La Cita

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-Entonces...¿Quién dices que es éste tipo?-le preguntó Gray a una ocupada Erza, quien le estaba cambiando los vendajes al más reciente paciente de la enfermería del gremio. Al terminar, Erza tiró los vendajes sucios a la basura y volteó hacia el mago de hielo.

-Se llama Eneas-respondió tomando asiento en la orilla de la cama de Eneas-él...bueno, a decir verdad no conozco mucho de él; nos ayudó cuando Krecht, el que nos quitó la magia, nos atacó al distraerlo para que Natsu recuperara las esferas de magia. Como agradecimiento lo traje aquí para que se recuperara, y también para hacerle un par de preguntas.

-Mmm...-musitó Gray no del todo convencido-si tú dices que nos ayudó, entonces no le veo el problema.

-Te agradecería mucho si lo vigilaras de vez en cuando, Gray-le pidió levantándose de la cama con delicadeza para no despertar a Eneas. Gray se se exaltó.

-¡¿Quieres que yo lo cuide?!-exclamó. Erza, siseando al mismo tiempo que llevó su dedo índice a los labios, le pidió a Gray que guardara silencio.

-¡Cállate, Gray!-masculló-sólo te pedí que le echaras un ojo algunas veces; Mira y Lisanna lo pueden cuidar mientras tanto.

-De acuerdo. Lo haré-confirmó. Después de escucharlo, Erza se volvió hacia Eneas para echarle un último vistazo; luego caminó hacia la puerta de la enfermería, pero se detuvo al estar justamente al lado de Gray.

-Gracias por echarme la mano con esto, Gray; aunque no te agrade ser "Niñero" de nadie.

-Es lo menos que puedo hacer después de que recuperaras nuestra magia-comentó. Erza dibujó una sonrisa.

-Por ahí dicen nuestros compañeros que te han visto muy pegado a Juvia-Gray reaccionó dando un pequeño brinco hacia atrás y poniendo una expresión que reflejaba nerviosismo.

-¡¿QUIÉN FUE EL ZÁNGANO QUE TE DIJO ESO?!

-Je. ¿Entonces es cierto?-inquirió. Gray no respondió, en cambio desvió la mirada al mismo tiempo que se cruzó de brazos-bueno...sea como sea, sólo te puedo decir que Juvia ha demostrado ser una fiel amiga y compañera del gremio. Tú lo sabes. Y ella merece ser feliz con quien ella decida pasar el resto de su vida; cuídala bien.

Erza reanudó el paso, y cuando llegó al umbral, logró escuchar la voz de Gray; aunque fuera en un hilo de voz.

-No tienes que decírmelo.

(Mientras tanto con Natsu y Happy, en una mesa alejada en el salón del gremio)

-¿Cómo te sientes Lisanna?-le preguntó a la joven peliblanca, quien se encontraba sentada en una silla de ruedas. Ella le sonrió muy dulcemente y tomó la mano del Dragon Slayer.

-Ya me siento mucho mejor, Natsu-respondió con un tono de voz muy alegre-gracias por preocuparte por mí.

-¿Pero de qué hablas? Claro que me preocupo por ti, eres muy importante para mí; para nosotros-dijo haciendo un gesto para señalarlo a él y a Happy.

-¡Aye!-vociferó el felino azul. Lisanna amplió aún más la sonrisa que adornaba su rostro

-Jejeje. Que estemos aquí los tres me recuerda a cuando éramos niños, ¿No lo crees?

La Última Flama CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora