acercó sigilosamente hasta la cama donde dormía una chica de cabello rojo, Erza. La observó por cinco segundos y desenfundó una daga con el mango hecho de plata, forrado con cuero de color café oscuro; la alzó con la intención de clavarla en el pecho de la pelirroja. Un golpe en la cabeza con un palo lo interrumpió. Natsu se acercó a él para darle el golpe de gracia, pero el encapuchado lo pateó en el estómago, haciendo que soltara en palo, y lo derribó pateando sus piernas. Ambos en el suelo comenzaron a forcejear. Natsu trató de golpearlo pero sus puños eran fácilmente evadidos. El encapuchado por otro lado logró conectarle varios golpes en la cara al pelirrosado, para luego dirigir sus manos al cuello, comenzando a estrangularlo.

-...maldito-musitó Natsu. Colocó sus piernas en el abdomen del encapuchado y lo empujó hacia atrás, haciendo que se estrellara contra un espejo en la pared, el cual se rompió al caer al suelo. Erza se despertó de golpe.

-¡¿Qué está pasando?!-exclamó.

Natsu se levantó del suelo rápidamente y corrió hacia el encapuchado, lo levantó del suelo y le dió un cabezazo en la nariz. La sangre no tardó en salir. El encapuchado colocó su mano en el pecho de Natsu y un impulso de energía lo aventó hacia atrás, directamente a la ventana abierta. Natsu se desplomó dos pisos hasta la planta baja.

-¡Natsu!-Erza se asomó por la ventana muy preocupada. Natsu terminó recostado en el suelo. Su mirada vacía, perdida en la nada. Y un hilo de sangre saliendo de su boca.

Erza giró hacia el encapuchado con una mirada asesina. Extendió su mano y en un destello carmesí apareció una katana. El encapuchado sacó una segunda daga de su costado izquierdo y se preparó para luchar.

Afuera de la habitación caminaba una señora de limpieza con su carrito lleno de sus herramientas. Escoba, trapeador, etc. Limpió una de las lámparas con un trapo húmedo. En el instante que pasó de largo la puerta de la habitación donde se hospedaban Natsu y Erza, el encapuchado la atravesó y se estrelló contra la pared. La puerta se dividió en dos y los pedazos cayeron al piso. Erza salió de la habitación y volteó hacia la señora de limpieza.

-No se preocupe, yo reparo la puerta-dijo con una sonrisa. Y la señora en respuesta. Se desmayó.

El encapuchado se levantó de un salto y atacó a Erza con la daga por delante. En un parpadeo la pelirroja bloqueó el ataque con su espada, sosteniéndola con una sola mano. El encapuchado atacó con la segunda daga de forma ascendente por el lado derecho y fue nuevamente bloqueado. Movía a una velocidad increíble sus brazos en un intento desesperado por herir a Erza, pero en cada estocada fue bloqueado con el menor esfuerzo de la pelirroja. Ni siquiera lo miraba. Harto de la situación, el encapuchado se apartó de Erza, guardó ambas dagas y juntó sus manos a la mitad de su cuerpo. Como si estuviera rezando.

-Es inútil. Desde el inicio ya habías perdido la pelea-declaró Erza.

-Eso no te consta-la misma energía que usó para dejar fuera de combate a Natsu se reunía en ambas manos-demoleré este edificio sobre nosotros. Así mi misión estará completa.

-¿Misión?-musitó Erza para sí misma-no dejaré que lo haga-empuñó la katana con ambas manos al frente y cerró los ojos para concentrarse mejor.

La Última Flama CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora