Fairy Divided:Capítulo XXIX

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Choosing Sides:
Los caídos.
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Después de un largo y agotador día, la noche finalmente se hizo presente; el atardecer, con sus matices azul oscuro y púrpuras, regalaba una hermosa vista para los ciudadanos de Magnolia. Las cosas y los locales prendieron sus luces para, además de eso, iluminar el exterior y brindarles una buena vista a los transeúntes. El gremio de Fairy Tail no era la excepción, las luces ya estaban prendidas, todas menos la enfermería; ahí, en dos camas, se encontraban los dos únicos pacientes: Juvia Lockser, y Morgan Le Fay.

—Gray, no hagas eso por favor... —murmuraba la joven peliazul, inmersa en lo que parecía un hermoso sueño con su amado; en su rostro una extraña mueca de felicidad y emoción, además: abrazaba su almohada como si fuese un tesoro muy valioso—, no podrá entrar.

—No puedo creer lo que estoy escuchando —susurró Morgan, mirando a Juvia con una incómoda expresión.

—Es muy grande... —dijo la maga del agua al darle un besito a su almohada. Morgan sintió pena por ella, la almohada, no Juvia.

—¿Deberia darle privacidad e irme, o tratar de dormir hasta que el cansancio me haga caer? —se preguntó a sí mismo.

—¡Aahh! —gritó Juvia de pronto, provocando que Morgan diera un brinco en su cama—. ¿Ves?, te lo dije. Ahora el perrito se atoró en su puerta.

Morgan se sintió ligeramente aliviado, pues toda esa palabrería de Juvia le hizo imaginar un incómodo escenario; se recostó en su cama para tratar de consiliar el sueño. Juvia dio un largo y prolongado bostezo al mismo tiempo que se enderezaba y extendía los brazos a más no poder; se rascó el brazo izquierdo y abrió lentamente los ojos para ver en donde se encontraba, fue ahí donde vio a Morgan recostado en su cama.

—¿Eres tú, Morgan? —preguntó. El Demon Slayer suspiró y también se enderezó.

—Sí, Juvia. Soy yo.

—No puedo creerlo —musitó—, me alegra mucho que te encuentres bien. ¿Estás mal herido? —quiso saber. En su voz podía notarse la preocupación, y eso fue extraño para Morgan.

—Sólo un poco —comentó—. Nada a lo que no esté acostumbrado. ¿Y tú?

—No, sólo... —Juvia levantó ambos brazos y se examinó detenidamente—, sólo unas cuantas quemaduras.

—Es bueno oír eso.

—¿Estamos en el gremio, verdad? —cuestionó Juvia al echar otro vistazo a su alrededor.

—Me parece que sí —confirmó Morgan—, estamos en la enfermería.

—Llegamos —dijo Juvia con alegría; luego cientos de imágenes inundaron su mente una tras otra, recuerdos de lo que había vivido antes de llegar ahí. Su respiración se aceleró y sujetó su cabeza con ambas manos—. Que...no... —

—¿Te encuentras bien, Juvia? —Morgan de preocupó al verla de esa forma: Tan agitada y asustada de repente. Quiso salir de su cama para ver cómo estaba, pero un dolor agudo en su pierna lo detuvo.

—Yo... —Juvia recobró la compostura, y luego dio un suspiro—, sí, estoy bien. ¿Sabes qué ocurrió con Natsu?

—¿Natsu? —interrogó, Juvia asintió—. N-No...no sé nada de él.

La Última Flama CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora